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¿Cuánto tiempo podría sobrevivir una persona en el espacio sin traje?
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CIENCIA CURIOSA

¿Cuánto tiempo podría sobrevivir una persona en el espacio sin traje?

Se trata de una de las preguntas más comunes relacionadas con la astronomía. Y la respuesta, como podrás intuir, es muy sencilla: bastante poco

Foto: Foto: iStock.
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Todo entusiasta de la astronomía seguramente se haya preguntado más de una vez en la vida qué pasaría en caso de no poseer la indumentaria básica e individual de todo buen viaje espacial: el traje de astronauta. Sin él, evidentemente, el ser humano no podría sobrevivir ahí arriba y, de hecho, la habitabilidad dentro de uno de ellos es limitada, como bien muestras grandes películas de nuestro tiempo como Gravity (Alfonso Cuarón, 2013). Estos equipamientos proporcionan aire, agua, protección física y la presión necesaria que se necesita para poder recorrer pequeñas distancias sin estar dentro de una nave espacial.

¿Cuánto tiempo en concreto podría aguantar nuestro cuerpo y nuestra mente bajo estas condiciones? Absolutamente nada, es decir, apenas diez segundos. Así lo explica Stefaan de Mey, oficial superior de la Agencia Espacial Europea (ESA), en un reciente artículo publicado de Live Science que se hace esta pregunta. Probablemente, antes de que cuentes quince habrás perdido el conocimiento completamente debido a la falta de oxígeno.

"La piel no sería lo suficientemente elástica como para hacer frente a este cambio de presión"

Vale, entonces.... ¿Cabría la posibilidad de que pudiéramos sobrevivir un poco más si mantenemos la respiración? No, el problema no es que no haya oxígeno en el aire del que extraer la energía con la que nutrir nuestras células, sino que el oxígeno que llevamos dentro del cuerpo se expandiría, lo que daría lugar a dolorosos y terribles desgarros orgánicos, acompañado de un proceso de ebullición sanguíneo que provocaría embolias por todas las partes de nuestro organismo, como explica de Mey.

Una explosión literal

Los fluidos corporales, como la saliva o la orina que tenemos almacenada, comenzarían a bullir, lo que a su vez originaría que el cuerpo empezara a agrandarse y expandirse. "La piel no sería lo suficientemente elástica como para hacer frente a este cambio de presión", sostiene de Mey, por lo que acabaríamos explotando literalmente y nuestros restos formarían rápidamente parte de basura espacial dispersa por todo el universo.

Aunque estés a la sombra o expuesto a la luz solar, experimentarías un fuerte descenso de las temperaturas de hasta 150 grados bajo cero

En el mejor de los casos, tan solo podrías aguantar unos pocos segundos antes de que de se agotara el oxígeno en tu torrente sanguíneo, lo que provocaría un rápido desvanecimiento. La muerte cerebral se produciría, en cambio, en cuestión de minutos, teniendo como única opción una rauda resucitación en un entorno de nuevo presurizado y rico en oxígeno. Pero, para entonces, seguramente el cuerpo habría reventado al no poder hacer frente a la presión.

Congelado y quemado a la vez

Pero no solo morirías en un pispás ahí arriba por las condiciones químicas y de presión. "Tendrías un grave problema con la temperatura, la radiación y los micrometeoritos", asegura de Mey. "Los trajes espaciales están diseñados para brindar protección física", y no solo atmosférica. Aunque estés a la sombra o expuesto a la luz solar, experimentarías un fuerte descenso de las temperaturas de hasta 150 grados bajo cero, eso solamente en la órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés), lo que te causaría graves quemaduras y congelaciones.

Foto: (ESA)

Por otro lado, también estarías fuertemente expuesto a la radiación solar. El traje, al fin y al cabo, protege contra la radiación ultravioleta que te causaría inminentes problemas de salud como el cáncer, además de sufrir fuertes quemaduras que aparecerían al instante en tu piel. Y, como decíamos anteriormente, también está el factor de que ahí arriba no hay vacío (aunque suena paradójico). Hay, efectivamente, mucho espacio entre distintos cuerpos celestes, pero no tanto entre los diminutos asteroides que navegan por el universo, así como los desechos espaciales de otras expediciones.

Estos desechos y micrometeoritos viajan a grandes velocidades (alrededor de varias decenas de kilómetros por segundo, que no por horas), lo que no deja de representar una gran amenaza para las naves espaciales, satélites y para los propios astronautas, que efectivamente tienen que solventar este problema con trajes espaciales equipados con un extra de protección a modo de capas y capas.

Todo entusiasta de la astronomía seguramente se haya preguntado más de una vez en la vida qué pasaría en caso de no poseer la indumentaria básica e individual de todo buen viaje espacial: el traje de astronauta. Sin él, evidentemente, el ser humano no podría sobrevivir ahí arriba y, de hecho, la habitabilidad dentro de uno de ellos es limitada, como bien muestras grandes películas de nuestro tiempo como Gravity (Alfonso Cuarón, 2013). Estos equipamientos proporcionan aire, agua, protección física y la presión necesaria que se necesita para poder recorrer pequeñas distancias sin estar dentro de una nave espacial.

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