Es noticia
Tu corte de pelo no es tan original como crees: la curiosa historia de las peluquerías
  1. Alma, Corazón, Vida
"no te preocupes que al final crece"

Tu corte de pelo no es tan original como crees: la curiosa historia de las peluquerías

El pelo lo es todo, nos guste o no, y no solo ha cambiado en función de la época, sino que es la demostración de la diferencia de clases y un símbolo de poder y estatus

Foto: Una peluquera pasándolo mal con una peluca en el siglo XVIII. (iStock)
Una peluquera pasándolo mal con una peluca en el siglo XVIII. (iStock)

Si alguna vez fuiste a la peluquería y al salir te echaste a llorar porque la idea que tenías en la cabeza poco tenía que ver con la realidad, podrías haber pensado que al menos no eres la única persona en la humanidad a la que le ha pasado algo similar. Probablemente, un sumerio lo pasó igual de mal hace miles de años debido a un corte de pelo poco favorecedor.

Sumerios aparte, es difícil establecer un momento determinado en la historia en la que aparecen las peluquerías. La razón de ello es que, aunque los peluqueros han existido siempre por la sencilla razón de que el ser humano ha hecho uso de ellos desde los albores de la humanidad, en los primeros momentos no se concebía como un oficio. De cualquier manera, siempre hemos tenido la necesidad de destacar y ser diferentes, y los peinados ayudan a forjar nuestra propia idiosincrasia. Las excavaciones arqueológicas muestran que nuestros antepasados se peinaban con lo que podían utilizar para tal función: espinas de pescado o dientes de animales fueron los peines primitivos.

Según las excavaciones arqueológicas: espinas de pescado o dientes de animales fueron los peines primitivos

El tratamiento del cabello fue algo casi simbólico para otras culturas, más allá de la mera estética, pues además simbolizaba el estatus o condición del portador. En Esparta, por ejemplo, los jóvenes efebos dejaban su pelo largo y los guerreros lo mantenían porque aquello significaba que eran libres. Las geishas en Japón se peinaban de distinta manera, con elaborados tocados, para distinguirse entre aprendices (maikos) y geishas propiamente dichas. En 'Mujercitas', Jo tiene que vender su pelo para conseguir dinero que ayude a su padre convaleciente, y después llora desconsolada porque ha perdido algo extremadamente valioso.

Tenemos constancia en el Antiguo Egipto de los primeros 'peinados a la moda', según explica Aroa Velasco en 'Un acercamiento a la simbología del peinado en el Antiguo Egipto', existían varios tipos de peinados: cuadrados (una melena gruesa y abundante con raya en medio y que llegaba hasta los hombros) o tripartitos (dos mechones a cada lado de la cara y un tercero cayendo por la espalda). Con el paso del tiempo, los peinados cortos y cuadrados quedaron para las clases trabajadoras, demostrando así que, desde los primeros momentos de la historia, el pelo también dependía de clases. En el Reino Nuevo se utilizaban pelucas.

placeholder Simonetta Vespucci, por Sandro Botticcelli. Un peinado complicado de emular, sin duda.
Simonetta Vespucci, por Sandro Botticcelli. Un peinado complicado de emular, sin duda.

La iconografía nos muestra peinados elaborados, desde Grecia hasta el Renacimiento, especialmente en las mujeres. Al principio, los esclavos eran los encargados de mantener los peinados de sus amos, por lo que si podemos establecer un punto de partida real de las peluquerías, hay que remontarse a la Edad Media. En una época en la que el jabón era un lujo, taparse el pelo se convirtió en una necesidad, pues era la única manera efectiva de proteger el pelo de la suciedad y los piojos.

En la Edad Media la gente acudía a las barberías de los pueblos no necesariamente a cortarse el pelo o afeitarse, sino también para que les arrancasen una muela o les sacasen sangre aplicando sanguijuelas

Cuenta Jordi Pérez en 'Historias de la historia de la peluquería', que la gente acudía en esos momentos a las barberías de los pueblos no necesariamente a cortarse el pelo o afeitarse, sino también para que les arrancasen una muela o les sacasen sangre aplicando sanguijuelas, con aquella idea de que sacando la sangre se sacaba la enfermedad, un tratamiento muy popular para las enfermedades durante muchos siglos.

El oficio comenzó a transmitirse entonces de generación en generación: un aspirante a barbero comenzaba de aprendiz con un maestro que generalmente era su propio padre, e iba adquiriendo el conocimiento necesario para dedicarse en el futuro al oficio.

En 'Mujercitas', Jo tiene que vender su pelo para conseguir dinero que ayude a su padre convaleciente, y después llora desconsolada porque ha perdido algo extremadamente valioso

Las pelucas, por supuesto, son historia aparte. Aunque como decíamos, durante el Antiguo Egipto se llevaban, nosotros las conocemos en parte gracias a Luis XIV de Francia, que consiguió extenderlas y ponerlas de moda gracias a que quería ocultar su calva incipiente. Con el paso del tiempo comenzaron a empolvarse y cada vez se hicieron más altas y espectaculares, lo cual no solo provocaba dolores de cuello y cabeza, sino que muchos nobles tuvieron que enfrentarse a problemas con piojos y pulgas.

Foto: Fuente: iStock.

La Revolución Francesa y la Revolución Industrial marcarían un antes y un después en el devenir de la Historia del mundo occidental. También cambiaron la manera de concebir el pelo: aparecieron los peluqueros profesionales que trabajaban a domicilio y se desplazaban al hogar de los clientes. Se asentaba así y definitivamente el oficio, convirtiéndose al fin en expertos especializados en cortar el cabello a los que, a cambio, se les remuneraba económicamente. Algo bien distinto de los sirvientes que en la Corte cortaban el pelo.

En la Revolución industrial aparecieron los peluqueros profesionales que trabajaban a domicilio y se desplazaban al hogar de los clientes

El paso del tiempo ha marcado la longitud del pelo, que, en muchas ocasiones simbolizaba la riqueza de su portadora. Cuentan que Sissi Emperatriz tardaba tres horas en lavar y arreglar su largo pelo con una mezcla de huevo y coñac. Las hermanas Sutherland, norteamericanas famosas por la longitud de sus cabellos, sacaron todo el rédito posible gracias a ellos: la madre de las niñas había inventado un ungüento de olor nauseabundo, pero que, según aseguraba, hacía que el pelo de sus hijas creciera mucho más rápido y fuerte. Llegaron incluso a actuar en Broadway, explotando su imagen, (el pelo de Victoria, la segunda hermana, que era el más largo, medía dos metros de largo y si lo dejaba suelto se arrastraba por detrás).

Foto: Retrato de la emperatriz Sissi en 1864 de Franz Xaver Winterhalter. (Sisi Museum-Hofburg Wien)

Con el advenimiento del nuevo siglo y la llegada de la Primera Guerra Mundial, las mujeres comenzaron a cortarse el cabello por pura comodidad, hasta la llegada de las flappers (influenciadas por el corte de pelo de la actriz Louise Brooks). La Segunda Guerra Mundial tampoco sería una época idónea para peinados largos y enrevesados: en los años 40 con la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos, las evacuaciones masivas y los racionamientos era difícil ocuparse de la apariencia.

placeholder Fotograma de 'Fleabag'. Todos hemos llorado alguna vez al salir de la peluquería.
Fotograma de 'Fleabag'. Todos hemos llorado alguna vez al salir de la peluquería.

Desde Veronica Lake a Bob Marley, pasando por el peinado a 'lo Rachel' de Jennifer Aniston en los 90, algunas personas han conseguido que su pelo se convierta en tendencia durante un tiempo, y que las peluquerías de todo el mundo añadan su foto al catálogo para aquellos indecisos que entran sin saber muy bien qué hacer con el puñado de células muertas que brotan de su cabeza. Como diría la protagonista de 'Fleabag': "El pelo lo es todo. Es la diferencia entre un día bueno y uno malo. Es un símbolo de poder, un símbolo de fertilidad. Algunas personas son explotadas por él".

Solo queda pensar, tras un mal corte, no ya en los sumerios que quizá no son un consuelo, sino en lo más habitual: que tarde o temprano crecerá.

Si alguna vez fuiste a la peluquería y al salir te echaste a llorar porque la idea que tenías en la cabeza poco tenía que ver con la realidad, podrías haber pensado que al menos no eres la única persona en la humanidad a la que le ha pasado algo similar. Probablemente, un sumerio lo pasó igual de mal hace miles de años debido a un corte de pelo poco favorecedor.

Peluquería
El redactor recomienda