¿Se ha resentido la relación con tus compañeros por el teletrabajo?

Dos años después de la pandemia de coronavirus, menos de un 30% de todos los trabajadores informáticos o que desarrollan algún tipo de actividad creativa relacionada con el mundo digital en el mundo acuden a la oficina todos los días de lunes a viernes, según un reciente estudio del 'Future Forum'. Esto quiere decir que el teletrabajo, que en un principio fue una medida extraordinaria para afrontar la crisis sanitaria originada por el coronavirus, ha venido para quedarse en mayor o menor medida. Y, con ello, muchos de los procedimientos o rutinas que en ese momento se hicieron necesarios siguen en marcha (video-reuniones, programas de 'software' para repartirse las tareas...)

Lo que cabría pensar es cómo ha afectado a las relaciones laborales entre compañeros, ya que al no verse las caras y compartir tanto tiempo y espacio juntos, es posible que hayan surgido las desconfianzas, los recelos e, incluso, los silencios prolongados que hayan provocado que solo exista comunicación entre ellos para lo imprescindible. En ocasiones, esto puede ser resultado de la inercia y del cansancio de no tener un contacto directo, cara a cara y fluido con sus colegas.

No poder establecer una distancia física o una diferencia entre tu lugar de trabajo y de descanso puede generar una mayor alienación

Así lo reconoce una encuesta realizada por el sitio de búsqueda de trabajo Indeed en 2021, la cual reflejó que el 73% de los empleados extrañaba socializar en persona y el 46% echaba de menos las conversaciones paralelas que tenían lugar en la oficina. "Hay personas a las que el trabajo les sirve para socializar y les gusta tener contacto con gente durante todo el día", asegura Simmy Grover, experto en psicología organizacional del Univesity College de Londres, en un reciente artículo de la 'BBC' sobre el tema.

Un mundo laboral desencantado

Y esto, a su vez, interfiere en la productividad y el desarrollo de la empresa en su conjunto. Al fin y al cabo, las relaciones sociales que se establecen en el centro de empleo sirven para crear un sentido de apego y pertenencia a una causa o a un colectivo, y fenómenos como el de la Gran Renuncia del año pasado, por el que tantos estadounidenses abandonaron sus empleos, demostraron que esa confianza en el trabajo y ese espíritu de afiliación se había evaporado. También hay que pensar en las personas que, ya sea por ser tímidas o introvertidas, han preferido cortar esas relaciones en pos de disponer de más tiempo libre para su vida privada.

La flexibilidad horaria y la posibilidad de teletrabajar es ahora un 'must' en toda oferta de trabajo que se precie. Y esto, junto con la Gran Renuncia, ha impactado de manera significativa, llegando a haber expertos que opinan que esta situación ha corrido a beneficio de los trabajadores al haber habido una gran fuga de talento, teniendo más influencia que nunca para poder elegir dónde pueden trabajar o seleccionar entre varios puestos deseables.

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Pero más allá de esto, aquellos para los que su vida se ha convertido en estar metidos en casa delante del ordenador y viven solos, dependiendo de cómo sea la persona, este nuevo contexto le podrá resultar favorable o muy desfavorable. No poder establecer una distancia física o una diferencia entre tu lugar de trabajo y de descanso puede generar una mayor alienación. Y el hecho de no socializar, si eres alguien que adora estar rodeado de gente, puede también provocar sentimientos de ansiedad o depresión.

Mantén el contacto

Para que eso no ocurra, lo primero que deberás hacer será implementar un cambio deliberado en esta deriva de aislamiento laboral. Así lo aconseja Lisette Sutherland, una autora británica experta en psicología aplicada al mundo laboral, que en la 'BBC' anima a los empleados a crear chats alternativos, por ejemplo, para hablar de todo menos de trabajo. "La conexión sucede cuando nos prestamos atención, por lo que debemos encontrar formas de hacerlo, ya sea recordando cumpleaños o simplemente programando cafés virtuales", señala.

Y, por supuesto, el hecho de comprometerse a realizar quedadas periódicas con los compañeros en las que poder compartir impresiones que no tengan que ver con lo estrictamente laboral. Las relaciones con personas que tampoco son nuestros amigos del alma, si no se cuidan, se acaban desgastando o deteriorando, por lo que hay que hacer un esfuerzo extra para mantenerlas. En caso contrario, seguirás siendo el único habitante de tu propia oficina instalada justo al lado de donde duermes.