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¿Ha cambiado el modo en que los jóvenes salen del armario frente a sus padres?
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¿Ha cambiado el modo en que los jóvenes salen del armario frente a sus padres?

Analizamos con un experto que trabaja con niños y adolescentes cómo se vive en el seno familiar el hecho de aceptar que su orientación sexual no sea la normativa

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España es el segundo país del mundo con más población con una orientación sexual no normativa. Es decir, el 14% de las personas de entre 18 y 74 años en nuestro país se declara LGTBI+. En concreto, el 6% de los españoles (sean hombres o mujeres) dice ser homosexual y un 5% bisexual, según una reciente encuesta de Ipsos realizada a 22.500 personas en 30 países entre febrero y marzo de este mismo año.

Precisamente, dicho estudio pone el acento en que hay unas diferencias bastante notables en cuanto a la edad de los encuestados. Los jóvenes de la generación Z (entre 18 y 24 años) son los que más reconocen tener una orientación no normativa, un 18%. A medida que avanzamos en edad, el porcentaje va decreciendo: un 10% de los millennials se reconoce dentro del LGTBI+, frente a un 6% de la generación X (nacidos entre 1965 y 1981) y un 4% de los boomers (nacidos entre 1946 y 1964). Obviamente, esta disparidad de datos entre generaciones no responde a la razón de que ahora haya muchos más gays, lesbianas o bisexuales que antes, sino que, por fortuna, poco a poco se han ido eliminando prejuicios a la par que visibilizando este tipo de orientaciones no heterosexuales, lo que ha permitido un mayor reconocimiento y aceptación por parte de la sociedad y, sobre todo, por parte de las personas que descubren que su amor no es normativo.

"Acompañar no es dirigir, sino escucharles, comprenderles, ayudarles a que se entiendan y apoyarles en las dificultades"

Esto nos lleva a preguntarnos cómo se vive el proceso de descubrimiento de una sexualidad diferente a la heterosexual en períodos como la infancia tardía o la adolescencia, ya que estas franjas de edad no entran en los estudios estadísticos. Y, en concreto, si ha cambiado la manera de declarar del individuo, delante de padres y de su entorno, una sexualidad diferente a la normativa a tenor de la irrupción de una sociedad más abierta y concienciada en cuanto a las múltiples formas de amar a alguien.

Un gran cambio sociocultural

En este sentido, hay que tener en cuenta, en primer lugar, que la relación entre padres e hijos también ha cambiado mucho en las últimas décadas. El principal factor ha sido Internet y el uso de los smartphones por parte de los adolescentes, recibiendo una formación mucho más temprana y dirigida a través de sus referentes digitales, sean influencers o meros usuarios de redes sociales. Y esto, a su vez, ha modificado el modelo educativo en padres y profesores, que antes variaba de lo más permisivo a lo más autoritario (dependiendo del caso) para evolucionar hacia una palabra clave que no deja de repetirse hoy en día en todos los foros educativos: acompañamiento.

"El esfuerzo a realizar para entender la sexualidad de los hijos e hijas ahora es más exigente y requiere de curiosidad y capacidad para el asombro"

"Acompañar no es dirigir, ya que el hijo o hija debe escoger su propio destino", advierte Ricardo Fandiño, psicólogo y coordinador general de Aseia (Asociación para a Saúde emocional na Infancia e Adolescencia), quien trabaja con niños y adolescentes. "Acompañar es escucharles, comprenderles, ayudarles a que se entiendan y apoyarles en las dificultades". En este sentido, reconoce que una orientación no normativa sigue siendo un tabú, al igual que la propia sexualidad. "Esto no tiene sentido debido al acceso a tanta información de forma autónoma del que disponen los niños y niñas".

Fandiño se apoya en Sigmund Freud, quien en 1907 ya avisó de la necesidad de que "lo sexual sea tratado desde el principio en la misma forma que cualquier otro orden de cosas dignas de ser sabidas", por lo que no haría falta que el niño hiciera una especie de confesión directa sobre su sexualidad, ya que es natural que los padres se den cuenta conforme el niño vaya creciendo. Por tanto, podríamos decir que ese "salir del armario" tiene que ver más con lo social que con lo familiar, y en este sentido, es más una aceptación que un descubrimiento. "La educación sexual debería formar parte de la vida familiar, y en cualquier caso de la escuela como institución encargada de compensar las diferencias sociales".

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¿Cuáles son las mayores dificultades a las que se enfrentan los padres y madres hoy en día cuando su hijo les confiesa directa o indirectamente una orientación sexual no normativa? El psicólogo cree que puede llegar a ser un proceso de aceptación complicado, ya que "el mapa conceptual binario con el que muchos progenitores se mueven por la sexualidad no les sirve para interpretar la realidad de sus hijos e hijas". Por ello, "muchas familias perciben que el proceso de construcción de la identidad sexual de sus hijos e hijas es demasiado complicado para ellos".

"Esto genera incomprensión e incluso cierto desistimiento, el cual lleva a padres y madres a renunciar a entender a sus hijos e hijas", expresa Fandiño. "El esfuerzo a realizar para entender la sexualidad de los hijos e hijas ahora es más exigente y requiere de curiosidad y capacidad para el asombro, algo a lo que no todo el mundo está dispuesto. En todo caso, creo que esto se está reflejando en una creciente demanda entre grupos de familias y colectivos profesionales de recibir formación en educación sexual".

Orientación sexual e identidad de género

El contexto entre distintas generaciones es muy diferente. Bien es cierto que muchos de los padres primerizos de ahora ya son los millennials, lo que significa que poseen una mayor comprensión y aceptación de orientaciones no heterosexuales. Pero también ha irrumpido la realidad trans, que a pesar de no ser una orientación, sino algo más propio de la identidad de la persona, también forma parte de un punto de choque contra el paradigma binario que reinaba antes en la sociedad. Es importante señalar que dentro del colectivo LGTBI+, las personas trans son las que más discriminación sufren, según la encuesta anteriormente citada.

"La sexualidad de los hijos interpela también a la de sus progenitores, que con frecuencia no están dispuestos a revisar su propia historia sexual"

"La orientación sexual y la identidad de género son dos dimensiones diferentes de la sexualidad", admite Fandiño. "Tienen relación, en la medida en que forman parte de una misma realidad compleja, pero una no determina a la otra. En cuanto al abordaje a nivel educativo, creo que deben ser siempre tratadas desde la normalización y el respeto a la diversidad. Hay que entender la infancia y la adolescencia como períodos madurativos donde el sujeto tiene la necesidad y el derecho a la exploración, el descubrimiento y el cambio".

Finalmente, cabe reparar en por qué la sexualidad es un tema tan controvertido entre padres, madres e hijos. El psicólogo aduce que "la sexualidad de los hijos e hijas interpela también a la de sus progenitores". "Con frecuencia, no están dispuestos a revisar su propia historia sexual en función de los interrogantes que van abriendo sus hijos", concluye. "No me refiero a que los padres tengan que revelar su intimidad, sino a que puedan repensar su historia a la luz de los nuevos caminos que sus hijos e hijas van descubriendo. En este sentido, ese 'otro' puede ser lo 'queer', la orientación sexual o también estar adscrito a valores hipermachistas. Todo depende del contexto familiar con el que nos encontremos".

España es el segundo país del mundo con más población con una orientación sexual no normativa. Es decir, el 14% de las personas de entre 18 y 74 años en nuestro país se declara LGTBI+. En concreto, el 6% de los españoles (sean hombres o mujeres) dice ser homosexual y un 5% bisexual, según una reciente encuesta de Ipsos realizada a 22.500 personas en 30 países entre febrero y marzo de este mismo año.

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