Cómo lidiar en tu trabajo con un compañero desmotivado, según un experto
Cada persona es un mundo, y aunque sientas que deberían actuar de otra forma, el primer paso es ser realista. Un experto en contratación aporta claves para afrontar la situación
“El mal tiempo no existe, tan solo una mala elección de vestimenta”, dice un viejo proverbio noruego. Si extendemos la metáfora al mundo laboral, podemos notar que un mal ambiente en el trabajo puede ser muy perjudicial a la hora de alcanzar los objetivos propuestos por la empresa. Efectivamente, si estás dentro de una plantilla en la cual tus compañeros o empleados se sienten desmotivados, las jornadas se harán más difíciles y pesadas. Sin embargo, poca gente puede asegurar que ama su trabajo: según las estimaciones globales, solo un 13% de las personas reconoce sentir pasión por lo que hacen, lo que contribuye a generar un mercado con baja productividad.
Sobre todo, en España. Los últimos datos de Eurostat reflejan que la productividad española es un 6% inferior a los países de la eurozona. Un fenómeno llamativo que además se relaciona con el descenso de las tasas de desempleo, ya que cuanta más baja es la eficiencia por trabajador más personas se necesitarán contratar, de ahí que cuando crezca el número de empleados la productividad se encuentre en declive.
Aunque estén predispuestos a trabajar por debajo de sus posibilidades, eso no quiere decir que su desempeño sea inadecuado o incluso bueno
Por tanto es lógico que, de estar más motivadas, las personas desempeñarían mejor su trabajo y con ello la productividad aumentaría, ya que muchas veces el amor por lo que haces garantiza un éxito profesional más que tus habilidades concretas por las que te contrataron. A la hora de reclutar, las compañías siempre prefieren a un trabajador que sepa hacer las cosas con facilidad y aplomo antes que tener que formarle, o bien animarle. En los últimos años hemos visto cómo las llamadas ‘soft skills’ han cobrado una gran importancia en los procesos de contratación: saber trabajar en equipo y tener un espíritu colaborativo es mucho más útil y eficiente que tener muy buenos conocimientos sobre el desempeño y actuar de forma individual y aislada.
“Teniendo en cuenta que los empleados desmotivados conforman el 87% de la fuerza productiva, este no es un problema que se deba ignorar”, admite Tomas Chamorro-Premuzic, experto en Recursos Humanos y reclutador de talentos, en un artículo muy interesante sobre el tema publicado en la ‘Harvard Business Review’. “Al final, seguro que tienes que lidiar con esta clase de personas, seas jefe o empleado. Pero seguramente tengas más éxito si desarrollas herramientas para convertir su falta de motivación en una gran fuerza productiva”.
Chamorro-Premuzic ha elaborado una serie de consejos para conseguir sacar el máximo partido a este tipo de trabajadores, que como hemos visto, son mayoría. Tanto si tienes compañeros que están muy poco conectados al día a día y te cuesta convivir con ellos, como si eres jefe y tu equipo apenas tiene motivación, lo más importante es no ser catastrofista y empeorar la situación.
“Básicamente, porque aunque estén predispuestos a trabajar por debajo de sus posibilidades eso no quiere decir que su desempeño sea inadecuado o incluso bueno”, asevera el experto. De igual modo, si te obsesionas creyendo que deberían actuar de otra forma, tu equipo o ambiente de trabajo puede empeorar, ya que ante todo hay que ser realistas y ver las cosas como son.
Órdenes concretas
Desde el punto de vista de los jefes, lo mejor en estos casos es actuar de una forma fría y objetiva. “El trabajo es trabajo, debe ser concreto y estar dirigido a cumplir una serie de tareas, no tienes que ganarte su corazón o sus mentes”, aconseja el experto. En su lugar, deberás actuar de una manera lo más formal posible, sin perder los papeles ni intentar involucrarles en el espíritu de la empresa. Para conseguir motivarles, lo mejor es que lo hagas a través de incentivos externos, ya que si por dentro sienten que no están inmersos en el día a día de la compañía, por mucho que te esfuerces no vas a conseguir nada.
Si tu empleado tiene aspiraciones muy altas y no eres capaz de dárselas, correrá más riesgo de quemarse
“Mientras que un empleado motivado no puede tener ninguna razón para trabajar al cien por cien de sus capacidades, los trabajadores desmotivados serán más propensos a seguir tus órdenes”, explica Chamorro-Premuzic, lo que quiere decir que deberás hacer un esfuerzo extra a la hora de encargarles sus tareas y siempre mantenerles ocupados. No esperes que tengan una buena idea, hay que dársela.
Por otro lado, nadie en este mundo sufre una carencia absoluta de talento o de capacidades. El experto incide en el hecho de investigar qué es lo que mejor se le da a cada trabajador o en qué área de la empresa podría mostrar más signos de motivación. “Si quieres ganar el respeto y la confianza de una persona desmotivada, necesitarás entender primero quiénes son, qué buscan y cuáles son sus intereses”, asegura. “Presta atención en lo que les hace buenos trabajadores o les hace sentir especiales”. En definitiva, búscales un hueco en el que se sientan más seguros y confiados dentro de la pirámide organizacional de la empresa.
Otro de los consejos que aporta Chamorro-Premuzic es saber mantener bien las distancias. Si tienes un trabajador o compañero desmotivado en tu compañía, lo mejor que puedes hacer es no agobiarle, de lo contrario producirás un efecto contrario al deseado. Y, en este sentido, “si las organizaciones están siempre interesadas en mantener y subir la productividad, entonces se debería actuar con una perspectiva de inclusión pero también de diversidad, y con ello aceptar las circunstancias personales de cada uno sin interferir en ellas”.
En definitiva, “si tu empleado tiene aspiraciones muy altas y no eres capaz de dárselas, correrá más riesgo de conformarse con el trabajo medio que hace, por lo que acabarás eliminando su capacidad creativa o espíritu crítico, lo que le condenará a estar quemado”. De esta manera, es mucho mejor tener a unos cuantos trabajadores desmotivados y formar en ellos la inquietud por el trabajo que disponer de empleados con muchas expectativas que poco a poco van perdiendo sus ganas.
“El mal tiempo no existe, tan solo una mala elección de vestimenta”, dice un viejo proverbio noruego. Si extendemos la metáfora al mundo laboral, podemos notar que un mal ambiente en el trabajo puede ser muy perjudicial a la hora de alcanzar los objetivos propuestos por la empresa. Efectivamente, si estás dentro de una plantilla en la cual tus compañeros o empleados se sienten desmotivados, las jornadas se harán más difíciles y pesadas. Sin embargo, poca gente puede asegurar que ama su trabajo: según las estimaciones globales, solo un 13% de las personas reconoce sentir pasión por lo que hacen, lo que contribuye a generar un mercado con baja productividad.