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Por qué es inevitable acabar enamorado de alguien de tu trabajo
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RELACIONES AMOROSAS (Y LABORALES)

Por qué es inevitable acabar enamorado de alguien de tu trabajo

Un nuevo estudio demuestra que en los últimos años han aumentado el número de nuevas parejas en un escenario laboral. ¿Estamos condenados a sentir cosas por nuestros compañeros?

Foto: Foto: iStock.
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Cuántas hipotéticas historias de amor murieron ahogadas tras la llegada de la pandemia y la imposición obligada del teletrabajo. O en su defecto, cuántas hipotéticas historias de amor prosperaron justo después, cada uno en su casa, hablando hasta las tantas de la madrugada, realizándose confesiones en ese fin del mundo vírico, que ahora nos resulta tan familiar como extraño. El centro de trabajo has sido y siempre será un ambiente perfecto para la seducción, el romance, el coqueteo o el flirteo, incluso los lunes por la mañana llenos de ojeras. Al igual que el teletrabajo, aunque los dos implicados tengan que conformarse con desplegar esas tácticas o 'fichas', en un lenguaje más coloquial, a través de una pantalla.

Así lo reconoce una encuesta publicada el pasado mes de febrero de la Sociedad de Gestión de Recursos Humanos de Estados Unidos, la cual confirma un aumento de las relaciones amorosas o, como mínimo, de flirteo, entre los empleados que a pesar de tener que trabajar desde casa siguieron tan cerca de su 'crush' laboral. Un tercio de los 550 ciudadanos encuestados respondieron que comenzaron o bien mantuvieron una relación de corte romántico con algún compañero o compañera durante la pandemia. ¿Alguna vez has fantaseado con la posibilidad de vivir un romance con alguna de las personas que te rodean en tu trabajo?

"Superar juntos dificultades y situaciones de estrés conduce a una sensación de solidaridad y compañía"

Muchos se llevarán las manos a la cabeza, advirtiendo la enorme dificultad de gestionar esta clase de situación y otros no podrán dejar de imaginar, si no lo han hecho ya, con un 'affaire' esporádico o continuado con aquel compañero o compañera de la mesa de al lado o de la esquina superior izquierda de la pantalla de la reunión de evaluación por Zoom. A pesar de que pueda considerarse como algo tabú, puesto que de cara al resto de compañeros o al jefe esto suponga una suma de problemas, el 75% de los encuestados admitieron que no les parecía mala idea que alguno de sus colegas les diera una sorpresa. Al fin y al cabo, alrededor de la mitad confesó que en más de una ocasión se había sentido interesado por alguien de su mismo empleo.

¿Un tabú?

Lo cierto es que encontrar al amor de tu vida (o para unos cuantos años, no nos pongamos románticamente idealistas) en tu entorno laboral es una "constante estadística", como opina Amy Nicole Baker, profesora de la Universidad de New Haven, en un artículo de la 'BBC' que se ha hecho eco del estudio. "Una constante que ha perdurado en la pandemia, pues los riesgos han pasado más desapercibidos, ya que no tenían el ojo del jefe o de sus compañeros encima". Incluso, más de uno ha pasado parte del confinamiento trabajando codo con codo con otro, como desveló un artículo de 'The Washington Post'.

"Cuanto más nos vemos con alguien y más interacciones tenemos, más rápido se construye la atracción física e intelectual"

"Mientras las personas interactúen juntas en un entorno de trabajo compartido, la mecánica básica de la atracción humana se seguirá produciendo", asegura Baker, "ya sea en un entorno físico o virtual". Y, evidentemente, esa atracción y seducción que comparten puede de manera consecuente convertirse en algo más, entrando en el terreno amoroso. Amie Gordon, profesora de psicología de la Universidad de Michigan, está plenamente de acuerdo con Baker, añadiendo que hay dos factores que pueden ayudar a que salte la chispa romántica entre dos personas: la intimidad y familiaridad de compartir 'curro'.

La experta cita el efecto psicológico de 'mera exposición', el cual consiste en que cuanto más ves a una persona, más probable es que te acabe gustando. Esta es una de las razones más lógicas, pero también el factor de proximidad: cuanto más nos vemos con alguien físicamente cercano y más interacciones tenemos con esa persona, más rápido se construye la atracción interpersonal. Y, sobre todo, más nos conocemos, favoreciendo la "proximidad emocional e intelectual", como reitera Baker, aunque sea por chat, correo electrónico o videollamada. Un factor que, sin duda, también deja más espacio a la imaginación o la idealización del romance en la época del teletrabajo.

Desventajas claras

Otro de los factores que influyen en ese romance laboral incipiente es el hecho de pasar por malos momentos y superarlos. "Piensa en todos los instantes de estrés en tu trabajo", asegura la psicóloga. "Hay múltiples crisis que surgen, desde un jefe tóxico, a una organización del trabajo desigual o jornadas intensas. Superar juntos una dificultad conduce a una sensación de solidaridad y compañía".

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Esto no quita para que, como es obvio, llegar a tener algo con un compañero suponga un riesgo mayor de problemas, tanto para los dos implicados como para el resto del personal. Partiendo del hecho de que los demás puedan sentirse incómodos, también puede suceder que surja un conflicto de intereses. Al desarrollar una cercanía tan alta o una complicidad tan grande con otro compañero, el resto pueden sentirse mal o incluso que están por debajo. Por otro lado, las cosas no siempre salen bien; tan solo basta con imaginar que la relación se rompe nada más empezar y tienes que estar compartiendo tanto tiempo y espacio con aquella persona que un día estuvo saliendo contigo. No, no es plato de buen gusto tener que aguantarlo.

Cuántas hipotéticas historias de amor murieron ahogadas tras la llegada de la pandemia y la imposición obligada del teletrabajo. O en su defecto, cuántas hipotéticas historias de amor prosperaron justo después, cada uno en su casa, hablando hasta las tantas de la madrugada, realizándose confesiones en ese fin del mundo vírico, que ahora nos resulta tan familiar como extraño. El centro de trabajo has sido y siempre será un ambiente perfecto para la seducción, el romance, el coqueteo o el flirteo, incluso los lunes por la mañana llenos de ojeras. Al igual que el teletrabajo, aunque los dos implicados tengan que conformarse con desplegar esas tácticas o 'fichas', en un lenguaje más coloquial, a través de una pantalla.

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