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Por qué los estropajos y las esponjas de cocina son el hogar perfecto para las bacterias
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Por qué los estropajos y las esponjas de cocina son el hogar perfecto para las bacterias

Retienen humedad y aire, y están cargadas de restos de comida, pero estos no son los únicos motivos por los que estas esponjas brindan un ambiente físico óptimo para las bacterias

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Los primeros meses de confinamiento allá por 2020 fueron toda una odisea de remodelaciones mentales en muchos aspectos: desde la manera en que trabajamos hasta la manera en que limpiamos, todos los quehaceres del día a día, todas las costumbres más afincadas en la inercia, las maneras de hacer que nunca antes nadie había cuestionado o, de hacerlo, solo algunos pocos se habían atrevido en medio del ruido que pasaba por alto que eh, eso no tendríamos que estar haciéndolo así, en definitiva, todo nuestro mundo gesticular dejó de ser el que era. La limpieza fue tal vez, de todos, la primera en aparecer desmontada en los medios y rápidamente en las conversaciones por 'WhatsApp', en el súper, en las videollamadas: llamar a tu madre para intercambiaros los nuevos hits de la fregona, la nueva forma de aislarnos de las bacterias. Así fue, pero todavía lo sigue siendo.

A pesar de que, conforme el coronavirus va asentándose en nuestras vidas, el pánico colectivo por el contagio se reduce, algunas de aquellas prácticas que adoptamos cuando apenas empezábamos a conocer las consecuencias de una pandemia mundial también se han asentado como el virus. El cuidado por los utensilios de los que hacemos mucho uso ya está instalado en nuestra psique, y a menudo limpiamos la funda de nuestro móvil (algo que rara vez hacíamos antes) o fregamos con productos que antes no teníamos en cuenta. Pero… ¿Qué ocurre en la cocina?

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Tal vez no pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en esta área de nuestra casa. De hecho, es probable que pasemos muy poco, menos quizás del que nos gustaría, pero no por ello la cocina deja de ser una de las estancias que más cuidados requiere: para guardar la comida, para cocinar, para comer, la higiene se torna doblemente importante. Hace dos años nos acostumbramos a limpiar cada cosa con la que volvíamos después de un rato en el súper, supervisábamos que todo estuviera libre de gérmenes, o al menos que creyéramos que todo lo estaba. Y ahí seguía él, sin embargo, el estropajo con el que lavábamos los platos una y otra vez desde hacía semanas y que seguiría por unas semanas más.

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Millones de bacterias

Que se le caigan las fibras a trozos, ese parece ser el requisito para tirarlo y coger otro, ignorando que en esas fibras desgastadas, los microbios encuentran su paraíso de vacaciones. Y no dicen eso de "dígame". Según apunta un grupo de investigadores en la revista científica 'Nature Chemical Biology', este objeto común de la cocina es capaz de albergar 54 mil millones de bacterias por centímetro cúbico. Vamos, un auténtico resort de aquellos seres microscópicos de tanto terror nos producen.

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Retienen humedad, aire y están cargadas de restos de comida, pero estos no son los únicos motivos por los que las esponjas brindan un ambiente físico óptimo para las bacterias, también “brindan una variedad de partes de diferentes tamaños que pueden satisfacer las necesidades de los microbios”, como señalan estos expertos. Está claro que puestos a elegir tú tampoco elegirías un resort de una sola planta.

"Al igual que los humanos, las bacterias prefieren diferentes niveles de interacción con sus iguales. Algunas bacterias son más sociales, mientras que otras prefieren la soledad", sostiene Anna Gibbs en 'Science News'. Gibbs ha recogido el trabajo de Lingchong You, biólogo sintético de la Universidad de Duke, quien junto a otros compañeros se preguntó cómo la separación de diferentes tipos de microbios afectaría en las interacciones de sus comunidades.

La fiesta de la biodiversidad bacteriana

Para llegar a una respuesta, los investigadores distribuyeron diferentes cepas de E. coli en placas con entre seis y 1536 pocillos, que funcionaron como compartimentos aislados. Después de 30 horas, el equipo examinó la cantidad y los tipos de cepas bacterianas en cada placa. ¿El resultado? Descubrieron que los niveles intermedios de separación, similares a los que se encuentran en una esponja, maximizan la diversidad de la comunidad. Es decir, que en tu estropajo ahora mismo pueden estar conviviendo no solo muchos gérmenes, sino también muchos tipos de gérmenes.

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"Cada compartimento es como una fiesta a la que asistieron aleatoriamente las bacterias", señala You al respecto. Si bien es cierto que en un espacio con solo seis compartimentos aislados, cada grupo probablemente tenga una mezcla similar, y además solo sobreviven las bacterias sociales. Para lo mismo si el número de compartimentos aislados crece exponencialmente pero, sin embargo, un número intermedio de compartimentos maximiza las probabilidades de que un microbio asista a la fiesta que prefiere. "Un microbio antisocial podría morir en una fiesta dominada por socializadores, pero si hay otro microbio antisocial podrían terminar juntos y sobreviviendo, así es su biodiversidad".

"Casi no hay superficies estériles en casa, pero la esponja de cocina es probablemente el artículo más densamente poblado en el hogar"

Llegados a este punto, que no cunda el pánico de nuevo. Afortunadamente, las bacterias que se divierten en tu estropajo son en su mayoría no patógenas. Por lo que no se trata de llevarse las manos a la cabeza, solo de estar pendiente de lo que pasa por tu fregadero. Podrían aparecer bacterias peligrosas como la salmonela del pollo crudo y, en general, de la carne y otros alimentos en dicho estado. A estas la estructura de la esponja probablemente las ayudaría a sobrevivir.

"Las esponjas no son muy adecuadas para la higiene de la cocina", dice Markus Egert, microbiólogo de la Universidad de Furtwangen en Villingen-Schwenningen, Alemania y coautor del mencionado estudio, que sostiene que "casi no hay superficies estériles en casa, pero la esponja de cocina es probablemente el artículo más densamente poblado en el hogar". Si lo prefieres, siempre puedes pasarte al cepillo, una alternativa que los expertos muestran como "mucho más segura".

Los primeros meses de confinamiento allá por 2020 fueron toda una odisea de remodelaciones mentales en muchos aspectos: desde la manera en que trabajamos hasta la manera en que limpiamos, todos los quehaceres del día a día, todas las costumbres más afincadas en la inercia, las maneras de hacer que nunca antes nadie había cuestionado o, de hacerlo, solo algunos pocos se habían atrevido en medio del ruido que pasaba por alto que eh, eso no tendríamos que estar haciéndolo así, en definitiva, todo nuestro mundo gesticular dejó de ser el que era. La limpieza fue tal vez, de todos, la primera en aparecer desmontada en los medios y rápidamente en las conversaciones por 'WhatsApp', en el súper, en las videollamadas: llamar a tu madre para intercambiaros los nuevos hits de la fregona, la nueva forma de aislarnos de las bacterias. Así fue, pero todavía lo sigue siendo.

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