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El histórico experimento que consiguió que un gran número de gente redujera su consumo de alcohol
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El histórico experimento que consiguió que un gran número de gente redujera su consumo de alcohol

Hace dos años se publicó un estudio en el que se asoció el alto riesgo de sufrir cáncer por el consumo continuado de alcohol con medidas concretas para atajar su ingesta. Y resultó un éxito

Foto: Foto: iStock.
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Uno de los grandes invitados en la mesa de Navidad y de cualquier fiesta también es uno de los mayores enemigos para la salud a corto y largo plazo: el alcohol no deja de ser una de las sustancias más tóxicas y destructivas para nuestro organismo, sobre todo si se consume de forma prolongada en el tiempo o en breves episodios pero de forma muy intensa. Está tan normalizado en nuestra sociedad que resulta imposible desligarlo de las celebraciones.

Y, aunque sea en pequeñas dosis, es uno de los mayores factores de riesgo de padecer enfermedades mortales como el cáncer en el futuro. También está relacionado con las enfermedades cardíacas o problemas digestivos, por no hablar de un mayor riesgo de sufrir trastornos mentales como la ansiedad o la depresión. Por más campañas que se hacen para concienciar de sus nocivos efectos para la salud, resulta muy difícil eliminarlo de nuestra dieta por completo, sobre todo si estás acostumbrado, ya que como cualquier droga genera tolerancia y dependencia.

En 2021 se publicó un estudio en la revista Addictive Behaviors que propuso una forma muy eficaz de intentar reducir o eliminar su consumo por completo, y ahora se ha publicado una nueva revisión en la que garantizan su eficacia. El secreto no es nada del otro mundo: concienciarse bien de por qué hay que reducir la ingesta y tener bien claro cómo hacerlo. "Descubrimos que combinar la información sobre los riesgos de padecer cáncer y consumir alcohol con una acción práctica muy concreta como es el hecho de contar el número de ingestas, dio como resultado que los bebedores crónicos redujeran la cantidad de alcohol que tomaban", aseguraba Simone Pettigrew, economista y psicóloga del Instituto George para la Salud Global, en declaraciones recogidas por la revista Science Alert.

"Mucha gente no sabe que el alcohol es cancerígeno. Es la información más valiosa a la que los bebedores deberían tener acceso"

Para realizar el estudio, se realizaron tres encuestas por tandas: en primer lugar, fueron 7.995 las que se sometieron a la primera ronda; de ellas, 4.588 completaron la segunda tres semanas después las 2.687 restantes lo hicieron otras tres semanas después. Antes, fueron divididos en tres grupos a los que se les expusieron distintos anuncios y mensajes sobre los efectos de las bebidas alcohólicas. Al final, descubrieron que la forma más efectiva de reducir su consumo fue un anuncio en concreto de televisión que vinculaba directamente el cáncer con la ingesta de alcohol, a la par que mostraba una ligera sugerencia de empezar a contar el número de vasos que se tomaba una persona al día.

10.000 cánceres en un año

"Mucha gente no sabe que el alcohol es cancerígeno", aseguraba Pettigrew. "Es la información más valiosa a la que los bebedores tendrían que tener acceso. Pero decirle a la gente que el alcohol causa cáncer no es la solución, sino también brindar estrategias para que reduzcan su riesgo". No en vano, según la Organización Mundial de la Salud, está detrás del 7% de las causas de muerte prematura por esta enfermedad en todo el mundo. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) cifró en la prestigiosa revista The Lancet Oncology que el consumo ligero o moderado de esta sustancia (hasta dos bebidas al día), causó 100.000 casos de cáncer solo en 2020.

Foto: El consumo moderado de alcohol también provoca cáncer, según un estudio. (Foto: iStock)

Aunque la concienciación por parte de las agencias de salud es importante, más aún son las decisiones personales y de consumo que tomamos basándonos en nuestra propia experiencia. "Hay recursos limitados que vean la efectividad de las campañas para reducir el consumo de alcohol, pero es importante descubrir qué mensajes resuenan mejor para garantizar que haya más posibilidades de que funcionen", concluye Pettigrew. Por tanto, y sin que sirva de excusa la Navidad o las reuniones entre amigos, cuenta el número de vasos que te llevas a la boca al día e intenta reducirlos en la medida de lo posible poco a poco. Y, a la par, investiga sobre cómo se relacionará esa ingesta con las probabilidades de padecer alguna enfermedad mortal.

Uno de los grandes invitados en la mesa de Navidad y de cualquier fiesta también es uno de los mayores enemigos para la salud a corto y largo plazo: el alcohol no deja de ser una de las sustancias más tóxicas y destructivas para nuestro organismo, sobre todo si se consume de forma prolongada en el tiempo o en breves episodios pero de forma muy intensa. Está tan normalizado en nuestra sociedad que resulta imposible desligarlo de las celebraciones.

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