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Esto es lo que le pasa a tu cuerpo si bebes cerveza todos los días (aunque sea un poco)
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Esto es lo que le pasa a tu cuerpo si bebes cerveza todos los días (aunque sea un poco)

Aunque te den muchas ganas para desconectar rápidamente de la rutina, beber este alcohol fermentado de manera cotidiana puede producir daños al organismo en ocasiones irreversibles

Foto: Foto: Anna Szilagyi. (EFE)
Foto: Anna Szilagyi. (EFE)

Una buena cerveza fría con alguien a quien quieras y nada más. Este es el deseo de muchos al llegar el fin de semana en caso de que tengan energía y ganas de socializar. Dicen que un poco de alcohol ejerce como lubricante de todas las relaciones sociales. Lo cierto es que sí que ayuda a que exista un mayor tiempo y espacio para las confidencias, pero las consecuencias, sobre todo si te pasas, no son nada buenas ni agradables al organismo.

Pero... ¿Qué es pasarse? ¿Dónde está la medida justa y positiva? No, no la hay. Si quieres llevar una vida realmente sana, cualquier tipo de bebida alcohólica es del todo desaconsejable. Como sucede con otras sustancias químicas nocivas y adictivas, hay determinados productos que son percibidos como más inofensivos. Es el caso de la cerveza frente a otras bebidas etílicas, las cuales tienen considerablemente más gradación. Aunque pensemos que no pasa nada por tomarse una (tan solo una) cerveza al día, aunque solo sea para aliviar el estrés o disfrutar de la compañía, en realidad esta mala costumbre puede producir graves consecuencias en el organismo.

"El estado de deshidratación prolongado influirá en que cada vez tengas peores resacas y peor rendimiento físico"

El consumo diario y continuado de esta bebida alcohólica fermentada puede producir un sinfín de agravios para la salud, desde un aumento de peso indeseado a problemas hepáticos en casos más graves o donde existe cierta compulsión. Por ello, es esencial conocer de manera directa a qué problemas nos podemos enfrentar si no tomamos cartas en el asunto y cortamos por completo con esta tendencia. La revista Eat This Not That ha consultado con distintos expertos para saber a qué debemos atenernos y cortar su consumo.

Aumento de peso

Lo primero que notarás. La cerveza tiene un alto contenido de calorías vacías, por lo que si la consumes a diario te notarás, como mínimo, más hinchado. Un estudio de 2015 resolvió que estas calorías, junto con el alto nivel de carbohidratos, tiende a acumularse de forma rápida. "La cerveza tiene un alto contenido calórico que contribuye a la obesidad, sobre todo las IPA, que son especialmente densas", asegura Michael Masi, coach personal.

Deshidratación

Puede parezca inofensivo tomarse una cerveza al día, pero al cabo de un tiempo empezarás a notar una sensación de mayor cansancio y sed. Al ser diurético, obliga al cuerpo a expulsar más líquidos de los que ingiere, por lo que corres el riesgo de padecer síntomas de deshidratación si abusas de su consumo. "El estado de deshidratación prolongado influirá en que cada vez tengas peores resacas y peor rendimiento físico", recalca Masi.

Un sistema inmune más débil

Un estudio publicado en 2015 resolvió que el consumo excesivo de alcohol puede suprimir la acción inmune del organismo, haciéndote más propenso a sufrir enfermedades infecciosas. Según los Institutos Nacionales de Salud británicos, te puedes arriesgar a una inflamación hepática, a la enfermedad del hígado graso o cirrosis si se mantiene en el tiempo.

Trastornos del sueño

Aunque al ingerirla notas una leve sensación de sopor, consumirla todos los días, y sobre todo cerca de la hora de dormir, interferirá en tu capacidad para obtener un buen descanso, acortando las horas de sueño o haciéndote más propenso a despertarte en mitad de la noche. "El consumo de alcohol puede provocar despertares más frecuentes, reducción de la fase del sueño REM, la cual es esencial para mantener la memoria y regular el estado de ánimo, así como también acabar teniendo un sueño más ligero y fragmentado", advierte Masi.

Deficiencia de vitaminas y nutrientes

El alcohol impide que absorbas la cantidad necesaria de vitaminas y minerales, en particular de la vitamina B, la cual se asocia con la energía y la salud en general. "El alcohol puede inflamar el revestimiento del estómago, lo que lleva a una disminución de la producción de ácido estomacal, que es crucial para digerir los alimentos. Debido a que el hígado es central para llevar a cabo la función metabólica, esto afectará a su capacidad para almacenar y utilizar ciertas vitaminas y minerales", avisa la experta.

Problemas cutáneos

El alcohol no solo deshidrata el organismo, también nuestra piel. Además, dilata los vasos sanguíneos, lo que también se puede traducir en un enrojecimiento facial continuo o una rotura de capilares. "Con el tiempo, la deshidratación puede reducir la elasticidad de la piel y contribuir al desarrollo de arrugas", advierte Misa. "Además, el alcohol interfiere en la absorción de nutrientes, de vitaminas y minerales, en especial de antioxidantes, que son esenciales para la salud de la piel", lo que quiere decir que tu piel se regenerará peor.

Un mayor riesgo de cáncer

Como es obvio, el consumo de cerveza o de cualquier otro tipo de bebida alcohólica de una manera continuada puede hacerte más propenso a ciertos tipos de cáncer, como el de estómago, el de boca, garganta o esófago. El etanol de la cerveza daña a las células y a su membrana protectora, dejándolas desprotegidas.

Una buena cerveza fría con alguien a quien quieras y nada más. Este es el deseo de muchos al llegar el fin de semana en caso de que tengan energía y ganas de socializar. Dicen que un poco de alcohol ejerce como lubricante de todas las relaciones sociales. Lo cierto es que sí que ayuda a que exista un mayor tiempo y espacio para las confidencias, pero las consecuencias, sobre todo si te pasas, no son nada buenas ni agradables al organismo.

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