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Si bailas mal, puedes echarle la culpa a tus ancestros
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Si bailas mal, puedes echarle la culpa a tus ancestros

El hecho de seguir de manera sincronizada un ritmo musical se puede entrenar, sí, pero lo tienen más fácil aquellos con un genoma determinado

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Si siempre temes ese momento de la noche en el que alguno de tus amigos pide con euforia acudir a una discoteca o pub nocturno en el que poder mover el esqueleto, si eres de los que se queda sujetando los abrigos mientras todos salen a la pista de baile o si directamente te marchas a casa despavorido para no sentir vergüenza de lo mal que se mueven tus piernas al son de la música... este estudio te interesa.

Investigadores de la Universidad de Melbourne, en Australia, han descubierto que detalles específicos de saber bailar bien, como la capacidad de moverse al compás del ritmo, tienen un origen genético, es decir, esta habilidad pasa de padres a hijos, de abuelos a nietos. Para demostrarlo, los científicos preguntaron a una serie de voluntarios si creían que podían tener un control adecuado del ritmo antes de medir si realmente eran aptos para ello, como explican desde 'Mel Magazine'.

Los autores encontraron 69 variantes genéticas distintas asociadas con seguir un ritmo, un latido o unos golpes sincronizados

De forma paralela, analizaron sus genomas o conjuntos de ADN a partir de los datos recogidos de la plataforma '23andMe' con el objetivo de buscar patrones genéticos asociados con seguir bien el ritmo musical. Luego, los compararon con bailarines. Así, hallaron que entre el 13 y el 16% de los genes que determinan tener un buen seguimiento del ritmo son hereditarios y no vienen influidos por el entorno de una persona o por el mero azar, como concluyeron los investigadores en los resultados, publicados en la revista 'Nature Human Behaviour'.

No solo el ritmo

En concreto, los autores del estudio encontraron 69 variantes genéticas distintas asociadas con seguir un ritmo, un latido o unos golpes sincronizados. Así, concluyeron que de alguna manera el ritmo tiene una conexión con disponer de un desarrollo cerebral más amplio. Del mismo modo, también descubrieron que el oído absoluto es genético en lugar de aprendido: si una persona puede escuchar una nota y adivinar inmediatamente cuál es, no es por su destreza musical aprendida, sino que viene heredada, así como también poder cantarla o tocarla.

Solo una de cada 10.000 personas tiene un oído absoluto, es decir, sabe identificar las notas musicales de manera innata

¿A qué se debe esto? Ya en un estudio previo de la Universidad de Delaware recogido por 'The New York Post', descubrió que las personas que poseen este don musical tienen una corteza auditiva mucho más desarrollada que la media, que no es más que la parte del cerebro que procesa los sonidos, las voces y la música. Concretamente, estos seres poseen un 50% de corteza auditiva mucho más grande de lo normal. Un curioso don que hace la vida más feliz y más intensa a quien lo posee, sin duda alguna.

Lo más curioso es que solo una de cada 10.000 personas tiene un oído absoluto. Se ha llegado a demostrar que muchos músicos han estado entrenando más de una década para ello, pero aun así ninguno ha conseguido desarrollar una corteza auditiva tan potente que aquellos que disponen de ella sin haber recibido una sola clase de música o tocado un instrumento. Por todo ello, podemos concluir que tanto para el ritmo como para la melodía, existe un gran condicionamiento genético que ciertas personas poseen y otras muchas envidian.

Si siempre temes ese momento de la noche en el que alguno de tus amigos pide con euforia acudir a una discoteca o pub nocturno en el que poder mover el esqueleto, si eres de los que se queda sujetando los abrigos mientras todos salen a la pista de baile o si directamente te marchas a casa despavorido para no sentir vergüenza de lo mal que se mueven tus piernas al son de la música... este estudio te interesa.

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