Su madre le hace una tarta de manzana que sabe un poco "rara": había un ingrediente caducado

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Todos tenemos en la cocina un bote de especias, como pimienta o cominos, que lleva tanto tiempo con nosotros que no recordamos cuándo lo compramos. ¿Las especias caducan? ¿Se ponen malas? Estas son preguntas que no nos solemos hacer con mucha frecuencia, y no miramos la fecha de caducidad de los botes de especias, pero sí lo hacemos con el fiambre o los yogures de la nevera.

Sarah McGonagall, una estadounidense que vive en Nueva York, nunca se había preguntado si las especias podían caducar, hasta que probó una tarta de manzana hecha por su madre, con un sabor un tanto extraño. “Le dije a mi mamá que su pastel de manzana sabía un poco raro este año”, comenzaba contando Sarah en un hilo en X, antes Twitter.

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El Confidencial

A este comentario, su madre le respondió que siempre usaba “la misma receta”, pero que “la nuez moscada estaba un poco grumosa, y tal vez no se mezcló bien”. Con dudas, su madre le mostró el frasco de nuez moscada y Sarah, “después de una pausa muy larga”, comunicó a su madre lo que sospechaba: la nuez moscada “expiró hace 24 años”.

Caducadas desde el año 2000

En una fotografía adjunta, Sarah mostró la etiqueta del bote de cristal de nuez moscada, milagrosamente visible. La fecha de caducidad lo explicaba todo, había caducado en noviembre de 2000. A raíz de este descubrimiento, decidieron “revisar el resto de las especias en el cajón, y ciertamente no nos decepcionó”, narra la joven.

Sarah cuenta que su madre tenía, al menos, 30 botes de especias. Y, tras la revisión de las fechas de caducidad, terminó con tan solo seis botes. Esto es algo habitual en las cocinas de muchos hogares, ya que las especias no suelen tomar mal aspecto cuando se caducan, como sí ocurre con otros alimentos frescos. Al estar deshidratadas y bien almacenadas, no enmohecen y rara vez aparecen insectos en ellas, por lo que continuamos usándolas sin miedo.

Sarah también ayudó a su madre a limpiar “tres estantes llenos de tés fosilizados”, y ahí descubrieron su “mezcla de chocolate caliente favorita… De cuando era una niña pequeña”, explicaba sin sorprenderse. Muchos de esos productos “expiraron años antes de que nos mudáramos aquí”, matiza la joven. A modo de broma, aclara que su madre le ayuda con su arte, y ella le ayuda a “evitar envenenar accidentalmente a nuestra familia”, finaliza.