Estos son los motivos por los que debes guardar tus joyas por separado

Las prisas y el descuido no son amigas del orden, y nuestras joyas lo saben bien. Apiladas unas encima de otras, enredadas, formando la bola de nudos más difícil deshacer del mundo, sufren cada vez que las guardamos sin cuidado.

No es nada nuevo que si se almacenan sueltas en un joyero o una caja, las joyas que contengan oro, plata y cobre se desgastan más rápidamente. Aun así, no dejamos de hacerlo. Mezclarlas predice ya, además, una tragedia asegurada. Pero, ¿por qué pasa esto? ¿Cuál es la mejor manera para evitar que ocurra?

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La tarea no es otra que la de conservar tus pendientes, collares, pulseras y anillos, protegiéndolos en la medida de lo posible de arañazos y oxidaciones. Para ello existen una serie de pautas sencillas y eficientes.

Cuidado con la plata y el cobre

Marcus Young, profesor asociado de ciencia de materiales en la Universidad estadounidense del Norte de Texas, explica en un artículo de la periodista Dana Rose Falcone, publicado en El Huffington Post que juntar dos materiales, especialmente plata y cobre, genera una especie de "batería" fatal. La unión se convierte en una celda galvánica en la que los iones presentes en los metales son transportados de uno a otro y conducen a la corrosión. Por lo tanto, esto provoca reacciones de oxidación-reducción que dan como resultado manchas y decoloración general en las joyas.

Para llevar esto a la práctica, es importante saber a priori que gran parte de las joyas contienen plata y cobre. Como resultado, cualquier joya que contenga plata y cobre es susceptible al deslustre, y eso es casi todas las joyas comunes.

Según apunta Judith Anderson, experta en joyería preciosa, el oro de 14 quilates tiene solo un 58,5% de oro puro. Se trata de una marca habitual: la concentración ideal para la joyería es de 14K, 18K o hasta 22K. ¿Y qué quiere decir esto? Pues que toda joya marcada como de oro 14 quilates (14K), por ejemplo, contiene 14 partes de oro mezclado con 10 partes de otro metal.

Lejos de la humedad

La velocidad de oxidación varía, precisamente, en función de la formación de la aleación, es decir, la proporción de cada metal en la composición de la joya. Con todo ello, la cuenta (y la lógica) sale rápido: a tus piezas de joyería no les importa estar juntas, pero por su naturaleza misma detestan estar revueltas.

No obstante, el almacenamiento de tus joyas por separado también debe ir acompañado de una elección adecuada en cuanto al ambiente en el que se encuentran. Se trata de almacenar estas piezas en un lugar limpio y, sobre todo, lejos de la humedad. Esta última suele ser responsable de crear una capa de hidróxido y óxido que provoca deslustre.

Por su puesto, contra el paso de los años poco más se puede hacer, por lo que esto prolongará que tengas que frecuentar la joyería a menudo, pero no lo evita por completo.