Dejó su móvil a un desconocido y la espiaron todo un año: esta ‘tiktoker’ cuenta su pesadilla

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Puede que pensemos que, para que alguien nos espíe el teléfono móvil y sepa nuestra ubicación, se necesitan grandes conocimientos informáticos y programas espía sofisticados. Pero nada más lejos de la realidad. El propio smartphone y algunas de sus aplicaciones tienen todo lo necesario para que podamos saber, con y sin consentimiento, dónde está otra persona.

Hay herramientas que permiten compartir ubicación de manera consciente, y esto es especialmente útil entre padres e hijos o amigos de confianza. Pero lo que le ocurrió a Lu Jiménez fue de película de terror, al más puro estilo Joe Goldberg de la serie You. La joven cuenta en un vídeo de su cuenta de TikTok cómo un conocido se pasó un año espiándola y conociendo su ubicación en tiempo real, las 24 horas del día, sin que ella hubiese dado su consentimiento ni se diese cuenta.

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La joven narra todo lo que le ocurrió y cómo averiguó que esa persona le estaba espiando, para advertir a sus seguidores y que no le ocurra a nadie más. Lu explica que hacía cosa de un año, había quedado con un amigo que “estaba un poco obsesionado conmigo”. Ese día, este amigo le pidió prestado el teléfono móvil. Ella confió en él y le prestó el smartphone, al tiempo que aprovechaba para irse al cuarto de baño.

Un acoso que duró un año

Al volver a tener control de su teléfono, la joven no vio nada extraño. Sin embargo, tiempo después, cuando Lu ya no tenía contacto con ese conocido, comenzaron a ocurrir encuentros sospechosos. A pesar de no hablarse, esta persona aparecía en cualquier lugar que estuviese la tiktoker. “Llegaba a mi casa y me la encontraba. Iba a un restaurante, y estaba esta persona. Iba a un centro comercial, y estaba esta persona”, detalla Lu recordando esos encuentros.

“¡Qué casualidades de la vida!”, pensaba la joven, sorprendida de encontrarse a su conocido en todas partes, y más al vivir en Madrid, que es una ciudad grande. La cosa fue a más, y Lu comenzó a coincidir con esta persona, incluso fuera de la ciudad, en alguna escapada de fin de semana.

Lu comenta que empezó a sospechar, y le contó su situación a un amigo de la universidad. Este se encargó de revisar si el sospechoso tenía alguna cuenta iniciada de alguna red social o correo en el teléfono de Lu. Y resultó que así era. El sospechoso había guardado su sesión en la aplicación de Gmail del iPhone de Lu, un correo que la joven no usa más que “para spam”, porque su correo principal es de Apple Mail.

Al tener guardada y activa la sesión en el teléfono de otra persona, el sospechoso podía consultar desde su propio panel de administración de Gmail en qué dispositivos tiene iniciada la sesión y, lo más importante para este caso, en qué ubicación se encuentra. Para finalizar, la joven recomienda a sus seguidores que comprueben este aspecto en sus cuentas de redes sociales y de correo, para evitar ser espiados por otras personas que hayan podido acceder a su teléfono o su correo. Y es que, “da pánico que os hagan eso, porque es una invasión de la privacidad acojonante”, concluye.