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La mujer que desafió a Freud y cambió el enfoque masculino de la psiquiatría
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PIONERA DE LA PSICOLOGÍA FEMINISTA

La mujer que desafió a Freud y cambió el enfoque masculino de la psiquiatría

Karen Horney refutó las teorías del padre del psicoanálisis, fundamentadas en torno a la libido, e hizo avanzar a la psicología moderna hacia nuevos postulados

Foto: Foto: Wikipedia.
Foto: Wikipedia.

En 1885, nació una mujer a la que sus padres llamaron Karen. Su primera gran decepción fue descubrir que no había nada en su zona genital más que un agujero. ¿Por qué sus cinco hermanos y su padre tenían un falo y ella no? ¿Acaso lo envidiaba? Esta sería una de las grandes cuestiones que marcarían su vida posterior. A sus 13 años, soñaba con ser médica para resolver tal enigma de la biología humana, entre muchos otros. Así, se graduó en la Universidad de Hamburgo, una de las pocas que en aquellos años permitían el acceso de mujeres a sus campus y aulas. Cuando tomó la decisión, a su padre no le sentó nada bien. ¿Era por su agujero?

Durante sus años de estudiante, conoció a un joven llamado Oskar Horney. Se enamoró perdidamente de él y tuvieron tres hijos. Pero nada más obtuvo su licenciatura, sus padres fallecen y Karen se sume en una profunda depresión. Es entonces cuando decide interesarse por la psiquiatría, quizá con la esperanza de curarse de la abismal que tristeza que sentía. Allí se encuentra con un tal Karl Abraham, uno de los discípulos más devotos de Sigmund Freud, con quien se sienta en el diván para tratar los problemas sexuales con Oskar y la aguda depresión que sentía.

"Horney ofrece una visión muy necesaria del desarrollo humano basada en las conexiones familiares" y no tanto en la libido, como Freud

Entonces, Abraham le explica que en realidad lo que le sucede es que tenía unos fuertes deseos incestuosos reprimidos por su padre que no le dejaban disfrutar de su vida sexual, y que además nunca podría satisfacer tras la pérdida de sus progenitores, lo que explicaba su melancolía. En ese momento, Karen no creyó a Abraham, pues en ningún momento sentía atracción sexual por su padre. Y a partir de esta desafección con las teorías psicoanalíticas de su colega, emanadas directamente desde Freud, desarrolló una corriente alternativa en la psiquiatría que por fin rompería con la tradición masculina y patriarcal que imperaba en aquellos años en torno al inconsciente humano.

La "envidia de pene"

El punto de partida fue el momento en el que Karen descubrió que no tenía pene como sus padres o sus hermanos. ¿Acaso los órganos sexuales se pueden envidiar? Sí, según Freud, la mujer ansiaba tener falo, y como no podía tenerlo, despertaba en ella el instinto sexual de tenerlo dentro de su cuerpo, lo que resultaba ser la matriz de la heterosexualidad. Pero Karen se dio cuenta de que los motivos por los que aparecía la "envidia de pene" (o "penisneid", como lo llamaba el padre del psicoanálisis) no eran para nada biológicos, sino sociales.

"Las chicas que desean ser chicos lo hacen por las restricciones sociales y el estigma asociado a ser mujer", no por tener 'envidia de pene'

En otras palabras, lo que las mujeres envidiaban de los hombres no era el órgano reproductor masculino, sino el privilegio de ser hombres en una sociedad machista. Al no contar los mismos derechos solo por el hecho de haber nacido con vagina, las mujeres que se salían de la norma o que no se amoldaban a los cánones sociales y que Freud subsumía bajo el diagnóstico de la histeria, no estaban para nada enfermas, deprimidas o poseían alguna disfunción sexual; ansiaban liberarse de las ataduras de las convenciones sociales, en aquellos años muy rígidas contra este grupo social.

Así, Karen refutó las tesis de Abraham, resolviendo que su problema radicaba en el hecho de haber nacido mujer en una sociedad machista, y no precisamente el hecho de tener vagina en vez de pene. Y, a partir de este racionamiento, empezó a trabajar e investigar para desmantelar toda la estructura de pensamiento psicoanalítico de Freud. "Horney saltó a la fama por postular una propuesta antitética a la teoría psicosexual de Freud, y en particular a lo que él llamaba la 'envidia de pene'", explica Heba Yosry, filósofa de la Universidad de El Cairo, en un reciente e interesante artículo publicado en 'Aeon' sobre la vida y el pensamiento de Karen traído a estos tiempos.

Foto: ¿Vendría la teoría de "la envidia del pene" de este fallido experimento de Sigmund Freud?

"Creía que Freud no daba cuenta de la verdadera fuerza subyacente a la 'envidia de pene' y rechazaba su teoría", prosigue. "Horney reconocía que algunas chicas experimentan sentimientos de inferioridad generalizados que podrían equivaler a un anhelo de convertirse en chicos. Sin embargo, no estaba de acuerdo en las razones que causaban esta desavenencia. Las chicas que desean ser chicos lo hacen por las restricciones sociales y el estigma asociado a ser mujer. Su deseo se manifiesta en el varón encarnado solo porque es independiente, autónomo y libre".

La neurosis

Más allá de refutar este término freudiano, se dedicó a bucear en las fases del desarrollo psicosexual postuladas por el intelectual austríaco, resolviendo que no se trataba de factores biológicamente orgánicos (la fase oral, anal, fálica, latente y genital), sino de la forma en la que los padres manejan la ansiedad del niño durante sus primeros años, como explica el psicólogo Antonio Torres en un artículo de 'Psicología y Mente'. Entonces, se da el gran paso para entender al fin el inconsciente no como el producto de la libido en los primeros años de vida de una persona, sino con el trato y la educación recibida por parte de sus progenitores. En ese sentido, una persona considerada "sana" desde el punto de vista psicológico, y que Horney unirá al rasgo positivo de capacidad de autorrealización, será aquella que haya crecido en un entorno seguro y afectuoso; de lo contrario, sufrirá de neurosis a lo largo de su vida.

Foto: Los acumuladores de orgón que inventó para extraer las energías negativas. (FDA)

"Horney ofrece una visión muy necesaria del desarrollo humano basada en las conexiones familiares", comenta por su parte Yosry. "La suya era una contranarrativa a las fijaciones biológicamente necesarias que Freud ofrecía. En última instancia, ese amor y cuidado son capaces de curar lo que ha sido dañado y pueden prevenir el daño. Horney creó un paisaje íntimo para el desarrollo en el que la relación entre padres e hijos se convierte en el punto de partida de la relación con uno mismo y el otro. Dentro de esta cosmología matriarcal ideada por ella, al niño se le permite cometer errores que son rectificados".

Gracias a Horney, la psique del individuo no viene dada por un contexto libidinoso inevitable en el mundo de la infancia. Así, construye un sentido sano del yo fuera de la mitología freudiana. "Se puede considerar que sus teorías provienen de una cosmovisión matriarcal que asienta el privilegio en el amor y la calidez como los principales impulsores de una salud mental sana", concluye la psicóloga. "Las teorías de Freud crearon una cosmovisión competitiva llena de pruebas y tribulaciones donde el ser humano debe demostrar siempre su valía".

Foto: Ilustración del equipo de Diseño de El Confidencial.

En cambio, Horney apostó por el cuidado como punto de partida para una buena salud mental, lo cual a día de hoy resulta lógico: si recibes buenos tratos de pequeño, de mayor podrás superar mejor las dificultades que aparecen en la vida. En caso contrario, la neurosis aparecerá a partir de sensaciones negativas que te perseguirán y con las que deberás luchar para sobreponerte a ti mismo y al otro.

La psicoanalista describió tres tipos de tendencias neuróticas: la complaciente o sumisa (necesidad constante de buscar la aprobación o el afecto de los demás, que se traduce por ejemplo en el miedo al abandono), la agresiva o expansiva (los dominadores y manipuladores natos, tal vez narcisistas, que en su día recibieron comportamiento hostiles por parte de sus padres) y la aislada o resignada (aquellos que apuntan a manías relacionadas con el perfeccionismo o se sienten cómodos en soledad, condenados a una vida desapegada).

En 1885, nació una mujer a la que sus padres llamaron Karen. Su primera gran decepción fue descubrir que no había nada en su zona genital más que un agujero. ¿Por qué sus cinco hermanos y su padre tenían un falo y ella no? ¿Acaso lo envidiaba? Esta sería una de las grandes cuestiones que marcarían su vida posterior. A sus 13 años, soñaba con ser médica para resolver tal enigma de la biología humana, entre muchos otros. Así, se graduó en la Universidad de Hamburgo, una de las pocas que en aquellos años permitían el acceso de mujeres a sus campus y aulas. Cuando tomó la decisión, a su padre no le sentó nada bien. ¿Era por su agujero?

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