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¿Hemos estado cerca de extinguirnos? La teoría del "cuello de botella"
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Un final que fue un comienzo

¿Hemos estado cerca de extinguirnos? La teoría del "cuello de botella"

En la actualidad, conocemos que el Homo sapiens surgió hace entre unos 200.000 y 300.000 años, pero hay algo que tenemos más claro: que lo que sucedió antes todavía no está claro

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Mucho se ha especulado y debatido sobre ello, pero los datos más recientes apuntan a que nuestra especie, el Homo sapiens, surgió hace entre unos 200.000 y 300.000 años. Lo hizo en tierras que hoy conforman África, aunque la datación precisa no deja de variar en función de constantes descubrimientos arqueológicos. Lo que está más claro, eso sí, es que lo que sucedió antes todavía no está claro.

No sabemos cómo fuimos posible, y nuestra comprensión de la evolución del mundo de entonces, antes del surgimiento de los humanos modernos, se basa en un conjunto limitado de fósiles y evidencia arqueológica, lo que hace que la reconstrucción de esta historia siempre presente espacios vacíos, pendientes.

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No ha sido hasta las últimas décadas que los investigadores han podido hilvanar algunos de esos espacios identificando varias especies que precedieron a la nuestra como, por ejemplo, el Homo erectus y el Homo heidelbergensis. Ambos, y posiblemente otros, tuvieron un papel elemental en la historia de la evolución humana. En algún momento adquirieron características anatómicas, y en algún momento también de comportamiento, hasta alcanzar formas más reconocibles para lo que somos hoy. Pero del propio progreso forman parte sus obstáculos, las rupturas que intervienen en él, la naturaleza sobre sí misma cuando, por ejemplo, sucede eso que llamamos extinción. ¿Acaso desde entonces hasta hoy las personas han estado a punto alguna vez de quedarse en el camino?

En un "cuello de botella"

Resulta que un estudio reciente sugiere que sí. Pudo haber sucedido cuando la especie humana experimentó un grave descenso de población reproductiva, o lo que los investigadores denominan "cuello de botella". De esto haría casi un millón de años, aunque transcurrió así, a punto de perder la posibilidad de descendencia, durante más de 100.000 años.

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Sin embargo, este mismo episodio también podría haber llevado al desarrollo del ancestro más común a los humanos modernos, los neandertales. Es la conclusión de dicho trabajo para el que sus autores han examinado los genomas de más de 3.150 humanos actuales de diez poblaciones africanas y de cuarenta no africanas.

Gracias a una nueva herramienta analítica desarrollada para esta ocasión, los investigadores han podido deducir con gran precisión el tamaño del grupo que constituye los antepasados de los humanos modernos examinando la diversidad de secuencias genéticas observadas en sus descendientes.

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Los trabajos anteriores ya habían sugerido que el cromosoma 2 humano se desarrolló hace entre 900.000 y 740.000 años, tras la fusión de otros dos cromosomas. Lo que destacan la última investigación es que aquella situación demográfica podría haber dividido a los humanos en grupos pequeños y separados que, con el tiempo, podrían haber desarrollado diferencias anatómicas suficientemente grandes como para obtener poblaciones supervivientes distintas. Así aparecieron los neandertales, los denisovanos (un pariente ya extinto de los humanos modernos que vivieron en Siberia y el Este de Asia) y así aparecimos nosotros.

Tanto los neandertales como los denisovanos comparten con nosotros esta fusión de cromosomas, lo que no deja de ser una prueba sólida, si hilamos su presencia en un calendario, de que, en efecto, sorteamos una extinción reforzándonos. En otras palabras, es posible que esta fusión se produjera al filo de desaparecer.

Mucho se ha especulado y debatido sobre ello, pero los datos más recientes apuntan a que nuestra especie, el Homo sapiens, surgió hace entre unos 200.000 y 300.000 años. Lo hizo en tierras que hoy conforman África, aunque la datación precisa no deja de variar en función de constantes descubrimientos arqueológicos. Lo que está más claro, eso sí, es que lo que sucedió antes todavía no está claro.

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