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¿Cuánto de posible es pillar una infidelidad? Un estudio analiza el efecto contagio
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¿Cuánto de posible es pillar una infidelidad? Un estudio analiza el efecto contagio

Muchas personas que la han sufrido sin duda darían lo que fuera por haber podido saber de antemano lo que sucedía. Para ello es importante el concepto de contagio social

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Si hay algo que obsesiona a muchas personas y no las deja dormir por las noches, es la posibilidad de que su pareja las esté engañando. Sin entrar en problemas de autoestima o inseguridades de cada uno, muchas personas que han sufrido una infidelidad sin duda darían lo que fuera por haber podido saber de antemano lo que sucedía, para ahorrarse decepciones y sufrimiento. Pero, ¿es posible?

Habría que hablar para ello del efecto contagio o contagio social. Como informa 'Psychology Today', es definido como "comportamiento, emociones o condiciones que se propagan espontáneamente a través de un grupo o red", los efectos de contagio se han demostrado en una amplia gama de fenómenos que incluyen obesidad, patrones de sueño, tabaquismo, abuso de alcohol, uso de marihuana, soledad, felicidad, depresión y cooperación, entre otros.

El contagio social se manifiesta principalmente de dos formas: cómo nos sentimos (contagio emocional) y cómo actuamos (contagio conductual)

El contagio social se manifiesta principalmente de dos formas: cómo nos sentimos (contagio emocional) y cómo actuamos (contagio conductual). La investigación ha demostrado la propensión de las personas al contagio emocional. Es poco probable que seas feliz en una habitación llena de gente triste. El contagio conductual en concreto implica la propagación del comportamiento a través de un grupo. El término se originó, según parece, a mediados de la década de 1890 para explicar el comportamiento de la multitud, se refiere a nuestra tendencia a copiar o imitar el comportamiento de los demás. Desde risas histéricas contagiosas a salir corriendo en momentos de peligro, igual que aplaudirse o levantarse tras una ovación, muchos comportamientos están detrás de la influencia del contagio.

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¿Podría afectar a nuestras relaciones íntimas y comportamientos sociales? La investigación lo ha analizado. Se ha demostrado que el contagio juega un papel en la promiscuidad adolescente. También que el divorcio es contagioso. Algunos han argumentado que los aumentos recientes en los informes de disforia de género son el resultado del contagio. Y, como es el tema que nos atañe, un reciente artículo del investigador israelí Gurit Birnbaum, ha buscado examinar los procesos de contagio social en torno a la infidelidad. El equipo de Birnbaum realizó tres estudios separados para ver si "la exposición en línea a las normas de adulterio afectaría las percepciones de la relación actual y las expresiones de deseo de parejas alternativas". En todos los estudios, "los participantes en pareja fueron expuestos al comportamiento infiel de otras personas y luego pensaron en extraños atractivos. Se registraron sus percepciones y reacciones de relación durante estas experiencias".

Los participantes en pareja fueron expuestos al comportamiento infiel de otras personas y luego pensaron en extraños atractivos. Se registraron sus percepciones y reacciones de relación durante estas experiencias

Los resultados de un primer estudio, sin embargo, no respaldan la hipótesis del contagio ya que "la manipulación de la prevalencia de la infidelidad no afectó significativamente el deseo sexual de los participantes por sus parejas actuales y alternativas, al menos como se manifiesta en sus fantasías". Sin embargo, el segundo sí respaldó la hipótesis que indica que la exposición a las normas del adulterio (en lugar de la mera exposición general al engaño en un dominio no sexual) aumenta la probabilidad de que las personas consideren a otras personas atractivas como posibles parejas".

Foto: El uso compartido de una cuenta de Netflix, destapa su infidelidad... y todo acaba fatal (iStock)

El estudio tres exploró si la exposición a las normas del adulterio aumentaría no solo el deseo de infidelidad, sino también el esfuerzo por cumplir ese deseo. Con base en hallazgos previos, los autores predijeron que la exposición a las normas del adulterio aumentaría las expresiones de deseo por parejas alternativas, lo que, a su vez, estaría asociado con mayores esfuerzos para interactuar con ellos en el futuro. En el estudio, 140 participantes fueron expuestos por primera vez a normas de adulterio o trampa en lo académico.

Luego, fueron entrevistados, utilizando una plataforma en línea, por un atractivo entrevistador del sexo opuesto. Al final de la entrevista, se “pidió a los participantes que dejaran un último mensaje para los entrevistadores”. Luego, estos mensajes se codificaron para determinar si contenían esfuerzos para solicitar futuras interacciones. Los participantes también calificaron la deseabilidad sexual del entrevistador, así como su propio compromiso con su pareja actual. Los resultados aquí fueron mixtos. "Los hallazgos mostraron que, en comparación con la exposición a las normas de hacer trampa en lo académico, la exposición a las normas de adulterio disminuyó el compromiso con la pareja actual, pero no afectó significativamente las expresiones de deseo por parejas alternativas".

Estos hallazgos sugieren que la exposición a las normas del adulterio disminuye la conciencia de las prioridades a largo plazo del mantenimiento de la relación

¿La conclusión? Los investigadores interpretan sus resultados en general como muestra de que “después de la exposición al comportamiento infiel de otros, los participantes tenían menos probabilidades de devaluar el atractivo de las parejas alternativas y de comprometerse con su relación. Estos hallazgos sugieren que la exposición a las normas del adulterio disminuye la conciencia de las prioridades a largo plazo del mantenimiento de la relación, disminuyendo la resistencia a la tentación de alternativas atractivas”.

El trabajo de Birnbaum aquí debe interpretarse con cautela. Por un lado, los resultados fueron en su mayoría mixtos con respecto al poder de contagio en este contexto. De cualquier manera, los hallazgos generales se alinean con la diversa literatura que sugiere fuertemente que, debido a nuestra tendencia hacia el contagio social, el control de nuestro comportamiento está situado en gran medida fuera de nosotros.

Parece inevitable asumir que, en un grupo malo, la mayoría de las personas, incluso las buenas, terminarán por portarse mal

Una implicación importante de esta comprensión emergente es que esperar que las personas permanezcan en el camino de la bondad emocional y de comportamiento únicamente por su voluntad, compromisos y valores individuales es ingenuo, incluso peligroso. Esto se debe a que, para los seres humanos, la supervivencia y el desarrollo individual dependen por completo del apoyo del grupo. Nuestros impulsos más profundos, por lo tanto, son ir con el grupo. Parece inevitable asumir que, en un grupo malo, la mayoría de las personas, incluso las buenas, terminarán por portarse mal.

Si hay algo que obsesiona a muchas personas y no las deja dormir por las noches, es la posibilidad de que su pareja las esté engañando. Sin entrar en problemas de autoestima o inseguridades de cada uno, muchas personas que han sufrido una infidelidad sin duda darían lo que fuera por haber podido saber de antemano lo que sucedía, para ahorrarse decepciones y sufrimiento. Pero, ¿es posible?

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