Por qué los caballos duermen de pie (y cómo logran hacerlo sin cansarse)
Se trata de uno de los mecanismos de defensa contra depredadores más sofisticado de todo el reino animal. Aquí van las razones biológicas y evolutivas de por qué descansan de esta forma
Seguramente, cuando hayas pasado por una finca de caballos al término del día, te hayas percatado de que siguen de pie. En realidad, estos animales son tan esbeltos que cuesta esfuerzo imaginarlos tirados a lo largo y ancho de la pradera, sea boca arriba, boca abajo o de lado. Por algo sucede que en las películas y demás documentales en los que son protagonistas, casi nunca aparezcan dormidos. O, al menos, dormidos de la misma manera en que vemos dormir a un perro, a un gato o a un humano.
¿A qué se debe esto? La respuesta, como tantas otras que tienen que ver con el reino animal, está en el instinto de supervivencia. En vez de tumbados, los caballos duermen de pie para solventar cualquier tipo de amenaza o emergencia causada por potenciales depredadores. Como tantos otros animales, provienen de la familia de los équidos, unas especies que a lo largo de los siglos han aprendido a dormitar sobre sus cascos como recurso contra la depredación.
"Los caballos pasan la mayor parte del tiempo durmiendo de pie, pero no llegan a alcanzar la fase del sueño REM"
"Estar de pie les da una ventaja literalmente hablando sobre sus depredadores, y les ofrece una mayor oportunidad para escapar en caso de que estén acostados", asegura Karen White, especialista de caballos de la Universidad Estatal de Michigan, en declaraciones recogidas por Live Science. Es decir, al ser tan grandes, les llevaría muchísimo tiempo echar a correr en caso de emergencia si están tumbados. Por ello, al igual que ocurre con otras especies de animales similares a ellos o que están acostumbradas a vivir en entornos naturales repletos de amenazas (como cebras, bisontes, elefantes o jirafas), han desarrollado la curiosa habilidad de dormir de pie.
Un "sistema de suspensión"
Los caballos poseen ciertas ventajas evolutivas que les han hecho sobrevivir. Una de ellas, sin ir más lejos, es la capacidad de relajar tanto el cuerpo y la mente como para estar dormidos sin que parezcan estarlo. A este mecanismo de descanso se le denomina "sistema de suspensión", el cual hace que ciertas partes anatómicas como los tendones y ligamentos que les hacen permanecer de pie y están localizados tanto en sus patas delanteras como traseras, se mantengan tensos mientras el resto de su organismo está en reposo.
"Los adultos a menudo pueden dormir solo cinco horas al día y descansar la mayor parte del día mientras están de pie"
"Cuando un caballo relaja los músculos de las piernas, los ligamos y los tendones de su aparato de soporte se tensionan para estabilizar las articulaciones de los hombros, las rodillas y los tobillos", explica White. "Esto permite que el caballo permanezca de pie sin tener que mantener demasiada tensión en sus músculos". A pesar de que son capaces de dormir estando de pie, sí que necesitan acostarse para obtener un sueño más reparador.
"Los caballos pasan la mayor parte del tiempo durmiendo de pie, pero no llegan a alcanzar la fase del sueño REM", admite Sarah Matlock, experta en comportamiento equino de la Universidad Estatal de Colorado. "Los adultos a menudo pueden sobrevivir durmiendo tan solo cinco horas al día y pueden descansar la mayor parte del día mientras están de pie. Y solo necesitan al menos 25 minutos de sueño REM al día, algo que solo sucede si están acostados". Sin duda, una ventaja evolutiva que les empodera frente a otros animales que necesitan mucho más tiempo de sueño profundo, sin ir más lejos nosotros, los seres humanos.
Para un caballo, es muy importante mantenerse bien despierto, sobre todo si son domesticados por humanos para cabalgar en ellos. "Si no se acuestan todos los días, pueden ponerse en grave riesgo de lesiones por caídas", recalca Matlock. "Los caballos que no obtienen suficiente sueño REM pueden ser mal diagnosticados de narcolepsia". Su instinto de cara a prevenir las amenazas de los depredadores está tan avanzado que aquellos que son salvajes y viven en libertad, si van en manada, siempre habrá uno de ellos haciendo guardia mientras los otros dormitan.
Seguramente, cuando hayas pasado por una finca de caballos al término del día, te hayas percatado de que siguen de pie. En realidad, estos animales son tan esbeltos que cuesta esfuerzo imaginarlos tirados a lo largo y ancho de la pradera, sea boca arriba, boca abajo o de lado. Por algo sucede que en las películas y demás documentales en los que son protagonistas, casi nunca aparezcan dormidos. O, al menos, dormidos de la misma manera en que vemos dormir a un perro, a un gato o a un humano.