¿Sospechas que una IA pueda suplantarte en este 2024? Cómo superar esta ansiedad laboral

Se trata de una de las tendencias sociales y económicas más acuciantes de nuestro presente. Es indudable que nuestra relación con la tecnología va a cambiar en este nuevo año. Si en 2023 ya nos familiarizamos con herramientas como ChatGPT, en 2024 llegarán nuevos productos que prometen revolucionar el campo laboral. Y, como sucedió tantas veces en la historia tras grandes inventos, el temor a que nuestra función dentro de la rueda del sistema quede obsoleta es un temor real, pues muchas tareas serán asumidas por las máquinas.

Al principio decían que los trabajos repetitivos y monótonos iban a ser los más afectados, pero luego hemos visto cómo otros que entran dentro del sector creativo (marketing, periodismo o diseño web) también están bajo amenaza de ser reemplazados por una IA. Ya lo vienen avisando desde hace años los grandes popes tecnológicos de nuestra época, y es que la inteligencia artificial no solo nos llevará a una vida totalmente diferente desde el punto de vista del consumidor o del usuario, sino también del trabajador, teniendo que adaptar y reformular (una vez más) nuestras aptitudes para ser unos buenos candidatos a cualquier puesto laboral.

"Bienvenido a la era de la IA-ansiedad", rezaban algunos titulares de hace unos meses en los medios de comunicación especializados en el empleo. No es para menos; 300 millones de puestos de trabajo a tiempo completo están en peligro, según Goldman Sachs. ¿Será el tuyo uno de ellos condenado a desaparecer? ¿Cómo hacer frente a esta incertidumbre por nuestro futuro laboral, un futuro que cada vez queda más próximo?

"Nuestra percepción de que los robots tomarán pronto el control de nuestros trabajos es muy exagerada"

"Es normal sentir ansiedad por el impacto de la IA en el mercado laboral, ya que su evolución es fluida y hay muchos factores desconocidos en su aplicación", aseguraba Carolyn Montrose, profesora de la Universidad de Columbia en Nueva York, en un artículo de la BBC. Pero, como cualquier otra situación que nos produzca estrés en la vida, hay muchas cosas que nosotros podemos hacer para reducir ese malestar y transformarlo en algo positivo. Al final, "las personas tienen el poder de tomar sus propias decisiones sobre cuánto deben preocuparse, así como también elegir si sentirse ansiosos o empoderarse para aprender sobre ella y utilizarla en su beneficio".

Contra la "obsolescencia humana generalizada"

Esta preocupación por el imparable avance de la tecnología no solo se limita al campo laboral, sino también fuera de él. Según recogía la revista Scientific American, hay otros temores latentes como por ejemplo la falta de protección de privacidad de los datos en línea, la revolución que implicará en los sistemas educativos a la hora de hacer trampa en los exámenes o trabajos escolares, e incluso, algo más existencial como viene a ser nuestro papel en el mundo una vez llegue esta especie de "obsolescencia humana generalizada".

Opinión

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Hay que dejar atrás los catastrofismos. Básicamente, porque no sirven de nada si no los usamos en nuestro beneficio, tan solo para permanecer paralizados. "Una cierta cantidad de ansiedad ayuda a motivar, pero demasiada lleva a la inacción", asegura Mary Alvord, psicóloga norteamericana, en el medio anteriormente citado. Hay que ser prudentes y observar el contexto con perspectiva. Y, de alguna forma, prepararse para un hipotético momento en el que la tarea que cumplimos dentro de la organización empresarial, pueda ser sustituida por una máquina.

Esto no solo conlleva volver a formarse o apostar por otra carrera profesional o sector que pensemos que resistirá mejor el golpe. Una buena forma de reducir esta ansiedad laboral, sin ir más lejos, pasa por asociarse con los compañeros para conseguir que el impacto sea menor o no tan acusado como lo planteamos de manera individual. En vez de esconder la cabeza debajo de la arena, como dice Alvord, "los remedios para la ansiedad por la inteligencia artificial pueden ser similares a los de la ansiedad climática". Es decir, pasar a la acción y movilizarse entre tus iguales para analizar la situación con cabeza y amortiguar el impacto de la tecnología en caso de que ocurra algo perjudicial para todos o la mayoría de los miembros de la compañía.

"El hecho de que una tecnología pueda usarse para algo no significa que vaya a implementarse"

Por otro lado, no hay que dejarse llevar por el pánico frente a un hipotético apocalipsis laboral si este no va a ser tan inminente ni real como se piensa. Un estudio realizado en noviembre de 2022 de la Universidad de Brigham Young en Utah demostró que los robots no están todavía reemplazando a los trabajadores a un ritmo tan avanzado como la gente suele pensar. Por aquel entonces, el 14% de los trabajadores afirmaron que sus tareas ahora las realizaba un robot. "Nuestra percepción de que los robots tomarán pronto el control de nuestros trabajos es muy exagerada", aseguraba Eric Dahlin, profesor de sociología y autor principal de dicho estudio. "Los que no perdieron su empleo lo sobreestimaron aproximadamente el doble, y los que lo perdieron tendían a sobreestimarlo hasta tres veces". Y es que, como recuerda Dahlin, "el hecho de que una tecnología pueda usarse para algo no significa que vaya a implementarse", al menos no ya.

Hay que considerar todas las variables, y aunque 2024 sea un año muy prometedor en cuanto a tecnología avanzada se refiere, los seres humanos seguiremos siendo importantes a la hora de realizar ciertas tareas en las que la máquina podrá tomar solo la figura de acompañamiento y ayudante. A fin de cuentas, puede suceder lo mismo que con los coches automáticos: sí, en un futuro es posible que se prohíba conducir manualmente debido a un alto perfeccionamiento de la programación informática de los vehículos, pero eso no quiere decir que sea más confiable para nosotros dejar el mando de la conducción al propio automóvil. Siempre habrá un margen de desconfianza en cuanto a lo que la máquina nos puede ofrecer, y en muchos casos se preferirá la figura de un humano en los contextos decisivos.