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¿Se puede tener dislexia en un idioma y en otros no? Esto es lo que saben los expertos
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¿Se puede tener dislexia en un idioma y en otros no? Esto es lo que saben los expertos

Según la Organización Mundial de la Salud, al menos un 10% de la población del planeta tiene dislexia, lo que equivale a aproximadamente 700 millones de personas, pero parece que no todas lo son en todos los idiomas

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Dislexia significa, literalmente, dificultad con las palabras. Según la Real Academia Española, es la "dificultad en el aprendizaje de la lectura o la escritura, frecuentemente asociada con trastornos de la coordinación motora". También es la “incapacidad parcial o total para comprender lo que se lee causada por una lesión cerebral”. Según Carmen Silva, logopeda especialista en dificultades de aprendizaje y creadora del portal ladislexianet, la dislexia es "un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo".

La dislexia se considera comúnmente como una condición innata. Durará para siempre, ¿pero se presentará siempre de la misma forma? La Organización Mundial de la Salud destaca que al menos un 10% de la población del planeta tiene dislexia, lo que equivale a aproximadamente 700 millones de personas. Por supuesto, no todas hablan el mismo idioma. De hecho, entre todas ellas, muchas hablarán más de un idioma, es decir, serán bilingües o, incluso, políglotas. ¿Pero es esto posible? Y, sobre todo, ¿se puede tener dislexia frente a un idioma y no frente a otros?

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Un curioso caso llamó la atención de los médicos en la década de 1990. Alex tenía 13 años cuando le diagnosticaron este trastorno. Como narra Sophie Hardach en un artículo para la BBC, sus padres eran hablantes nativos de inglés, pero la familia vivía en Japón. Alex, por tanto, en el momento de su diagnóstico hablaba inglés en casa y japonés en la escuela. En inglés, Alex tenía el nivel de lectura "de un niño de seis años". Sin embargo, en japonés, su alfabetización era equivalente a la de un universitario, y a veces incluso mejor. El suyo no es un caso único.

¿Y si la clave está en la escritura?

Los expertos apuntan, de hecho, que la detección temprana de la dislexia se complica precisamente en personas que se manejan en más de un idioma, debido a que a menudo se tiende a considerar que cuando alguien bilingüe tiene dificultades para leer o escribir en una lengua es porque en su cerebro la otra lengua le está jugando una mala pasada, pero el asunto es mucho más complejo que eso.

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Desde la organización sin fines de lucro Understood, explican que una nueva investigación sugiere que puede haber pequeñas diferencias en cómo se desarrolla el cerebro en un niño bilingüe, aunque no parece que sea una teoría cerrada. "La clave está en las características del lenguaje escrito", afirmaba ya en 2021 Francisca Serrano, profesora y responsable del grupo de investigación LEE (Lectura y escritura en español) de la Universidad de Granada, España a la BBC.

"El español y el inglés son lenguajes alfabéticos y en ellos un símbolo representa un sonido; pero en el japonés, el sistema escrito tiene dos tipos de caracteres"

Sirva pues el caso de Alex como ejemplo para una respuesta: "El español y el inglés son lenguajes alfabéticos y en ellos un símbolo representa un sonido; pero en el japonés, el sistema escrito tiene dos tipos de caracteres, kana y kanji. Este último viene de China y en él un símbolo representa una idea. Es, pues, lo que se llama un lenguaje logográfico, como los jeroglíficos. Y el kana es silábico, un símbolo representa una sílaba", explica Serrano. En otras palabras: "Las características del lenguaje escrito japonés son muy distintas al inglés y al español, y puede que a una persona con dislexia le resulte más fácil comprenderlo y hablarlo".

De la memoria al sonido

En este sentido, el inglés no lo pone nada fácil, y parece que eso es clave para entender por qué entre el 10% y hasta el 17,5% de la población de Estados Unidos tiene dislexia, según datos de 2021 de la National Academy of Sciences. Lo primero que hay que entender es que la lectura es un conjunto de ejercicios diversos que convergen en nuestro cerebro, y en ellos tiene mucho que ver memoria. Cuantos más sonidos tenga un idioma y, sobre todo, cuantos más sonidos pueda tomar una sola letra en un idioma, más difícil se vuelve (para todos). Por ejemplo, "en inglés, los lectores también deben saber qué sonidos representan las diferentes letras y cómo esos sonidos forman palabras, una habilidad conocida como conciencia fonológica", como apunta Hardach.

"La dificultad fonológica es un problema menor en textos con más caracteres basados en imágenes, como los de la escritura japonesa"

En inglés, la forma en que se ve una palabra en una página puede no ser como se pronuncia. Alex reconoce a dicho medio que le resulta difícil distinguir entre palabras similares como el sustantivo "spear" (lanza) y el adjetivo "spare" (sobrante, libre, de repuesto), y que leer en voz alta le es particularmente complicado, ya que implica una capa adicional de procesamiento fonológico. "Esa dificultad fonológica es un problema menor en textos con más caracteres basados en imágenes, como los de la escritura japonesa", dice Hardach, porque los sistemas de escritura basados en caracteres se aprenden de forma diferente al inglés o al español: se adquieren por memorización y no por la estructura de los sonidos.

Hasta la fecha, los expertos no están de acuerdo acerca de cómo hablar dos idiomas puede afectar a los niños con dislexia. "Algunos creen que ser bilingüe puede ayudar a los niños a lidiar con sus problemas de lectura. Otros piensan que hablar dos idiomas puede dificultar aún más que los niños adquieran habilidades de lectura", dicen desde Understood.

La "discalculia"

No obstante, parece que van siguiendo un camino: "En los idiomas basados en caracteres no hay ninguna regla que podamos seguir para obtener la pronunciación, así que los niños tienen que memorizarla. Creo que esta es una gran diferencia", dice Wai Ting Siok, neuróloga especializada en dislexia en idiomas chinos. De esta forma, el siguiente paso de la enorme investigación que se va conformando gracias al trabajo de muchos investigadores desde diferentes áreas de conocimiento y desde todos los puntos de la geografía, es comprobar si los niños que aprenden a leer chino utilizarían una parte del cerebro diferente a los que aprenden inglés o español.

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Eso sí, ¿quiere decir esto que en China o Japón no existe la dislexia? Nada más lejos de la realidad. Es más, las cifras estadísticas parecen aproximarse a escenarios como el español, pero parece distinta. En realidad, el aprendizaje de cualquier idioma en comparación con otro ya es de por sí distinto: "Los niños galeses pueden leer más palabras en galés que los niños ingleses de la misma edad en inglés. En Finlandia, la mayoría de los niños pueden leer a los pocos meses de comenzar la escuela, mientras que a los niños de habla inglesa les lleva mucho más tiempo", recuerda Hardach haciendo alusiones también a un estudio que comparó a los niños que aprenden a leer en inglés, español y checo encontró que las habilidades de lectura en los dos últimos idiomas se dispararon poco después del comienzo de la instrucción, mientras que los niños de habla inglesa progresaron más lentamente.

Por si fuera poco, la dislexia también puede extenderse hacia los números. La dificultad en la adquisición del sentido numérico, para el cálculo mental y el procesamiento matemático, afecta en la actualidad a aproximadamente tres millones de personas solo en nuestro país. Se le conoce como "discalculia" o la dislexia de los números, y resulta que aunque puede formar parte de la dislexia en su sentido más amplio, pero también puede darse sin esta y viceversa. Tampoco hay que confundir entre dislexia y disgrafía. Como venimos diciendo, la dislexia afecta principalmente la lectura. Sin embargo, la disgrafía afecta a la escritura. Comparten síntomas y a menudo se presentan juntas, pero tampoco tiene por qué.

Dislexia significa, literalmente, dificultad con las palabras. Según la Real Academia Española, es la "dificultad en el aprendizaje de la lectura o la escritura, frecuentemente asociada con trastornos de la coordinación motora". También es la “incapacidad parcial o total para comprender lo que se lee causada por una lesión cerebral”. Según Carmen Silva, logopeda especialista en dificultades de aprendizaje y creadora del portal ladislexianet, la dislexia es "un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo".

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