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Echarte muchas siestas podría denotar un peligro de salud
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Echarte muchas siestas podría denotar un peligro de salud

Muchas personas caen rendidas en el sofá después de comer. Es una sensación agradable, pero puede darse el caso en el que no sea nada bueno

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Sofá, mantita y tele. Pero en lugar de que esto sea por la noche antes de dormir, puede ser perfectamente a las cuatro de la tarde mientras vemos esas películas extrañas de sobremesa. Muchas personas caen rendidas por la siesta y después despiertan sin recordar quiénes son o en qué planeta se encuentran. Sin embargo, ceder a este simple placer con frecuencia podría significar que algo no va bien.

Un nuevo estudio concluye que las siestas regulares y frecuentes se correlacionan con un mayor riesgo de hipertensión y accidente cerebrovascular, informa 'Science Alert'. El análisis se hizo en Reino Unido y reveló el vínculo, lo que podría ser más que una coincidencia. Aunque, al ser un estudio correlacional, las cifras no implican necesariamente que la culpa sea de las propias siestas. Es muy posible que los malos patrones de sueño sean el problema, y ​​esos breves momentos de descanso durante el día podrían no ser suficientes para protegernos de los déficits de salud que se producen como resultado.

Es muy posible que los malos patrones de sueño sean el problema, y ​​esos breves momentos de descanso durante el día podrían no ser suficientes

Estudios anteriores han señalado un posible vínculo entre las siestas diurnas y la hipertensión y, por extensión, una de sus principales complicaciones, el accidente cerebrovascular. Ambas condiciones son graves: la hipertensión, diagnosticada a través de la presión arterial alta persistente, es una de las principales causas de muerte prematura, y el accidente cerebrovascular puede causar una discapacidad grave a largo plazo y la muerte.

Foto:  ¿No puedes descansar? Esta es la mejor postura para dormir cuando hace tanto calor (Unsplash/Oleg Ivanov)

Para ampliar aún más los estudios anteriores, los investigadores recurrieron al Biobanco para realizar un estudio que incluía la aleatorización mendeliana (el efecto que tienen las variaciones genéticas en un resultado para determinar la causalidad) y observaciones que tuvieron lugar durante largos períodos de tiempo. La base de datos tiene información sobre más de 500.000 personas del Reino Unido de entre 40 y 69 años de los años 2006 y 2010, que proporcionaron regularmente muestras y actualizaciones sobre su salud. También hubo una encuesta sobre siestas, repetida en varias ocasiones.

La mayoría de los que dormían la siesta con regularidad eran hombres, fumaban, bebían a diario, tenían niveles de educación e ingresos más bajos y reportaron insomnio y ronquidos

De los datos del Biobanco, los investigadores excluyeron a las personas que ya tenían presión arterial alta o habían sufrido un derrame cerebral antes del comienzo del estudio. Esto dejó 358.451 personas cuya información de salud contribuyó al estudio, incluidos 50.507 incidentes de hipertensión y 4.333 incidentes de accidente cerebrovascular. Esta amplia muestra reveló información fascinante. Por ejemplo, la mayoría de los que dormían la siesta con regularidad eran hombres, fumaban, bebían a diario, tenían niveles de educación e ingresos más bajos y reportaron insomnio y ronquidos.

Una mayor frecuencia de siestas también se asoció positivamente con la predisposición genética a la hipertensión. Los que dormían la siesta regularmente tenían un riesgo 12% más alto de hipertensión que los que rara vez o nunca tomaban la siesta, y un riesgo 24% más alto de accidente cerebrovascular. Y este riesgo era más alto para los participantes más jóvenes menores de 60 años, cuyo riesgo de hipertensión era del 20%, en comparación con el 10% de los mayores de 60 años.

La presión arterial puede aumentar después de una siesta; eso puede desempeñar un papel en el aumento del riesgo de accidente cerebrovascular

El aumento de la frecuencia de las siestas, informado por alrededor de una cuarta parte de los participantes, también es motivo de preocupación. Aumentar la frecuencia de las siestas en solo una categoría de la encuesta, por ejemplo, de nunca a algunas veces, aumentó el riesgo de hipertensión en un 40%. En lugar de que uno cause al otro, las siestas y la hipertensión pueden ser síntomas del mismo problema subyacente: tomar una siesta en sí no es dañino, pero muchas personas quizá lo hagan debido a la falta de sueño por la noche. Dormir mal por la noche se asocia con una peor salud, y las siestas no son suficientes para compensar eso.

Eso no significa que se deba descartar un vínculo causal. Los científicos han registrado previamente que la presión arterial puede aumentar después de una siesta; eso puede desempeñar un papel en el aumento del riesgo de accidente cerebrovascular en los que duermen la siesta durante el día, aunque también puede ser responsable otro mecanismo. En cualquier caso, ciertamente parece que se justifica una mayor investigación.

Sofá, mantita y tele. Pero en lugar de que esto sea por la noche antes de dormir, puede ser perfectamente a las cuatro de la tarde mientras vemos esas películas extrañas de sobremesa. Muchas personas caen rendidas por la siesta y después despiertan sin recordar quiénes son o en qué planeta se encuentran. Sin embargo, ceder a este simple placer con frecuencia podría significar que algo no va bien.

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