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¿Eres realmente monógamo? Las preguntas que debes hacerte para salir de dudas
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¿Eres realmente monógamo? Las preguntas que debes hacerte para salir de dudas

Temas como la exclusividad sexual, los celos o la distribución del tiempo entre tus relaciones son aspectos a tener en cuenta cuando alguien sopesa la decisión de abrir una pareja

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Las relaciones amorosas han cambiado mucho en estos últimos años, surgiendo propuestas alternativas al formato pareja que no son nuevas ni inéditas en la historia, pero sí han vivido un auge muy fuerte. Cada vez más jóvenes y más adultos se embarcan en vínculos e historias amorosas que no contemplan la exclusividad sexual como uno de sus principios básicos. No solo lo referente al sexo, también a los cuidados, a la intimidad o al romanticismo que caracteriza a las parejas monógamas cerradas. Seguro que en más de una ocasión te has preguntado si esto podría funcionar en algún punto de tu vida o has tenido dudas sobre tu forma de querer a alguien.

La mayoría de nuestros comportamientos con los demás tienen una raíz cultural, por lo que nunca está de más realizar una reflexión interna sobre qué es lo que te gustaría explorar o investigar sin tener que recurrir al modelo heredado por la educación recibida o por tantos años de historia en la que el matrimonio monógamo ha sido la pieza central de la sociedad y el sistema económico. Son muchos los casos y situaciones que pueden llevar a una persona a replantearse las fórmulas amorosas que le han constituido, en las que está inmersa o a las que les gustaría apuntar, y para ello lo primero que debes tener en cuenta es que no hay una sola verdadera forma de amar, sino muchas y muy variadas, siempre y cuando entren dentro del consenso y la responsabilidad de aquellos a los que quieres.

Debéis estar muy seguros de que la comunicación que tenéis es lo suficientemente buena para dar el paso y aceptar el desafío

Poliamor, swingers, relaciones abiertas o anarquía relacional. Dentro de la no monogamia hay muchas tendencias y derivaciones que no significan lo mismo. No es igual mantener una relación abierta con una pareja, en la cual se pacta no disponer de esa exclusividad sexual, que una relación poliamorosa, donde no solo se acepta que ambos puedan acostarse con otras personas ajenas a la unión, sino también la posibilidad de que se puedan enamorar de varias personas a la vez, lo que entraña más complejidad.

Foto: Los dos "amores necesarios" en 1945. (Cordon Press)

Una de las cosas que tienen en común todas estas fórmulas de amar no monógamas es la falta de ejemplos en el mundo espectacular. Aunque día a día parece que cada vez están ganando más en visibilidad, y habiendo una gran masa teórica al respecto en forma de libros o vídeos de YouTube, una de las dificultades a la hora de experimentar con estos moldes relacionales es que desde fuera siguen sin estar normalizados, siendo la opción monógama percibida como la más natural y deseable. Además, mucha de la educación recibida centra sus narrativas y relatos en torno al amor romántico, las medias naranjas y la idea de que solo hay una persona ahí para ti, dispuesta a cuidarte, amarte y escucharte.

El "ancho de banda emocional"

¿Cómo saber si de verdad querrías adentrarte a explorar la no monogamia, ya sea proponiéndoselo a tu pareja actual o siendo soltero? Meg Wilson, terapeuta de parejas estadounidense, ha publicado un texto en 'Aeon' en el que ofrece algunas pistas para saber si de verdad quieres y puedes dar el paso o realmente no es para ti. En primer lugar, habla del "ancho de banda emocional", un término que mide a rasgos generales la disponibilidad de la que dispones para atender las necesidades de tu familia, amigos y parejas. Cada uno tiene el suyo propio y forma parte de la identidad social del individuo. Mientras que algunos presumen de tener pocas relaciones pero muy significativas, otros tienen relaciones más numerosas pero más líquidas o menos encorsetadas en las categorías de amor o amistad.

"Aprovecha para hablar en un momento relajado e íntimo sobre cómo podéis tomar mejores decisiones en común"

Para saber cuál es tu 'ancho de banda emocional', lo mejor es reparar en tu círculo social de ahora, en el presente. ¿Estás más replegado hacia ti mismo? ¿Pasas la mayor parte de tu tiempo libre con otras personas? ¿Crees que tienes suficientes vínculos o realmente te gustaría conocer a más gente y ensanchar ese círculo? Estas preguntas son muy útiles de cara a reflexionar sobre si te gustaría apostar por otro tipo de relaciones, tampoco estrictamente amorosas. Especialmente si tienes una pareja de larga duración a la que dedicas mucho tiempo y sientes que has perdido mucho contacto con otras realidades o personalidades.

Por otro lado, influye mucho el hecho de estar en una relación monógama en el presente, ya que tienes que contar con que tu compañero puede no estar dispuesto a afrontar ese cambio en vuestra vida. Aquí cabe preguntarse si el deseo de abrirse a otras posibilidades relacionales parte de ambos o solo de una parte, sea tuya o suya. Si es lo segundo, "más vale ir con delicadeza". Y, a este respecto, Wilson sugiere que debes estar plenamente seguro de que la comunicación que tenéis es lo suficientemente buena para dar el paso y adaptaros a los desafíos que plantea una relación abierta.

¿Una 'infidelidad pactada'?

"¿Ambos os sentís seguros y cómodos al hablar, siendo abiertos para conocer vuestros límites?", pregunta retóricamente la experta. "Decir 'no' puede ser difícil y para algunas personas sentirse como imposible". Una de las mayores trabas es si uno de los dos siente atracción por otra persona mientras que el otro no. Posiblemente, por no echar a perder la relación el otro acabe aceptando, lo que sin duda puede traer consecuencias muy negativas para ambos, ya que uno va a tener que tragar con una especie de 'infidelidad pactada' de su compañero. Con suerte, puede quedarse ahí y una vez pasada esa situación, las aguas vuelvan a su cauce; pero no conviene engañarse pensando que es una relación abierta cuando en realidad no lo es.

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"Es posible que uno de los dos sienta una mayor presión por abrir la relación más rápido que el otro", asegura Wilson. "En ese caso, aprovecha para hablar en un momento relajado e íntimo sobre cómo podéis tomar mejores decisiones en común y sobre la dificultad que podría tener el otro para decir que no". La experta también aconseja, en caso de que no baste esa comunicación activa y escucha continua, recurrir a un terapeuta para que asesore a la pareja a afrontar esta nueva etapa de su relación.

¿Qué hacer con los celos?

En cuanto a los celos, evidentemente son inevitables, y tanto las personas monógamas como no monógamas sufren de ellos. No obstante, hay que darles un sentido positivo, por mucho que cueste. "Pueden ser útiles porque te dan la oportunidad de aprender sobre tu propio sentido de la autoestima y lo que necesitas para tener una sensación de seguridad", asegura la terapeuta. "Suelen nacer de un miedo a la pérdida, el abandono, el sentirse de menos... En una situación ideal, los celos sacarían cosas a la luz que no se habían abordado antes, sintiéndose el celoso escuchado y comprendido".

"Los celos saludables pueden tener un papel que desempeñar de cara a mantener vivo el erotismo en relaciones a largo plazo y en la distancia"

Esther Perel, otra terapeuta de parejas, tiene la teoría de que el amor nos empuja a estar conectados y saberlo todo sobre alguien, mientras que el deseo tiene que ver con el misterio y la intriga. Dos planos sobre los que se muestran los celos: "la gente tiende a querer saberlo todo y, al mismo tiempo, también necesita del tirón de la curiosidad para generar una conexión erótica". De ahí que "los celos saludables pueden tener un papel que desempeñar de cara a mantener vivo el erotismo en relaciones a largo plazo y en la distancia".

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Evidentemente, no en todas ocasiones aparecen este aspecto positivo de los celos; la mayoría de las veces solo emergen su factor más negativo y destructivo. Por ello, si intuyes que tú o tu pareja habéis dado el paso de abrir la relación y uno de los dos lo está pasando realmente mal por este tema, lo mejor será que echéis el freno antes de haceros más daño, volváis a repasar todo de nuevo y a dedicaros el cuidado y la atención que precisa esta nueva etapa en vuestra vida.

Como conclusión general, Wilson reitera que lo más importante es hablar de vuestros límites y líneas rojas para evitar conflictos y traumas, así como de las expectativas a corto y largo plazo. Sobre todo aquellos aspectos relativos a la distribución del tiempo compartido y lo que esperáis de la otra persona. Y, en caso de que uno o ambos no puedan asumir la nueva situación, tomar decisiones antes de que os hagáis más daño del necesario.

Las relaciones amorosas han cambiado mucho en estos últimos años, surgiendo propuestas alternativas al formato pareja que no son nuevas ni inéditas en la historia, pero sí han vivido un auge muy fuerte. Cada vez más jóvenes y más adultos se embarcan en vínculos e historias amorosas que no contemplan la exclusividad sexual como uno de sus principios básicos. No solo lo referente al sexo, también a los cuidados, a la intimidad o al romanticismo que caracteriza a las parejas monógamas cerradas. Seguro que en más de una ocasión te has preguntado si esto podría funcionar en algún punto de tu vida o has tenido dudas sobre tu forma de querer a alguien.

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