El increíble rescate de Pancho, el perro gallego atrapado en un muro

El pasado sábado, poco antes de la una del mediodía, los vecinos de la parroquia de Nigrán (Pontevedra) alertaron a los efectivos del GES del Val Miño de que un perro llevaba, al menos dos días, atrapado entre dos bloques de piedra de un muro de mampostería en el aserradero de Camos.

Fue un resate complicado y los bomberos tuvieron que emplearse a fondo ya que el operativo para salvar la vida del animal fue tremendamente complicado y difícil, y desde el principio no hubo demasiadas esperanzas de poder acabar la acción con éxito.

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Pancho, que así se llama el perro, había encajado su cabeza por una grieta, entre dos enormes piedras, que era ancha en el interior pero muy estrecha en el exterior. Lo extraño del caso el perro estaba encajado a una altura de cuatro metros. Algo que desconcertó a los vecinos y a los bomberos que se preguntaban cómo podía haber accedido a ese agujero a tanta altura.

Un restate muy complicado

Los vecinos piensan que el perro pudo caerse cuando paseaba por la parte de arriba del muro, que, además de diez metros de altura, tiene unos seis metros de anchura. Según pudieron ver, entre las piedras quedaban a la vista algunas grietas y el perro fue a caer por una de ellas. De alguna manera terminó por encontrar un hueco desde el que sacar la cabeza, pero quedó completamente atorado.

"Creíamos que no íbamos a poder sacarlo de ahí", relató un agente que participó en el rescate, en declaraciones al diario El Faro de Vigo. Los bomberos no podían acceder con comodidad al lugar en el que estaba el perro y no podían retirar las piedras que apriosionaban la cabeza del can. Primero le dieron de beber, aunque estaba totalmente asustado.

El operativo para salvar la vida del animal fue muy difícil y no había demasiadas esperanzas

Finalmente, los bomberos con un martillo y cincel en mano, tuvieron que partir las piedras más grandes para dejar espacio suficiente para que la cabeza de Pancho pudiera salir sin dificultad. Tras dos horas de arduo trabajo el perro quedó liberado. Al llevar una chapa identificativa, pudieron llamar al dueño que al poco acudió al lugar y recogió al animal que ya había comido y bebido para recuperar fuerzas después del enorme susto.