El lenguaje no nació con las palabras: un nuevo estudio explica el verdadero origen
Una palabra, o una letra, o un sonido, un gesto, también la ausencia de todo, cualquier posibilidad de significado. El lenguaje existe porque nos cala, de la misma forma que el agua, y eso es una infinidad de formas
Sylvia Molloy escribió en Desarticulaciones: "Hace tiempo que inventa palabras, como hablándose a sí misma en un lenguaje impenetrable. Ayer, cuando la fui a ver repetía' jucujucu'. Le pregunto qué significa; nada, me dice, es una palabra que inventé. Luego empezó a contar las sílabas con los dedos, rítmicamente, 'JU-CU-JU-CU'. Qué lástima, dice, mirándose el dedo meñique, tiene una sílaba menos. Por qué no se la agregás, sugiero; puede ser 'JU-CU-JU-CU-JU'. Intenta de nuevo y esta vez hay un dedo para cada sílaba. Qué suerte, dice, y sonríe satisfecha".
Como una voz, el Alzheimer perforaba las voces de la memoria de la amiga de Molloy, se instalaba en ellas para encontrar otros sonidos, ese "jucujucu"; pero, sobre todo, los dedos articulando el sentido del lenguaje de la enfermedad, que es al mismo tiempo muchos lenguajes a la vez. También el movimiento se puede leer, y su desaparición o ausencia, por eso para la amiga de Molloy las palabras son un conjunto de gestos, un nuevo idioma que crece de ella y responde a la autora. Agnès Desarthe decía en su libro Como aprendí a leer que "descifrar una cadena de letras, traducirla en sonidos, fue (para ella) un juego de niños. Comprender para qué servía fue una travesía a menudo amarga".
¿Para qué sirve el lenguaje? Una palabra, o una letra, o un sonido, un gesto, también la falta de todo, cualquier posibilidad de significado, el lenguaje existe porque nos cala, de la misma forma, quizás, que el agua, y eso es una infinidad de formas. ¿Por qué entonces imaginamos a nuestros antepasados y antepasadas más remotos guiándose a través de gruñidos, comunicando ideas simples con unos pocos sonidos guturales, expresándose solo con el interior del cuerpo asomando?
La importancia de las manos
Como explica un grupo de investigadores de la Universidad de Australia Occidental y la Universidad Nacional de Australia, que se han propuesto descifrar los orígenes del lenguaje, cualquier modo de comunicación no verbal (sonido o gesto) que sea más fácil de interpretar puede que se haya utilizado como precursor del lenguaje oral. Tal vez no siempre tuvimos las palabras, tal vez no siempre las tengamos; incluso cuando no surja la voz, las manos permanecen.
Precisamente, al contrario de lo que ahora nos suena típico, existe una teoría alternativa a la estandarizada en torno a las sucesiones del lenguaje que se centra en estas últimas y no en la boca como el lugar en que nació la comunicación compleja. Con una serie de experimentos, los investigadores han intentado probar si los gestos o los sonidos no lingüísticos fueron alguna vez la principal forma de transmitir un mensaje.
Los resultados, publicados en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, sugieren que a diferencia de la boca, las manos son importantes para un sinfín de actividades diferentes, como cocinar o cuidar, por lo que tiene sentido que en algún momento de nuestro desarrollo social la boca tomara el control y liberase a las manos.
La mitad de los idiomas son orales
En su primer experimento, que examinaba la influencia de la cultura en la comunicación, abordaron la cuestión de la universalidad. "Si los gestos son el modo principal de creación del lenguaje, dicen los investigadores, entonces el éxito de la comunicación debería ser mayor para las señales manuales que para los sonidos, tanto dentro de una cultura como entre distintas", asumieron.
Según los datos oficiales, existen aproximadamente siete mil idiomas en el mundo en la actualidad; de los que, explica la escritora Chelsea Steinauer-Scudder en Emergence Magazine, la mayoría se originaron y son hablados por pueblos indígenas. Hasta la mitad de los idiomas del mundo son orales, sin ortografía, sin diccionarios.
Con una serie de participantes, comenzaron a recorrer las hipótesis mediante la observación de tareas que evidenciaban el valor de distintas formas de comunicar. Para empezar, pidieron a quienes tenían una discapacidad visual severa que siguieran el mismo procedimiento que el resto a la hora de hacer las pruebas. "Las personas con muy poca vista no pueden confiar en los gestos aprendidos socialmente para transmitir significado, por lo que los tipos de gestos que crean para representar palabras pueden decirnos mucho sobre la importancia de nuestras interacciones físicas con el medio ambiente en el desarrollo del lenguaje", argumentan.
Todas las capas de un solo gesto
Resulta que, a los participantes con discapacidad visual, se les ocurrieron gestos que eran sorprendentemente similares a los de los participantes videntes, a pesar de su falta de experiencia compartida.
"Las personas con discapacidad visual son especialmente interesantes porque su éxito con los gestos no puede deberse al aprendizaje social", sostiene uno de los autores, "en cambio, hemos podido argumentar que, debido a que comparten el mismo plan corporal que las personas videntes y usan su cuerpo para interactuar y comprender el mundo de manera similar, representan el mundo de manera similar en la modalidad de gestos, de ahí su éxito. Por ejemplo, al igual que las personas videntes, las personas ciegas a menudo comunicaban la palabra 'beber' simulando manualmente que se llevaban un recipiente a la boca y bebían de él".
Por tanto, si los gestos resultan una forma universal de comunicación, entonces las señales espontáneas que generamos para transmitir significado deberían ser más similares en forma que nuestras vocalizaciones. Tal vez sin darnos cuenta, esto se constata cada día: todos los idiomas hablados de hoy en día tienen sistemas de gestos integrados.
No solemos pensar en ellos conscientemente, pero los movimientos de nuestros cuerpos agregan ricas capas de significado a nuestro discurso oral. Al fin y al cabo, los gestos siempre han ayudado al habla, pero agregar habla a los gestos hace poco para mejorar el éxito de la comunicación.
Sylvia Molloy escribió en Desarticulaciones: "Hace tiempo que inventa palabras, como hablándose a sí misma en un lenguaje impenetrable. Ayer, cuando la fui a ver repetía' jucujucu'. Le pregunto qué significa; nada, me dice, es una palabra que inventé. Luego empezó a contar las sílabas con los dedos, rítmicamente, 'JU-CU-JU-CU'. Qué lástima, dice, mirándose el dedo meñique, tiene una sílaba menos. Por qué no se la agregás, sugiero; puede ser 'JU-CU-JU-CU-JU'. Intenta de nuevo y esta vez hay un dedo para cada sílaba. Qué suerte, dice, y sonríe satisfecha".