Paga 9 euros por un jersey de segunda mano y resulta ser una pieza de coleccionista

Para muchos, una tienda de segunda mano es el verdadero significado de la riqueza: una puerta abierta a tesoros al alcance de cualquiera. Comprar en uno de estos establecimientos sitúa en el sentido de la transacción un carácter de suerte, y no tanto de la obligación que en otros términos representa el dinero. Hay un diálogo interno en la prenda o el objeto, una historia oculta, una vida ya vivida que conecta a su antiguo propietaria con el nuevo atravesando espacio y tiempo. ¿Casualidades escritas? Eso es lo que consideran quienes acuden en su búsqueda habitualmente. Pero resulta que a veces parece más bien magia.

A Natalie Miller, una joven estadounidense que frecuenta mercadillos y tiendas de ropa usada, la magia le ha hecho viral. Un vídeo de TikTok, un viernes cualquiera en la ciudad de Portland y un jersey que no es cualquier cosa son el motivo.

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Echando un vistazo en el interior de una tienda de segunda mano, acabo topándose con lo que en un principio creyó "una colcha vieja". Se encontraba al fondo de una caja llena de prendas, según relató Miller al portal Insider. Cuando tiró de ella comprobó que era otra cosa. "Me emocioné cuando vi que en realidad era un suéter con la parte delantera acolchada porque me encantan las colchas de este tipo".

Muchos años de historia

Costaba 10 dólares (lo que equivale a menos de 10 euros). Era de su talla. Sin duda, se lo llevó. Pero lo que resultaba una suerte iba a ser mucho más. En cuanto llegó a casa, se puso a inspeccionar cualquier etiqueta, cualquier instrucción de lavado y cuidado… Investigando, descubrió que era una prenda hecha a mano, y ahí no acaba el asunto.

Se trataba de un jersey de la colección de 1982 de la marca Ralph Lauren, una colección inspirada en el arte folclórico americano. De pronto, cuando desabrochó los botones, encontró en el revés de la prenda una etiqueta bordada que señalaba su origen: la casa de moda lo creó como una reliquia confeccionada con retazos de una colcha con más de un siglo.

Así, nada de lavadoras ni secadoras, advierte la misma etiqueta, sino que para su mantenimiento solo se debe airear la prenda, al estilo tradicional del siglo XIX, así como "evitar tensiones innecesarias en los delicados hilos" y guardarla en un ambiente fresco y libre de humedad.

Parecía como si la habitación de Miller se hubiera convertido en un museo. ¿Qué hacer ahora? "Yo lo enmarcaría. ¡Es arte después de todo!", le han sugerido algunos usuarios. Según le señala otro, una falda acolchada de la misma colección apareció en una exhibición en el Costume Institute del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met).

Según señala en el vídeo, aunque en un principio, pensaba quedarse semejante tesoro y, nunca mejor dicho, atesorarlo en su armario, acabó considerando que no le gustaría que se quedara olvidado en algún momento. "Soy diseñadora de joyas y me entusiasma la moda lenta, por lo que aprecio mucho las cosas hechas a mano", asegura Miller. En este momento, espera que el jersey pueda acabar "en las manos adecuadas".