¿Necesitamos realmente desodorante para nuestro día a día?

"Las personas tienen fuertes preferencias y sensibilidades para oler. La gente, desde el principio de los tiempos, ha usado perfumes o colonias para enmascarar el olor". Lo dice la doctora Nina Botto, profesora de dermatología en la Universidad de California, a lo que otro especialista como el doctor Joshua Zeichner, profesor de dermatología en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, añade que "vivimos en una sociedad donde el olor corporal no es universalmente aceptado, por lo que el desodorante es parte de la rutina diaria de higiene".

Sin embargo, eso no significa que lo necesitemos para vivir, como sí sucede por ejemplo con el hilo dental, como reconoce la doctora Botto: "Ahí existen datos de que en realidad vas a vivir más si usas hilo dental con regularidad". Pero no vivirás más oliendo más o menos. Por eso, el doctor Zeichner habla del "estigma asociado a la humedad de la ropa debido al sudor, lo que ha llevado a los antitranspirantes a ser parte de las rutinas diarias del cuidado de la piel".

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Gonzalo de Diego Ramos

Los productos son cada vez más completos, ya que los desodorantes neutralizan el olor corporal e incluyen ya a los antitranspirantes que se encargan de reducir la humedad en la piel. Pero ese olor no es necesariamente desagradable para todo el mundo. De hecho, Tristram Wyatt, investigador de la Universidad de Oxford, asegura a la CNN que algunas personas encuentran atractivo en el olor de los demás debido a los diferentes sistemas inmunológicos que tiene cada persona.

Desodorante sí o desodorante no

No todo el mundo sabe que el sudor ayuda a mantener la temperatura corporal de nuestro cuerpo. Pero, como explica el doctor Zeichner, "en algunos casos sudamos más de lo necesario. Esto se conoce como sudoración patológica o hiperhidrosis. El sudor en sí es inodoro. Sin embargo, las bacterias en la piel descomponen el sudor, creando un mal olor". Por eso, comparte un truco para usar el desodorante: "Dado que sudamos menos por la noche, pueden formar un tapón dentro de la glándula sudorípara de manera más efectiva si los aplica antes de acostarse".

Sin embargo, la dermatóloga Julie Russak alerta del peligro que puede suponer el uso de antitranspirantes en personas que no lo necesiten: "Al bloquear por completo esa glándula, se corre el riesgo de un aumento paradójico de la producción de sudor en otras áreas".

Mientras, el doctor Zeichner lanza una advertencia que deberíamos tener en cuenta: el olor del sudor puede depender de nuestra dieta y cambiar. Por ejemplo, aquellos que comen habitualmente vegetales crucíferos como brócoli o coliflor pueden tener un olor característico similar al azufre.

Julie Russak ahonda en esa idea: "La salud intestinal, la salud de la piel y la salud del microbioma de la piel pueden influir en nuestro olor corporal. Algunos trastornos metabólicos producen un olor muy particular en general (por ejemplo, la cetoacidosis o la uremia por diabetes). Una piel sana y un cuerpo sano no deben tener mal olor".

No se ha podido probar que el aluminio tenga relación con diferentes tipos de cáncer

Por último, los expertos también se posicionan sobre aquellos ingredientes de los desodorantes sobre los que corren rumores acerca de su potencial peligrosidad. La dermatóloga Amanda Doyle reconoce que "el uso de ingredientes inorgánicos como sales de aluminio en cosméticos y productos para el cuidado personal ha sido una preocupación para productores y consumidores. Aunque el aluminio se usa para tratar la hiperhidrosis, han surgido algunas preocupaciones sobre el papel del aluminio en el cáncer de mama, los quistes mamarios y la enfermedad de Alzheimer. La absorción del aluminio por la piel aún no se comprende completamente, pero la carcinogenicidad del aluminio no ha sido probada".