Cómo lavar las sábanas de forma correcta: trucos caseros para que no queden amarillentas
Lo ideal para una correcta higiene es lavar la ropa de cama una vez a la semana con agua caliente, algo esencial para mantener un espacio limpio y sano
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Una de las cosas que más pereza nos producen es cambiar la ropa de cama. Aunque es cierto que irse a dormir con las sábanas limpias es una de las sensaciones más agradables, en ocasiones no prestamos demasiada atención al momento de cambiarlas y no las lavamos lo suficiente. Nos sirve cualquier excusa: "no tengo la lavadora lo suficientemente llena", "no tengo tiempo" o "no están sucias" suelen ser algunas de las principales excusas.
Lo ideal para una correcta higiene es lavar la ropa de cama una vez a la semana con agua caliente, algo esencial para mantener un espacio limpio y sano, ayudar a prevenir las alergias y mantener una buena higiene corporal. Si vives en una ciudad con clima muy caliente, lo mejor es que hagas lavados más frecuentes, porque aumenta tu transpiración nocturna. Lo ideal es cambiar de sábanas todas las semanas y lavar estas al menos a 60 grados de temperatura, para acabar eficazmente con las bacterias.
Además de cuidar que las sábanas no acumulen bacterias, es habitual que con el paso del tiempo, las de color blanco, cojan un tono amarillo que desluce bastante la ropa de cama. Esto se debe, principalmente, al sudor corporal y a las células muertas de la piel que se quedan impregnadas en los tejidos noche tras noche. Por eso es fundamental ventilar la cama cada día.
Bórax o borato de sodio
Para acabar con este color amarillento existen algunos trucos caseros que se puede poner en práctica antes de tomar la decisión de tirar a la basura esa funda de almohada o sábana de tono amarillento. Se trata de una mezcla que consta de tres ingredientes: bórax, detergente neutro para lavavajillas y agua tibia.
El bórax o borato de sodio es, junto a otros ingredientes como el vinagre de limpieza o el bicarbonato de sodio, un imprescindible para la limpieza del hogar. Lo primero que hay que hacer es llenar de agua tibia un barreño y verter un vaso de detergente. Una vez que se ha removido bien, se agrega una cucharada bien cargada de bórax. Hecho esto, se sumerge la prenda de cama y se deja en remojo durante veinte minutos. Transcurrido ese tiempo, se escurre y se mete en la lavadora junto a un trozo de papel de aluminio hecho bola.
Cuando las zonas amarillentas persisten en unas sábanas puedes echar mano del limón y del percarbonato de sodio. Deberás mezclar dos cucharadas de este con 250 ml de zumo de limón y diluirlo en un litro de agua caliente. Deja la ropa blanca en remojo durante media hora; durante ese tiempo, remuévela de vez en cuando. Por último, métela en la lavadora y añade dos cucharaditas de percarbonato de sodio en el detergente habitual.
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Una de las cosas que más pereza nos producen es cambiar la ropa de cama. Aunque es cierto que irse a dormir con las sábanas limpias es una de las sensaciones más agradables, en ocasiones no prestamos demasiada atención al momento de cambiarlas y no las lavamos lo suficiente. Nos sirve cualquier excusa: "no tengo la lavadora lo suficientemente llena", "no tengo tiempo" o "no están sucias" suelen ser algunas de las principales excusas.
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