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El exiliado, el bombero y el jefe: ¿cómo dialogar con las diferentes partes de nosotros mismos?
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'SISTEMAS DE LA FAMILIA INTERNA'

El exiliado, el bombero y el jefe: ¿cómo dialogar con las diferentes partes de nosotros mismos?

Quiénes somos viene determinado por la voz interior que decidimos escuchar. Hoy desentrañamos un modelo de terapia muy eficaz para tratar traumas, duelos amorosos o conductas descontroladas

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Siempre quisiste ir a Nueva York. Perderte entre avenidas de grandes rascacielos, visitar los escenarios de tus pelis favoritas y sentir el inmenso ruido de la metrópoli que nunca duerme. Has soñado varias veces que estabas ahí, recorriendo esas calles con la mejor compañía, y por fin se te ha presentado la oportunidad, ya que tienes el tiempo y el dinero para hacerlo. Pero, de pronto, se presenta una idea en tu cabeza que habías pasado por alto en mitad de toda esa ensoñación neoyorquina: te da miedo volar. ¿Cómo podías haberlo olvidado? Vale, piensas, no es para tanto. A fin de cuentas, quedan nueve meses para el viaje. Tienes tiempo para prepararte, pensarlo o si de verdad sientes que no puedes hacerlo y aguantar más de ocho horas dentro de un avión, anularlo. Pero sabes que en ese plazo la idea se convertirá en obsesión. ¿Qué prima más, el sueño de estar en Nueva York o tu miedo a los aviones?

Este ejemplo puede aplicarse a otras muchas situaciones en las que dos partes de nosotros mismos parece que pugnan por salirse con la suya. En realidad, no son dos, sino tres, regidas por una supuesta identidad común a todas ellas, que es la que se proyecta hacia el futuro. Tu fascinación por Nueva York forma parte de tu identidad: así lo refleja el póster gigante que decora la pared de tu habitación, la discografía de los Ramones, tu historial de YouTube repleto de vídeos en 4K de la Quinta Avenida o la larga lista de películas favoritas cuyo escenario es la gran metrópoli. Sin embargo, tienes esa fobia alojada en lo profundo de ti mismo, tan profundo que ni siquiera puedes encontrarle una explicación, ya que siempre has dicho que no a varios viajes por temor a coger el avión.

En terapia, no se puede comprender la identidad de un sujeto o su forma de actuar sin analizar las distintas partes que lo componen

Para resolver entuertos como este, en psicología se usa mucho el modelo de Sistemas de la Familia Interna, desarrollado por el psiquiatra Richard C. Schwartz en la década de los años 80. Como su nombre indica, se basa en una aplicación de la Teoría de Sistemas, la cual se aplica no solo a la psicología si no a otras disciplinas y se basa en comprender un "todo", por decirlo así, como la suma de una serie de partes interrelacionadas. En la terapia psicológica, esto quiere decir que no se puede comprender la identidad de un sujeto o su forma de comportarse sin analizar las distintas características que lo componen, asumiendo que muchas veces (cuando no la mayoría) actuamos de acuerdo a factores contradictorios.

Hacer las paces con todos tus "yo"

Pongamos otro ejemplo. Tu mejor amigo te invita a su boda. Inmediatamente le das la enhorabuena y le dices que sí, pero al cabo de los días caes en la cuenta de algo importante: va a acudir tu ex, la persona con la que lo dejaste hace unas semanas. No fue una ruptura fácil, todo sea dicho, sino un drama digno de telenovela repleto de lágrimas. Que te engañara con otro no quita para que sea una buena amiga de la pareja, por lo que no puedes pedir que cancelen su invitación. Siempre se ha portado bien con ellos y no eres quién para vetar a nadie. Por ello, empiezas a comerte la cabeza y a pensar en reconsiderar la opción de ir. Aunque queda un año para la boda y eso es mucho tiempo, tienes que decidirlo ya.

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Sea una boda o una fiesta, si nos vemos exhortados a acudir a un evento importante en el que nos encontraremos con un personaje que nos evoca un evento traumático de nuestras vidas, surgirá en nosotros una pugna interna por querer escapar de la situación y a la vez aceptarla tal y como viene. Este tipo de problemas, similares a los de cualquier tipo de fobia como el anterior, pueden resolverse en terapia psicológica atendiendo al modelo de Sistemas de la Familia Interna. El objetivo es analizar y escuchar a cada una de las partes que luchan en nuestra cabeza por salirse con la suya, amainarlas y luego tomar una ddecisión. Pero para ello hay que conocerlas primero, y según Schwartz, son tres, que a su vez responden a una identidad soterrada, lo que podría ser el "yo supremo", el cual es una identidad marcada por la cultura de Nueva York o por el mejor amigo que va a vivir uno de los días más importantes de su vida y al que no podemos ni queremos fallar.

El exiliado, el bombero y el jefe

En primer lugar, está el "yo exiliado", que es la parte que alude a los traumas psicológicos, de más profundos a más intensos. Este es el más rebelde de todos, ya que actúa de manera independiente, ejerciendo una influencia brutal contra el resto, hasta el punto de hacer que renuncien a sus peticiones o a lo que más les gusta. En los dos ejemplos anteriores, Nueva York o la boda rodeado de tus mejores amigos. En segundo lugar, el "yo bombero", el que apaga el fuego y apacigua la situación, aunque solo sea mediante el aplazamiento. ¿Cómo? A través de manías o vicios que sirven para tapar la voz del "yo exiliado". Como este hace mucho ruido y no queremos saber nada de él, aparece el "yo bombero" para usar tácticas de escape a ese fuego interno.

"Reconocer a cada una de tus partes es el primer paso hacia la curación y el amor propio"

Y, por último y el más importante, aquel que merece la pena estimular y escuchar, el "yo gerente" o "jefe", el más razonable. Si tienes fobia a los aviones pero te mueres de ganas por estar en Nueva York, es el que te dice que tienes que enfrentarte a tus miedos, por ejemplo, a través de la terapia psicológica. O si quieres ir a la boda de tu amigo pero que no enturbie el evento tu ex, es el que te conmina a hacer las paces con ella o contigo mismo antes de la cita. O, como mínimo, hacer frente al dolor, la vergüenza o el malestar de volver a veros para que te afecte lo menos posible.

El núcleo de uno mismo, el que decide

Entonces, ¿cómo hacer que se entiendan todos ellos para superar ese evento traumático? Evidentemente, no es un proceso fácil y necesitarás fuerza de voluntad y aplomo para que todos ellos se pongan de acuerdo y al final acaben todos contentos. Negar cualquiera de ellos bajo la premisa de que unos son más buenos que otros no es lo más apropiado. Lógicamente, el exiliado y el bombero son los más nocivos, pero eso no quiere decir que haya que dejarles de lado, pues si no los escuchas subirás a ese avión convencido, pero lo acabarás pasando fatal. En ese caso, el "yo exiliado" se cogerá una rabieta terrible que te amargará el viaje.

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"Reconocer a cada una de tus partes es el primer paso hacia la curación y el amor propio", explica Derek Scott, terapeuta especializado en este modelo, quien ha escrito un interesante artículo en la revista Aeon donde aporta las claves. A medida que conozcas a cada una de ellas y que sepan que estás ahí para cuando te necesiten, tendrán más confianza en ti mismo y en ese núcleo de identidad que ejecuta las acciones. Al fin y al cabo, el principio que rige los Sistemas de la Familia Interna es positivo, y se basa en la curiosidad, la compasión, la creatividad y la valentía. Estas son cualidades que se dan como inherentes en las personas, incluso en aquellas que adoptan modelos de respuesta violentos a situaciones difíciles, como también inciden desde la web de Psicología y Mente.

Nuestro "yo de verdad", por llamarlo así, el que está alojado en el núcleo de nuestra identidad y que recibe la influencia directa de los otros tres, siempre está proyectándose de una forma benévola hacia el futuro. Por ello, "daría las gracias al bombero por sacarnos de una situación amenazante, permitiría descansar al exiliado de su yugo de vergüenza o valoraría al gerente por asegurarse de que dichas situaciones negativas no vuelvan a ocurrir". En ese momento, y gracias a la terapia psicológica, podrían todos hacer las paces con el "yo central" que ejerce las acciones, conviviendo de una manera pacífica y práctica, para afrontar los problemas que puedan surgir entre ellos o frente a un factor externo.

Siempre quisiste ir a Nueva York. Perderte entre avenidas de grandes rascacielos, visitar los escenarios de tus pelis favoritas y sentir el inmenso ruido de la metrópoli que nunca duerme. Has soñado varias veces que estabas ahí, recorriendo esas calles con la mejor compañía, y por fin se te ha presentado la oportunidad, ya que tienes el tiempo y el dinero para hacerlo. Pero, de pronto, se presenta una idea en tu cabeza que habías pasado por alto en mitad de toda esa ensoñación neoyorquina: te da miedo volar. ¿Cómo podías haberlo olvidado? Vale, piensas, no es para tanto. A fin de cuentas, quedan nueve meses para el viaje. Tienes tiempo para prepararte, pensarlo o si de verdad sientes que no puedes hacerlo y aguantar más de ocho horas dentro de un avión, anularlo. Pero sabes que en ese plazo la idea se convertirá en obsesión. ¿Qué prima más, el sueño de estar en Nueva York o tu miedo a los aviones?

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