Casos inexplicables de histeria colectiva a lo largo de la historia

Una de las escenas más recordadas de los días previos al confinamiento fue ese extraño caso de histeria colectiva en el que todo el mundo, de pronto, tenía mucha necesidad de comprar papel higiénico. Como la gente compraba sin ton ni son, las reservas se acabaron en muchos supermercados. Era algo completamente absurdo, pues entre los síntomas más frecuentes del COVID-19, por aquel entonces, ni siquiera figuraban los problemas intestinales. Pero aun así, como una epidemia, el miedo se propagó.

El miedo es contagioso, aunque no solo él. La histeria colectiva, un pánico que recorre de pronto a un gran grupo de individuos, ha formado parte de la historia del ser humano desde sus inicios. Algunos casos son particularmente terroríficos, porque a día de hoy no tienen mayor explicación que el de la histeria mencionada. Enfermedades en masa, pánicos financieros o juicios a brujas que se atribuyen al sesgo cognitivo llamado efecto Bandwagon. A día de hoy todavía se discute si muchos milagros (el del Sol en el contexto de la Virgen de Fátima es uno de los más famosos) son justamente casos de histeria colectiva, o si eventos recientes como los pinchazos en discotecas sucedidos este mismo verano también podrían estar relacionados con ello.

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Recopilamos, pues, algunos de estos extraños casos, que a día de hoy todavía sorprenden a historiadores y curiosos por igual.

Bailar hasta la muerte

La coreomanía fue un fenómeno social que se produjo principalmente en los países centroeuropeos entre los siglos XIV y XVII. Uno de los primeros brotes importantes de los que se tiene registro fue en Aquisgrán, Alemania, en 1347, y se 'extendió' a otros lugares como Colonia, Flandes, Franconia, Hainaut, Metz, Estrasburgo, Tongeren o Utrecht, y a países como Italia y Luxemburgo. Pero antes ya se habían producido extrañas epidemias inexplicables. Por ejemplo, algunos textos hablan de un grupo de niños que en 1237 viajaban desde Erfurt a Arnstadt y lo hicieron saltando y bailando durante todo el camino, lo que recuerda irremediablemente a la leyenda del flautista de Hamelin.

Una vez empezado el episodio rara vez se detenían (llegando a romperse las costillas o directamente morir en el proceso) y solía ocurrir en tiempos de dificultad

De igual manera, hay recogidos testimonios de que se produjo en 1418 en Estrasburgo, en 1428 en Schaffhausen (un monje bailó hasta la muerte) y Zúrich o en 1536 en Basilea con la participación de un grupo de niños. Las explicaciones que se han dado al respecto son muy variadas: desde enfermedades como la epilepsia o el tifus a envenenamientos. Lo más curioso es que una vez empezado el episodio rara vez se detenían (llegando a romperse las costillas o directamente morir en el proceso) y que solían ocurrir en tiempos de dificultad. Además, parecieron desaparecer hacia la mitad del siglo XVII.

La guerra de los mundos o cómo trolear a toda la población

Un día de Halloween de 1938, un desconocido por entonces Orson Welles inició una retransmisión de radio que se convertiría en uno de los momentos más grandes de la historia de la misma. Advirtiendo antes que se trataba de una dramatización (algo que, desgraciadamente, muchos oyentes rezagados no escucharon), narró: "Interrumpimos nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de última hora procedente de la agencia Intercontinental Radio. El profesor Farrel del Observatorio de Mount Jennings de Chicago reporta que se ha observado en el planeta Marte algunas explosiones que se dirigen a la Tierra con enorme rapidez... Continuaremos informando".

Lo que sucedió después ha pasado a la historia. Aunque con el tiempo se ha asegurado que el pánico no fue tan exagerado como en un principio se presupuso, pero sí se dieron anécdotas bastante curiosas. Mucha gente acabó en el hospital (algunos deseaban donar sangre) e incluso un grupo de personas llegaron a disparar a un tanque de agua creyendo que se había transformado en una "máquina de guerra marciana gigante". A Orson Welles no le vino mal esa fama, porque después se alzaría como uno de los directores más famosos de la historia, tras rodar 'Ciudadano Kane'.

La tragedia del Cine Oberdan

En 1938 en São Paulo sucedió una tragedia que podría haberse evitado, pues fue bastante extraña. El pánico se apoderó de una sala del llamado cine Oberdan cuando alguien gritó, alarmado, que había fuego. La gente corrió hacia la salida, sin embargo, solo había una puerta para ello y las dos escaleras de acceso hasta ese piso eran muy estrechas, por lo que muchos cayeron, fueron pisoteadas y aplastadas. Una treintena de personas murieron, entre ellas muchos niños.

Lo curioso es que nunca hubo ninguna señal de incendio. Según los informes, muchos atribuyeron el incidente a un cierto momento de la película en el que dos aviones chocaban, lo que habría motivado que un espectador gritase, provocando de esta manera la tragedia.

Koro: el síndrome más extraño

Un día te despiertas y tu pene se ha contraído. Parece una pesadilla, ¿verdad? Imagina que, además, sientes que sigue retrayéndose hasta el punto de que podría introducirse en tu tripa, o desaparecer por completo, o matarte. Es difícil imaginarlo si nunca has pensado algo así, pero es la ansiedad que sufren las personas con síndrome de Koro, un trastorno psiquiátrico que tiene su origen en Asia (en textos chinos anteriores al 300 a.C ya se habla de ello) pero que también puede darse en Occidente, aunque en esos casos parece más fácil de curar con terapia psicológica, pues en Oriente está más relacionado con la creencia en hechizos o lo sobrenatural.

En los 60 en Singapur miles de hombres creyeron que sus órganos genitales se estaban contrayendo y decidieron evitarlo usando clavijas

En varias ocasiones, de hecho, se ha convertido en un caso de histeria colectiva. El koro es, según los que lo han estudiado, tan sumamente contagioso que en algunas veces se han dado casos de auténtica epidemia. Una de las más famosas fue en Singapur en 1967, cuando más de mil hombres intentaron evitar esa supuesta contracción mediante clavijas.

Risas descontroladas en Tanzania

Un día como cualquier otro de 1962, tres alumnas de una escuela en lo que hoy es Tanzania comenzaron a comportarse de manera un tanto extraña, bromeando y riéndose. Pronto, esa risa mutó en algo más raro, y no podían parar de reír histéricamente. Sin saber muy bien cómo, el resto de la escuela empezó a contagiarse de este efecto, y al poco tiempo 95 de las 159 asistentes al colegio tampoco podían parar de reír, durante 16 horas seguidas en los casos más graves. Todavía no hay una explicación, más allá de la histeria colectiva.