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Por qué no deberías recoger palos en la naturaleza para ayudarte a caminar
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Por qué no deberías recoger palos en la naturaleza para ayudarte a caminar

La cuestión debe entenderse con una visión colectiva, en tanto que del mismo modo que lo haces tú, otros muchos también lo harán, y si esa recolección se realiza a gran escala y con frecuencia el impacto se agrava

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Sorteando las lluvias y el barro que dejan, septiembre nos devuelve la posibilidad de salir a pasear por plena naturaleza, algo que en verano se complica debido a las altas temperaturas durante el día. Unas horas de senderismo por la sierra o montaña se convierten así, además, en el mejor plan de fin de semana (o de tarde, si vives cerca) para equilibrar las emociones de la vuelta a la rutina.

Acudir a la montaña, eso sí, no es cualquier cosa, y siempre debemos hacerlo con, al menos, unos mínimos de equipación. En este caso, para ayudarnos en esas caminatas de desintoxicación mental solemos tirar de algún bastón que, como por inercia, muchos buscan en la propia naturaleza. Si ella ya te lo ofrece, ¿para qué comprarse uno? Resulta lo más lógico.

Foto: Los Picos de Europa, en el corazón de la Cordillera Cantábrica. (iStock)

El monte está lleno de palos y ramas que bien sirven para sostener nuestros pasos, especialmente en terrenos irregulares, embarrados o resbaladizos. Por si fuera poco, usar una herramienta así reduce la presión sobre las articulaciones inferiores como las rodillas o los tobillos al transferir parte del peso corporal de las piernas a los brazos. Mientras tanto, también consigue que mantengamos la espalda recta. ¿Pero qué pasa si te decimos que todas sus bondades en tu cuerpo no son tales para el ecosistema del que recoges tu palo?

Un gran impacto

Es probable que recolectar una simple rama de árbol para transformarla en un bastón de senderismo no sea tan simple como a priori puede parecerte, y aquí te vamos a explicar por qué. Para empezar el gesto de retirarlo del lugar en el que lo encuentres puede afectar a muchas especies, o incluso a entornos enteros.

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La cuestión debe entenderse con una visión colectiva, en tanto que del mismo modo que lo haces tú, otros muchos también lo harán, y si esa recolección se realiza a gran escala y con frecuencia el impacto se agrava.

Uno de los animales que primero lo notarán serán los erizos. Estos pequeños mamíferos normalmente se alimentan a través de la maleza. Lo hacen hurgando el suelo, buscando insectos alojados debajo de las ramas de los árboles. Con solo mover una rama, este alimento desaparece.

¿Qué alternativa hay?

Pero lo cierto es que los erizos no son los únicos afectados: las aves y cualquier otra especie silvestre que viva en dicho entorno natural también podrían verse afectadas si la recolección se vuelve recurrente por muchas personas.

Al fin y al cabo, los bosques son ecosistemas minuciosos, tan ricos como frágiles, que se sustentan como un gran tejido de plantas, animales y microorganismos trabajando en conjunto. Recoger ramas o incluso trozos de madera no solo puede alterar este equilibrio, sino directamente dañar árboles y plantas vivas, especialmente en zonas sensibles.

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De hecho, en zonas como parques naturales o caminos patrimonio de la humanidad, en los que se pide conservar su estado, los expertos señalan que además de no alterarlo cogiendo sus ramas hay que evitar usar bastones de materiales como el acero porque pueden dejar huellas o daños irreparables en el terreno. ¿Qué alternativa tenemos entonces? Aquellos con punta de goma.

En cualquier caso, según algunos estudios, el uso de esta herramienta no ayuda a mejorar el tiempo de duración de la actividad, como se suele pensar, ni reduce el gasto energético, ni la frecuencia cardíaca, aunque sus autores sí comprobaron una mejor recuperación física y menos dolores en las piernas y zona baja de la espalda al día siguiente.

Sorteando las lluvias y el barro que dejan, septiembre nos devuelve la posibilidad de salir a pasear por plena naturaleza, algo que en verano se complica debido a las altas temperaturas durante el día. Unas horas de senderismo por la sierra o montaña se convierten así, además, en el mejor plan de fin de semana (o de tarde, si vives cerca) para equilibrar las emociones de la vuelta a la rutina.

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