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"Si eres hombre y estás deprimido, que te den": la soledad es una bomba de relojería
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HISTERIA 'INCEL'

"Si eres hombre y estás deprimido, que te den": la soledad es una bomba de relojería

La violencia ocasionada por los 'incel' ha llegado a Europa y la pandemia ha agudizado la soledad y el aislamiento: "Nunca tantos hombres jóvenes han estado tanto tiempo solos"

Foto: J. Davison acabó con la vida de cinco personas, entre ellas la de su madre.
J. Davison acabó con la vida de cinco personas, entre ellas la de su madre.
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El pasado jueves 13 de agosto, Jake Davison, de 22 años, agarró una escopeta y mató a su madre, a otra mujer, a dos hombres y a una niña de tres años. Hirió a otras dos personas más. Entonces se suicidó. El tiroteo de Plymouth ha sido el peor en Reino Unido desde 2010, cuando el taxista Derrick Bird acabó con 12 personas por razones que aún no han quedado claras.

Por aquel entonces el término 'incel', "célibe involuntario", utilizado para describir la subcultura misógina que se encuentra detrás de alguno de estos crímenes, no era tan popular como ahora. De haber tenido lugar hoy los crímenes de Cumbria, es posible que el término se hubiese empleado para describir a Bird: estaba divorciado desde mediados de los 90, unos años antes había recibido una paliza por parte de unos clientes que le transformó y una supuesta novia tailandesa le estafó mil libras. Fuese una razón u otra, la principal hipótesis señalaba a la venganza.

Era virgen y se sentía gordo y feo, y se preguntaba si no tendría depresión

El término 'incel' sí se ha utilizado para describir a Davison como un miembro más de una estirpe de tiradores masivos a la que pertenecen Elliot Rodger, Alek Minassian o el anónimo adolescente canadiense condenado por primera vez por terrorismo 'incel'. Los medios rápidamente han buceado en sus redes sociales y han encontrado lo que esperaban: comentarios misóginos en los que señala que "las mujeres son arrogantes" o que "tratan a los hombres sin respeto y ni siquiera los ven como seres humanos".

Foto: Una de las imágenes más populares en estos foros, acompañada por el mensaje "esto es lo que me pasa cuando entro en una fiesta".

Hay, sin embargo, otras pistas en las que se arrepentía de haber entrado en los foros 'incel': "Ojalá nunca me hubiese encontrado toda esta mierda negativa". También, afirmaba sentirse "abatido" y "golpeado" por la vida. Era virgen y lamentaba no atraer a las mujeres. Se sentía feo y gordo (los titulares de algunos medios han recordado que, de hecho, era feo y gordo). En otro, se preguntaba si no tendría depresión o alguna clase de problema mental. Es la pregunta del millón de euros: si la soledad masculina y los problemas mentales asociados a esta van creciendo, ¿estamos haciendo lo suficiente para atajarlas?

"Creo que la forma de plantear la pregunta es correcta", responde a El Confidencial Simon Cottee, investigador en criminología en la Universidad de Kent, colaborador de medios como 'The Atlantic' y autor de libros sobre terrorismo y mundo árabe como 'ISIS y la pornografía de la violencia' o 'El apóstata'. "Hay un movimiento de 'positividad corporal' ['body positivity'] que celebra los cuerpos no normativos, que dice que la gente gorda no debería sentir vergüenza al serlo. Y la gente generalmente tiene un sentimiento de empatía hacia los que sufren problemas mentales. Cuando un atleta de élite dice que tiene problemas mentales, las redes sociales se llenan de voces de apoyo".

"Si eres un hombre heterosexual, y sufres por ser gordo y estar deprimido, olvídate"

La cuestión, prosigue el investigador, es que esa simpatía es "selectiva". "Si eres un hombre blanco heterosexual, y sufres por ser gordo y estar deprimido, olvídate", prosigue. "Nadie te va a ofrecer empatía a causa de tu 'desproporcionado privilegio blanco'". Este discurso "esquizofrénico" los señala como el problema: "Nadie quiere escuchar los problemas de blancos heteros, que les den". Hasta el punto de que es más fácil encontrar empatía hacia los yihadistas, "en cuyo caso siempre hay un grupo de apologetas que quieren conocer sus 'aflicciones' y qué deberíamos hacer para aliviarlas”.

En el caso de Davison, añade Cottee, sus problemas eran claramente "personales y relacionados con su madre". El británico publicó el año pasado una investigación sobre las motivaciones de esta clase de crímenes, que resumía en su título: "Resentimiento, vergüenza y venganza". Pero ¿qué podemos hacer para combatirlo en una sociedad en la que el resentimiento, el aislamiento y la soledad van en aumento, aún más en una pandemia que ha agudizado el aislamiento y la socialización a través de internet?

¿Quién escucha a los solitarios?

Se suele olvidar, pero el término 'incel' fue acuñado de manera afectuosa a finales de los 90 en el foro "El proyecto de Alana de los célibes involuntarios" (en un primer momento fue "invcel", pero evolucionó al término conocido porque era más fácil de pronunciar). Alana, una mujer bisexual virgen, creó una lista de distribución en la que hombres, mujeres, gais y heterosexuales podían participar para intercambiar experiencias y encontrar apoyo ante su ausencia de encuentros románticos. A lo largo del tiempo, el término fue apropiado por la ‘manosfera’ de forma peyorativa.

placeholder Víctimas del ataque de Alek Minassian celebran su victoria. (Reuters)
Víctimas del ataque de Alek Minassian celebran su victoria. (Reuters)

Fue con el atentado de Alek Manassian en 2018 cuando la cosa se salió de madre. "Mis redes sociales se llenaron de mensajes en plan 'los incels son basura humana', y me sentí que estaban atacando a toda la gente solitaria, incluyendo a mi yo pasado. Sentí una furia existencial, estaba tremendamente frustrada con que mi viejo proyecto fuese malinterpretado por el público general así como retorcido por los hombres del movimiento. Mi objetivo era conseguir más respeto y apoyo a los vírgenes solitarios, pero la gente era aún menos tolerante a causa de sus actitudes misóginas y sus asesinatos. El proyecto terminó siendo contraproducente".

La creadora del foro 'incel' decidió participar en medios para ayudar a aliviar esa tensión, pero se encontró con que la mayoría de periodistas preferían centrarse en los aspectos más morbosos. Montó 'Love, Not Anger' como una alternativa a la furia 'incel' y ya no da entrevistas a la prensa. ¿Han desaparecido los espacios de apoyo en internet para los "vírgenes involuntarios"? "No sé si 'desaparecido' es la palabra correcta, porque no estoy seguro de que nunca existiesen. Pero necesitamos alguna clase de iniciativa para apoyar a los jóvenes que sufren de soledad. Necesitamos acabar con los estigmas contra la salud mental, e introducir estos recursos en el espacio virtual".

"Hay que tener cuidado con no culpar a la víctima y justificar esta violencia"

Quien responde a El Confidencial es el profesor asociado de la Universidad de Georgetown Jacob Ware, especialista en contraterrorismo y coautor de uno de los trabajos más completos sobre violencia 'incel' en 'Studies in Conflict & Terrorism', en el que insiste en la necesidad de atajar la radicalización de estos individuos que se aprovecha de su "dolor genuino y soledad ardiente". "Deberíamos tener cuidado con no 'culpar a la víctima' y sugerir accidentalmente que está bien la violencia porque el dolor subyacente era legítimo”, matiza. "El grupo al que hay que proteger son los hombres y mujeres en peligro de ser objeto de la violencia 'incel'. Sin embargo, deberíamos esforzarnos en acercarnos a los hombres que tienen problemas en las relaciones amistosas y amorosas. Debemos hacer frente mejor al dolor que en casos raros inspira la violencia 'incel' pero que con mucha más frecuencia conduce al suicidio masculino y el aislamiento".

Los hombres se suicidan en todo el mundo con mayor frecuencia que las mujeres. Sin embargo, estas tienen más pensamientos suicidas e intentan suicidarse con mayor frecuencia: es la conocida como "paradoja de género en el suicidio". En España se suicidaron en 2019 2.771 hombres por 900 mujeres, una proporción cercana a tres, muy superior al 1,8 que es la media global, y que en ocasiones ha sido instrumentalizado políticamente como aquella ocasión en la que Vox lo atribuyó a las "denuncias falsas" (en realidad, no se conoce la motivación del suicidio). Unos datos que también contrastan con la soledad reportada, en la que generalmente las mujeres manifiestan sentirse más solas que los hombres. El Informe España 2020 muestra que el sentimiento de soledad durante la semana anterior entre mujeres (21%) es mayor que entre hombres (18,5%) y de soledad intensa entre las primeras (6,4%) es mayor que entre ellos (4%). Unas proporciones que se repiten en otros países como Reino Unido.

El propio estudio apunta una posible explicación, a propósito del sorprendente dato que señala que las mujeres afirman comunicar menos sus sentimientos (20%) que los hombres (17%): "Quizás tienen mayor conciencia de que no lo hacen". En otras palabras, la soledad masculina puede ser más invisible de lo que realmente es por las reticencias que existen a comunicarla. El psicólogo David Braucher explica en un interesante artículo las experiencias de algunos de sus pacientes jóvenes.

"Para muchos, sentir la necesidad de conectar les hace sentir inadecuados, que no merecen la conexión que anhelan", explica. "Pero sentir esa necesidad les sugiere que ya han sido rechazados: están solos porque los demás no quieren estar con ellos". Algo acentuado por la situación actual: "Aunque el aumento en suicidios masculinos y drogadicción indica que los hombres han estado sufriendo bajo las nociones patriarcales de la autosuficiencia masculina y el estoicismo desde antes de la pandemia, esta lo ha empeorado". O, por citar al jugador de fútbol y entrenador José Antonio Camacho en una reciente entrevista, "yo no he tenido depresión porque eso no existía en mi época".

¿Terrorismo 'incel' o perdedores radicales?

Una de las discusiones más frecuentes sobre la amenaza 'incel' es de si se trata de terrorismo o no. Ware, por ejemplo, es uno de los partidarios de considerarlo de esa manera, teniendo en cuenta su dimensión de crimen de odio. Sin embargo, Cottee, que ha escrito con frecuencia sobre grupos como ISIS en libros como 'El apóstata' o 'ISIS y la pornografía de la violencia', tiene otra visión más precavida. "La narrativa convencional sobre los 'incels' es histérica", explica. "Si lees la cobertura de esta atrocidad [en referencia a los crímenes de Plymouth] podrías terminar pensando que los 'incels' son un movimiento político y que reclutadores 'incel' están acechando en las esquinas de cada calle para tratar de captar a jóvenes".

"No son un movimiento. Les damos una coherencia que no tienen"

"Es una estupidez. Nadie sabe cuántos 'incels' hay en el mundo. No son un movimiento. No tienen un objetivo político claro o coherente. Nadie los financia. No hay una estructura de orden y comando. Solo un puñado de 'incels' han llegado a cometer actos de violencia. Los que lo han hecho están politizados, pero no es una política convencional. Es odio hacia las mujeres y la sociedad en general. Su lógica es la venganza, no el cambio político", explica. "La narrativa sobre los 'incels' en los medios de comunicación les da una coherencia que, en realidad, no tienen. También les dan exposición". Y suelta la andanada final: "Me da miedo que estemos haciendo real a base de memes el problema del terrorismo 'incel'".

Nos introducimos en el territorio del "perdedor radical" de Hans Magnus Enzenserger, que siente que su vida no tiene valor, pero que al mismo tiempo culpa a los demás de su situación. "El perdedor radical no tiene ninguna pretensión de resolver conflictos o de un compromiso que le pueda introducir en una red normal de intereses y desactivar su energía destructiva. Cuanto más desesperado es su proyecto, más se aferra a él". ¿Estamos condenados a ver cada vez más "perdedores radicales" a medida que la soledad y la humillación aumenten?

Foto: Hans Magnus Enzensberger (EFE)

"Ya lo hemos visto, pero bajo el manto del yihadismo", responde Cottee. "Ahora que el asunto 'incel' se ha hecho global, veremos cada vez más hombres descontentos aferrarse a él; todos los asesinos en masa necesitan alguna pancarta bajo la que marchar. Les da legitimidad (a sus ojos) e ímpetu. Es un nuevo tipo de terrorismo que mezcla lo existencial con lo político, y que está conducido por la autoexpresión personal pero no está dirigido hacia ninguna clase de cambio político. Pero no creo que Davison sea un terrorista: no dejó ningún manifiesto, no se identificó como 'incel' y el foco primario de su ataque era su madre. Eso es profundamente personal".

Un estudio de índole legal publicado por Gabriel Luis Isla Joulain, de la UNED, en la 'Revista de derecho penal y criminología', de hecho, critica duramente la utilización de "terrorismo" para referirse a los célibes involuntarios. "Predicar que toda violencia contraria a nuestros intereses e ideología es terrorismo nos lleva a falsear la realidad y sesgar de entrada nuestros análisis", plantea. "Pero, además, el término nos lleva a generalizar en exceso ante fenómenos con muy diferentes características y a simplificar burdamente realidades muy complejas y multifactoriales, opacando el estudio de los factores y conflictos estructurales (económicos, sociales, culturales, políticos...) que juegan un papel fundamental en la génesis de las conductas violentas, pero que son generalmente poco tenidos en cuenta frente a concepciones del terrorista casi como un enfermo mental".

Una internacional 'incel'

Si aceptamos que el fenómeno 'incel' ha cogido ímpetu en parte gracias a la difusión que los medios han prestado a un fenómeno minoritario, así podremos entender cómo se ha globalizado hasta el punto de que lo que antes era un típico lobo solitario ahora es un 'incel' por defecto. Los primeros 'incel' coincidían, por los mensajes que leían y publicaban en los foros de internet, con una visión de la masculinidad que se identificaba con la de la alt-right y el trumpismo que se foguearon en los foros de 4chan.

"Los analistas que siguen a los 'incels' han avisado desde hace tiempo del peligro que supone que la violencia 'incel' llegue a Europa"

El fenómeno se ha globalizado y, como explica Ware, la pandemia ha sido un factor determinante. "Hay una preocupación considerable dentro de la comunidad contra-extremista sobre el impacto que el covid-19 ha tenido en la radicalización", explica el investigador. "Con un número sin precedentes de jóvenes pasando una cantidad de tiempo sin precedentes solos 'online', hay miedo de que los movimientos extremistas encuentren un público particularmente receptivo. Esto es aún más claro entre los 'incels', una comunidad que incluye la soledad entre sus principales quejas. Los cuerpos de seguridad tendrán que estar vigilantes en los años que se acerquen".

Por ahora, la mayor parte de estos ataques se han concentrado en el mundo anglosajón (EEUU, Canadá o Reino Unido), pero algunos atentados como el de Tobias, en Hanau (Alemania), han sido relacionados con el movimiento. "Los analistas que siguen a los 'incels' han avisado desde hace tiempo del peligro que supone que la violencia 'incel' llegue a Europa", añade Ware. "En Reino Unido, los recientes arrestos en Edimburgo o Middlesbrough son signos de alarma. No hay pilares ideológicos que anclen al movimiento 'incel' en Norte América, y de hecho, el mundo del extremismo 'online' anima activamente los movimientos transnacionales".

Foto: La elección de Neo: ¿quieres saber la verdad o no?

Algunos de sus trabajos más recientes sugieren que no es descartable un impacto 'incel' en Asia y reproducen algunos de los mensajes que se han publicado en los foros 'incel' durante el último año, donde ven la pandemia como algo positivo: "El coronavirus debe de estar de nuestro lado porque probablemente matará a los chads y los rosties, ya que no pueden dejar de salir de fiesta y tener sexo con extraños" o "qué pena que lleguen las vacunas, ahora que tenía una razón para decirme a mí mismo que no salir de mi habitación está bien". Ware deja una última advertencia: "Aunque el movimiento opera sobre todo en inglés, las quejas que comparten trascienden la lengua y región. Deberíamos esperar más violencia 'incel' en Europa".

El pasado jueves 13 de agosto, Jake Davison, de 22 años, agarró una escopeta y mató a su madre, a otra mujer, a dos hombres y a una niña de tres años. Hirió a otras dos personas más. Entonces se suicidó. El tiroteo de Plymouth ha sido el peor en Reino Unido desde 2010, cuando el taxista Derrick Bird acabó con 12 personas por razones que aún no han quedado claras.

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