¿Qué está pasando en internet con las capibaras? Las razones que han encumbrado a este peculiar roedor

Como un campo infinito repleto de animales, así resulta Internet si tuviéramos que definirlo y no, no de manera figurativa sino literal. En cualquier rincón o clic encontrarás prueba de ello en forma de meme, de perfil de red social, de sticker o de imagen que juega a ser en sí misma una forma de terapia: una rana que sin querer refuerza a la ultraderecha, gatitos con los que responder cuando te quedas sin palabras (para lo bueno y para lo malo), perros que se vuelven símbolos de toda una generación.

Podríamos decir, de hecho, que han generado un metalenguaje que va más allá de lo que podemos entender como lenguaje virtual. Los animales parecen palabras en Internet, frases enteras, no hace falta más para expresarlo todo. Si de verdad existe una llave que controla este cotarro, sin duda la tienen ellos. Y entre tantos como hay, muchos aseguran que son los gatos los que gobiernan.

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La capibara: el roedor más grande del planeta

Andoni Canela

Como poco, esa afirmación tiene su lógica: "Los gatos e Internet", así se titula un artículo en la mismísima Wikipedia donde aparece resumido el fenómeno, y dicen: “Imágenes y vídeos de gatos domésticos constituyen algunos de los contenidos más vistos en la World Wide Web. ThoughtCatalog ha descrito a los gatos como la mascota no oficial de Internet”. Sin embargo, en los últimos años, su poder empieza a tambalear por el de otro animal que aunque también tiene bigote no se tocan nada: las capibaras.

Auténticas disfrutonas

Que qué es una capibara, puede que te estés preguntando. Su nombre igual no te suena, pero seguro que te has topado con alguno en la pantalla de móvil o de tu ordenador. El roedor más grande del planeta no solo es enemigo de los felinos por su propia condición, sino que ahora parecen estar jugándose el trono del interés humano. ¿Pero qué los ha traído hasta aquí?

Esa misma pregunta transcurría hace años con respecto a los gatos. Decía Jack Shepherd en 2014 en The Guardian que el problema era que la pregunta estaba mal formulada: "No debería ser '¿Por qué los gatos?', sino '¿Por qué no perros?' Y la respuesta es que los perros se esfuerzan demasiado. Cuando un perro se mete en una caja, se esconde debajo del edredón o usa un sombrero gracioso, es porque está tratando desesperadamente de impresionarte, anhelando tu validación y aprobación. Cuando un gato hace una de esas cosas es porque le pareció que era lo correcto en ese momento. Y normalmente lo era. Es genial, no requiere esfuerzo y no le preocupa lo que puedas pensar al respecto. Es arte por el arte".

Sin saberlo aún, sería también el mismo punto de partida para explicar ahora a tanta capibara viral. Porque resulta que, si se trata de no pretender esforzarse, ese es en apariencia el mayor talento de estos roedores. Sus ojillos pequeños y entrecerrados le dan, por si fuera poco, un aspecto más holgazán. Son, como suele decirse, unas disfrutonas.

Lo 'soft' en la era del 'doomscrolling'

¿Y no es eso lo que venimos buscando en Internet? Resulta desconcertante y contradictorio, pero esta inmensa plataforma que ha acelerado el rendimiento de vida y de trabajo, a través de la que en las últimas décadas se ha configurado una sociedad sin espera, también sirve como romper con todo ello, o al menos intentarlo, o al menos expresarlo. De alguna manera, señala David Mouriquand en Euronews, las capibaras "personifican todos los anhelos que tenemos de un estilo de vida más relajado, en una era de doomscrolling".

En TikTok, en Instagram, en Twitter o en YouTube, la gente se refiere a ellas como 'soft', adjetivo en inglés que literalmente significa 'suave', pero que en este metalenguaje viene a decirnos mucho más. La calma, el placer, la ausencia de tareas y, en definitiva, el descanso, es lo que cualquiera puede ver cuando ve a uno de estos animales dándose un baño y ya, porque darse un baño es suficiente.

Darse un baño es el objetivo de cualquiera en un día cualquiera repleto de quehaceres que apenas nos dejan tiempo para nada más. Nos aferramos a la importancia de la higiene también como importancia de una higiene mental. Esa es la clave detrás del éxito por el que no se esfuerzan las capibara.

Así empezó todo

Como apunta Mouriquand, las tendencias en Internet tienen una vida útil corta, especialmente en TikTok (que podemos entender como el resultado de la aceleración misma que genera la red, pues su base son vídeos pensados para el consumo ligero, casi fugaz), pero la imagen de los animales resulta lo contrario, y con las capibaras podemos entenderlo a la perfección.

A ellos, que se les conoce también como "sillas de la naturaleza" porque permiten que otros animales se sienten encima de ellas, qué le vamos a contar. El caso es que hasta existen vídeos que duran horas en los que solo se escucha en bucle su nombre: capibara, capibara, capibara, capibara que nos llevan al momento exacto en el que la civilización humana se dio cuenta de que debía fijarse más en ellos.

Todo comenzó con una canción del artista ruso Сто-Личный Она-Нас (Sto-Lichnayii Ona-Nas), que se hizo viral en TikTok. Su letra no era otra que "Capibara" en constante bucle. Estos animales ya eran populares en Japón por entonces, gracias al personaje de 'Kapibarasan', una serie de dibujos animados creada por Bandai y emitida por primera vez a principios de la década de los 2000.

El asunto dio el salto a YouTube cuando en 2010, una capibara llamado Caplin Rous se convirtió en una sensación con sus vídeos. Ocho años más tarde, Katsuhito Watanabe compartió vídeos de estos animales dándose baños de yuzu. Aquello era como una refutación.

Luego llegaron más vídeos virales, perfiles dedicados en exclusiva a ellos y hasta foros; y, por detrás, también mucho dinero. Algunas de esas cuentas monetizan millones y millones de visualizaciones que no paran de crecer, como es el caso de Crazy Cody's Creatures. Lo que demuestra esto es que, el humor empaña a veces realidades que pasamos por alto a la hora de debatirlas solo porque nos sacan alguna sonrisa. Si bien hay animales de estos a los que graban en su hábitat natural, muchos otros aparecen en espacios cerrados e, incluso, en casas particulares como mascotas, lo que lleva a algunas personas a reflexionar sobre cómo es de ético el modo en que nos deshagamos de aquello que para los humanos no nos lo parece.