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¿Le quieres de verdad o te estás montando demasiadas películas? Hazte estas 5 preguntas

La idealización de la persona amada es una constante de lo más normal en casi todas las parejas, pero en exceso puede llevarte a no comprender que nunca será la persona que anhelas

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El amor es una de esas facetas de la vida en la que es muy fácil acabar preso del mundo de las ideas. Al ser una idea tan abstracta, está plagada por un sinfín de deseos que en muchos casos nunca llegan a materializarse o hacerse realidad. Sin embargo, ahí continuamos, con todo el riesgo que eso conlleva; al final, se trata de una unión emocional muy cercana que puede prolongarse años y, en algunos casos, no hacemos más que engañarnos a nosotros mismos sobre ella, creyendo que esa persona es alguien muy distinto a la que es en realidad.

Es muy fácil dejarlo estar y esperar a que las cosas mejoren, así, por ciencia infusa. Cuando comienzas una relación, es obvio que pesa más lo que no ves que lo que ves: al fin y al cabo, te montas castillos en el aire sobre la persona en cuestión y vuestra hipotética vida futura juntos. Pero no por ello debes rendirte y dejarte caer en la desidia y esperar a que salga esa mejor versión de sí mismo que tanto anhelas. Al final, cuanto más pasa el tiempo, más difícil te va a resultar desengancharte de esa falsa idea sobre él o ella que tienes en tu cabeza.

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"He visto a muchas personas acabar atrapadas en lo ideal y en lo que su pareja podría ser, presas de la fantasía", asegura Leah Aguirre, psicóloga de la Universidad de California, en el diario Psychology Today. "Cuando estás en mitad de una relación con esas gafas que te hacen ver las cosas como no son es muy difícil darte cuenta de la realidad. A su vez, es menos probable que detectes incompatibilidades o diferencias en los valores fundamentales que os definen. También existe una mayor probabilidad de no detectar las red flags y proseguir con la relación mucho más tiempo del que deberías".

Pero, ante todo, la persona que es la que es en este momento presente. Por tanto, "no podemos esperar que nuestras parejas sean alguien que no son, ni esperar que cambien o lleguen a ese ideal si no quieren cambiar o no tienen el deseo intrínseco de hacerlo". En otras palabras, deberíamos esforzarnos por no caer en el autoengaño y acabar estando enamorados de la imagen irreal de una persona. "Por tanto, si estás esperando que las cosas sean diferentes, con toda seguridad es probable que no lo sean", advierte la psicóloga.

Pensar demasiado en el futuro o el pasado

Ahora bien, puede que estés tan pillado o pillada que ni siquiera te des cuenta de que esa persona no es lo que tú ves a diario. En este sentido, hay seis señales que cita Aguirre para saber identificar si la personalidad de tu pareja difiere mucho de la realidad con lo que tú tienes en mente. Una de ellas es "pensar demasiado en el futuro de la relación y en cómo podrían ser las cosas en lugar de disfrutar de la persona y de la relación en el presente", asegura la psicóloga. Y sí, aquí podría entrar el deseo de querer cambiar a la pareja para que se ajuste a tu versión ideal de la relación que deseas.

El autoengaño también puede llevarte a ignorar cualquier opinión negativa sobre tu pareja, alegando que los conflictos vienen por circunstancias ajenas

Por otro lado, tanto como piensas en el futuro, también piensas en el pasado de la relación, en concreto cuando la acababas de conocer y todo era nuevo y excitante. "Prefieres la versión inicial de la pareja a la persona que actualmente es en el presente". Esto, inevitablemente, puede llevarte a discusiones con ella, en el sentido de que se dan una serie de comportamientos tóxicos que atribuyes solo a razones concretas y no a la persona que es en conjunto y lo poco que casa contigo a estas alturas de la película.

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Otro de los rasgos que determinan que tu pareja no se parece en nada a lo que querrías que fuera es el hecho de "ahondar demasiado en los problemas y desafíos que ocurren en vuestra relación con tus amigos y familiares, poniéndote a la defensiva cuando otros expresan sus dudas y preocupaciones por la buena marcha de vuestro idilio". El autoengaño también puede llevarte a ignorar cualquier opinión negativa sobre tu pareja, alegando que los conflictos vienen por circunstancias ajenas que influyen en vuestra relación.

Te esfuerzas demasiado...

Y, por último, y quizá el rasgo más importante que señala Aguirre, es el hecho de sentir que te estás esforzando mucho más que tu pareja para que vaya bien en la relación. Al tener una imagen sobre él o ella que no se ajusta a la realidad en tu cabeza, los problemas que surgen los atribuyes a un repentino cambio de su personalidad o patrón de comportamiento, diciéndote a ti mismo o a ti misma que en realidad no es así. Sí, desengáñate, así ha sido siempre y así seguirá por más que le quieras cambiar, por lo que deberías tomar decisiones.

El amor es una de esas facetas de la vida en la que es muy fácil acabar preso del mundo de las ideas. Al ser una idea tan abstracta, está plagada por un sinfín de deseos que en muchos casos nunca llegan a materializarse o hacerse realidad. Sin embargo, ahí continuamos, con todo el riesgo que eso conlleva; al final, se trata de una unión emocional muy cercana que puede prolongarse años y, en algunos casos, no hacemos más que engañarnos a nosotros mismos sobre ella, creyendo que esa persona es alguien muy distinto a la que es en realidad.

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