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Los 'centennials' salafistas y la extrema derecha: una peculiar 'alianza' sellada por los memes
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EL 'ISLAMOGRAM'

Los 'centennials' salafistas y la extrema derecha: una peculiar 'alianza' sellada por los memes

A pesar de ser enemigos, ambos movimientos encuentran un objetivo común para sus bromas y dislates: la comunidad LGTBIQ, los judíos o el feminismo

Foto: Uno de los muchos 'memes' del Islamogram.
Uno de los muchos 'memes' del Islamogram.

En una esfera digital en continua expansión y evolución, corrientes políticas, ideológicas y culturales tan particularmente distintas como vienen a ser el fundamentalismo islámico y la derecha estadounidense supremacista pueden llegar a encontrarse. Antaño fueron enemigos. Ahora, permanecen unidos bajo una misma causa y ante un enemigo común: los movimientos LGTIBQ, el feminismo o las facciones más moderadas de sus propias culturas. No dejan de ser personas muy jóvenes, lo que se ha venido a llamar como Generación Z, es decir, menores de 25 años que en su día fueron hijos de la llamada 'guerra contra el terror' de Bush. Algunos de ellos posiblemente ni recuerden el atentado más famoso que cambió la historia de Estados Unidos para siempre.

Y la deriva ideológica de los tiempos les ha traído hasta este mismo punto. A través de redes sociales como Telegram, Discord o Instagram, recientemente se han formado comunidades que comparten contenidos y 'memes' en los que hacen un llamamiento a su propia cultura de origen, favoreciendo la polarización y la radicalización de sus miembros. En concreto, se trata de jóvenes atraídos por el movimiento salafista, una de las corrientes islámicas suníes más ultraconservadoras y beligerantes en el mundo árabe, máximos impulsores de la 'yihad' global.

"Se hacen mayores en un mundo en el que el ISIS todavía sigue activo y la toma de Afganistán de los talibanes ha reforzado sus suposiciones sobre el poder e influencia musulmana en el mundo"

Recientemente, el Institute for Strategic Dialogue, ha publicado un informe muy interesante en el que se mapea, reúne y analiza las comunidades 'online' de este movimiento emergente de jóvenes musulmanes radicalizados a partir de 'memes' que trazan alianzas con la extrema derecha estadounidense. "Dos décadas después del 11S, el activismo 'online' del salafismo ha cambiado sustancialmente", reza la introducción del estudio. "Ha sido propiciado por un cambio generacional que involucra a sus seguidores más jóvenes, se aprovecha de la ubicuidad de los videojuegos y plataformas sociales y aplicaciones de mensajería encriptadas, esta nueva corriente del activismo salafista está tomando prestado y adaptando la imaginería visual de la 'alt-right' estadounidense y de la extrema derecha".

Un relevo generacional

Se trata de una contracultura en el seno de la Generación Z que está creando "conexiones con la derecha para atacar a enemigos comunes e impulsar una cultura bélica idiosincrásica entre sus filas". Ahora, estos "están adquiriendo la mayoría de edad en un mundo en el que el ISIS todavía sigue activo, y la toma de Afganistán por las tropas talibanes ha reforzado sus suposiciones en el poder e influencia musulmana en el mundo". A diferencia de sus predecesores, "tienen un interés limitado en el 'daʿwa'", es decir, no intentan introducir las enseñanzas y leyes coránicas en el mundo o en personas que no pertenecen a su cultura. "Están más preocupados por difundir 'memes' y vídeos de edición amateur para causar la división interna entre musulmanes", de ahí que encuentren de aliados a la extrema derecha estadounidense. Como podemos ver en el siguiente 'meme' extraído del estudio del ISD:

placeholder 'Meme' de ejemplo del 'Islamogram', recogido por el Institute for Strategic Dialogue.
'Meme' de ejemplo del 'Islamogram', recogido por el Institute for Strategic Dialogue.

El equipo de investigación recopiló 5.467 'memes' y 3.524 vídeos. El 20% de ellos apoyaban a grupos militares como Hamás, la organización palestina islamista y nacionalista, así como también a organizaciones talibanes y yihadistas. El resto, en su inmensa mayoría iban dirigidos a musulmanes liberales, comunidades LGTBIQ u otros grupos salafistas. "Nuestros hallazgos indican que estas redes de miles de jóvenes salafistas son ideológicamente agnósticas, están presentes en distintos puntos geográficos y conocen otros idiomas", explica Moustafa Ayad, uno de los autores principales del estudio. "Han combinado el salafismo tradicional con el activismo de la 'alt-right' estadounidense basándose en la ubicuidad y penetrando en la subcultura de la red. Esto presenta una nueva dimensión de un antiguo desafío: los gobiernos y la sociedad civil necesitan mejorar su comprensión de los cambios generacionales de estos movimientos ideológicos y sus daños potenciales dentro de comunidades más amplias".

El 'Islamogram'

Usando datos recopilados durante 2020 y 2021 de plataformas como Facebook, Instagram, Reddit o Twitter, así como de plataformas de mensajería encriptada como Telegram o la 'app' de juegos Discord, los investigadores analizaron "estas redes profundamente interconectadas de jóvenes políglotas 'influencers' que están alterando la forma y el discurso del salafismo online". Así, dieron con el término 'Islamogram' para referirse a este ecosistema digital a partir del análisis de 60 cuentas de Instagram con un total de 162.338 seguidores en ese momento que generaron casi 2,9 millones de interacciones en sus publicaciones y que aumentaron su impacto en un 22% más de seguidores durante el proceso de investigación. También se analizaron 22 canales de Telegram con 24.709 seguidores, 21 páginas y grupos de Facebook con más de 88.000 afiliados y tres hilos de Reddit.

"Son muy conscientes de que se les concibe como extremistas. Como musulmán, puedo decir que nos sentimos muy atacados tras el 11 de septiembre"

Como decíamos, el auge de estos canales de comunicación 'online' se explica, según el estudio, a partir de esa apropiación o extraña asociación con los códigos y mensajes que eran más prototípicos de los movimientos de extrema derecha. Al igual que sucedió con la corriente 'incel', los impulsores de esta nueva doctrina salafista recurren a personajes como el Chad, la rana Pepe o el 'doomer', mezclándolos con iconos del yihaddismo como Osama Bin Laden o los terroristas del ISIS. Sin embargo, en vez de atacar a la comunidad blanca no musulmana (como era frecuente en la propaganda yihaddista), deciden abrazar el odio por los homosexuales, los 'queers' o el feminismo, sin olvidar al enemigo común por antonomasia de la ultraderecha blanca y el fundamentalismo islámico: los judíos. También, obviamente, sus mensajes conectan con el mundo de la conspiración (QAnon, la 'plandemia' o las élites globalistas judías), otro apartado ideológico que les conecta con la ultraderecha de nuevo cuño.

"Después del 11S, el salafismo sufrió un gran impacto negativo. Se suele hablar sobre él en los círculos de seguridad nacional, pero a fin de cuentas, es una práctica religiosa"

Las comunidades 'online' salafistas, sin embargo, no han emergido de la noche a la mañana ni son nuevas. "El salafismo es una corriente bastante densa", explica Ayad en una entrevista reciente concedida a 'Mel Magazine'. "Puedes escoger fragmentos de este gran 'buffet' ideológico que en realidad tiene mucho contenido. La Generación Z ha tomado las mejores partes y se lo ha visualizado a su audiencia para que pudiera entenderlo. Las nuevas generaciones van a seguir experimentando con formas más innovadoras de transmitir el 'daʿwa'".

La perspectiva de Ayad

El punto de vista de Ayad es muy interesante porque ofrece una visión de cómo son percibidos por la propia comunidad musulmana a la que pertenecen pero a la que desprecian de forma muy intensa. "Después del 11S, el salafismo sufrió un gran impacto negativo", asegura el autor del estudio. "Se suele hablar del mismo en los círculos de seguridad nacional pero a fin de cuentas, es una práctica religiosa". A este respecto, lo compara con el cristianismo o el judaísmo ortodoxos, los cuales a pesar de poseer ideologías bastante conservadoras y tener la pretensión de llevar los mandatos religiosos a la política y a la sociedad, no están tan mal percibidos. "Hay muchos fieles que tienen códigos morales estrictos basados en su propia comprensión de la práctica religiosa, lo que es visto con desdén por los musulmanes más progresistas", prosigue.

"Muchos de estos niños están en Occidentes, y son hijos de inmigrantes, también los hay conversos, y están lidiando con muchos problemas"

"Odio estas distinciones entre musulmanes conservadores y progresistas, crea muchas líneas divisorias y genera una gran competencia en el seno de la comunidad religiosa, las cuales tienden al conflicto porque siempre habrá personas más fundamentalistas y otras que solo ven las enseñanzas religiosas como algo cultural o con lo que nacieron y que se puede usar para orientar tu vida", asevera Ayad. "Son muy conscientes de que se les concibe como extremistas. Como musulmán, puedo decir que nos sentimos muy atacados tras el 11 de septiembre".

"En realidad, piensan que son los buenos en mitad de todos estos conflictos globales", sentencia el autor del estudio. "Muchos de estos niños están en Occidentes, y son hijos o hijas de inmigrantes, también los hay conversos, y están lidiando con muchas cosas diferentes y problemas. El salafismo les ayuda a comprender lo que está pasando. La amenaza no es necesariamente de violencia inmediata, lo malo es que crea muchas líneas divisorias y eso, en última instancia, empuja a la polarización".

En una esfera digital en continua expansión y evolución, corrientes políticas, ideológicas y culturales tan particularmente distintas como vienen a ser el fundamentalismo islámico y la derecha estadounidense supremacista pueden llegar a encontrarse. Antaño fueron enemigos. Ahora, permanecen unidos bajo una misma causa y ante un enemigo común: los movimientos LGTIBQ, el feminismo o las facciones más moderadas de sus propias culturas. No dejan de ser personas muy jóvenes, lo que se ha venido a llamar como Generación Z, es decir, menores de 25 años que en su día fueron hijos de la llamada 'guerra contra el terror' de Bush. Algunos de ellos posiblemente ni recuerden el atentado más famoso que cambió la historia de Estados Unidos para siempre.

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