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¿Sabes dónde se encuentran los oídos de los pájaros?
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¿Sabes dónde se encuentran los oídos de los pájaros?

Qué duda cabe de que las aves escuchan, y si aún cuestionas esta capacidad basta pasar cerca de un loro... Aunque ni en ellos ni en ningún otro ejemplar de su especie alcancemos a ver oídos están ahí

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Es una de las primeras partes de nuestro cuerpo que reconocemos, porque con ellas aprendemos a escuchar el mundo, y eso le otorga un poder relevante o un puesto significativo dentro de la conciencia acerca de uno. En la escucha, además, nos sostenemos, literalmente, pues a través de este sentido nuestro cuerpo consigue mantener el equilibrio sobre el suelo. Así, las orejas resultan clave.

Entre mamíferos, su ubicación puede variar, aunque por lo general los órganos auditivos se sitúan a cada lado de la cabeza (de ahí su capacidad de equilibrarnos). Solo algunas especies como el murciélago presentan orejas bien distintas, pero también los delfines y las ballenas, cuyas orejas se ubican dentro del cráneo.

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Algunos animales, como los perros o los caballos, pueden mover ambos pabellones auriculares para seguir la dirección del sonido, lo que les permite afinar hasta límites insospechados sus capacidades en este sentido. Sin embargo, los humanos no podemos. Pero… ¿Qué pasa con las aves?

¿Escuchan peor?

Compuesto por tres partes (el oído externo o lo que conforman el pabellón auricular y el conducto auditivo externo, el oído medio y su martillo, tímpano, yunque, estribo, trompa de Eustaquio y mastoides, y el oído interno, con la cóclea y vestíbulo), estos órganos también desempeñan un papel esencial en la comunicación y, por tanto, en la supervivencia de la especie.

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Resulta que esa supervivencia también ha sido posible en el caso de las aves porque también tienen orejas, claro. De hecho, si has estado cerca de un loro, sabrás perfectamente que lo mucho que pueden escuchar. Si no, cómo iban a tener esa capacidad de repetir cualquier cosa que se dice a su alrededor con vocabulario humano. Son orejas distintas a las de los mamíferos y a las de los humanos, pero están ahí para cumplir con todas sus funciones.

Cubiertos de plumas, los órganos auditivos de cualquier pájaro quedan ocultos al exterior de sus cabezas. ¿Eso significa que escuchan peor? En absoluto. No es casualidad que queden tapadas, ya que esto mismo mejora la aerodinámica del vuelo. Teniendo en cuenta que algunos pájaros alcanzan una velocidad de más de 120 km/h. Se trata, por tanto, de una estrategia biológica, un avance evolutivo, que les protege del dolor que supondría volar con orejas al aire (nunca mejor dicho).

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En lugar de tres, eso sí, sus oídos tienen dos partes: la externa y la interna. La primera parte vendría a ser el tímpano o abertura cubierta de plumas, mientras que la segunda contiene el resto de mecanismos necesarios para recibir y transmitir los sonidos al cerebro del animal. Con ello les sobra para tener una excelente audición, llegando a detectar sonidos en frecuencias mucho más bajas que las que detectaría un oído humano.

En algunos mamíferos, en particular elefantes y conejos, las orejas también desempeñan un papel en la regulación de la temperatura corporal, pues contienen numerosos vasos sanguíneos capaces de dilatarse para ayudar a disipar el calor que emite el propio organismo. Aunque esto no se da en las aves, ellas también utilizan sus oídos para comunicarse con otros miembros de su especie, para tareas tan fundamentales como la búsqueda de presas, pero también para detectar la presencia de depredadores y así huir, orientándose en los caminos a través de lo que escuchan.

Es una de las primeras partes de nuestro cuerpo que reconocemos, porque con ellas aprendemos a escuchar el mundo, y eso le otorga un poder relevante o un puesto significativo dentro de la conciencia acerca de uno. En la escucha, además, nos sostenemos, literalmente, pues a través de este sentido nuestro cuerpo consigue mantener el equilibrio sobre el suelo. Así, las orejas resultan clave.

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