¿A qué edad somos más felices? Esto es lo que dice la ciencia

Con frecuencia utilizamos la expresión "estar en la flor de la vida" cuando hablamos de edad, de crecer o envejecer. Con ella solemos buscar restarle importancia al miedo que ello puede suponernos, porque viene a decir algo así como que no hay edad para nada, que los años y el tiempo son una cuestión positiva, que la felicidad siempre es posible.

Así, lo mismo nos vale esta frase para quien acaba de cumplir 15 años, 25, 40 o 70. Porque, ¿acaso el mejor momento no puede ser cualquier momento? Por supuesto que, como seres humanos, la conciencia con respecto a nuestra muerte es irremediable, y llega casi tan pronto como llega la propia conciencia de estar vivos. Sin embargo, acercarse a ella también significa vivir, al fin y al cabo, estar haciéndolo.

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En este juego complejo de la realidad de la vida, ¿podría existir una edad más feliz que otra? ¿Podemos establecer algún patrón al respecto, alguna tendencia? ¿De qué dependería? Un nuevo estudio nos ofrece nuevas posibilidades al respecto, con alguna que otra respuesta.

La cuestión del bienestar subjetivo

Un grupo de investigadores de la Universidad Ruhr de Bochum, en Alemania, han examinado las tendencias en lo que denominan bienestar subjetivo a lo largo de la vida, basándose en 443 muestras de estudios longitudinales para los que han participado un total de 460.902 participantes. Y sí, los datos apuntan a un período concreto.

Susanne Bücker, una de las autoras principales, explica que para conseguirlo se centraron "en los cambios en tres componentes centrales del bienestar subjetivo: la satisfacción con la vida, los estados emocionales positivos y los estados emocionales negativos".

La satisfacción con la vida iba disminuyendo entre los 9 y los 16 años, pero luego comenzaba aunque despacio a crecer hasta los 70 años

Los hallazgos finales muestran que la satisfacción con la vida iba disminuyendo entre los 9 y los 16 años, pero luego comenzaba aunque despacio a crecer hasta los 70 años. Entonces, de nuevo, disminuía hasta los 96 años. En concreto, los estados emocionales positivos mostraron una disminución general desde los 9 años hasta los 94 años. Sin embargo, los estados emocionales negativos fluctuaron a lo largo de la línea de vida: primero lo hicieron ligeramente entre los 9 y los 22 años, luego disminuyeron hasta los 60 años y luego aumentaron otra vez.

Una puerta abierta a mejorar

"En general, el estudio mostró una tendencia positiva a lo largo de un amplio período de la vida", como resume Bücker. Los investigadores atribuyen el ligero descenso de la satisfacción con la vida entre los 9 y los 16 años, por ejemplo, a los cambios hormonales, así como a los que se suceden en esa etapa con respecto a la vida social.

De la misma forma, al final de la edad adulta, todos los componentes del bienestar subjetivo tienden a empeorar de nuevo. "Esto podría deberse a que en las personas muy mayores el rendimiento físico disminuye, la salud a menudo se deteriora y los contactos sociales empiezan a reducirse", sostiene la investigadora.

Con estos resultados como base, el estudio destaca la necesidad de considerar y promover el bienestar subjetivo con sus diversos componentes a lo largo de la vida. Sus hallazgos, de hecho, son una puerta abierta a la orientación necesaria para el desarrollo, por ejemplo, de programas de intervención, especialmente aquellos destinados a mantener o mejorar el bienestar subjetivo en las primeras y las últimas etapas de la vida.