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¿Por qué tardan tanto en salir las muelas del juicio? Un estudio lo ha descubierto
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Las muelas no mastican por sí solas

¿Por qué tardan tanto en salir las muelas del juicio? Un estudio lo ha descubierto

El chimpancé obtiene todos sus molares a los 12 años, el babuino amarillo a los siete y el macaco rhesus a los seis años, pero el ser humano...

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Las muelas del juicio humanas siguen siendo un misterio difícil de resolver para la ciencia. A lo largo del desarrollo de una persona, estas cuatro muelas juegan un papel, nunca mejor dicho, definitivo para la evolución del organismo. Sin embargo, su aparición suponen un problema cada vez más frecuente que tiene mucho que ver con los propios interrogantes que existen entre nuestros dientes y los de los grandes simios: todos cuentan con una mordedura completa muchos años antes que los seres humanos.

Por lo general, las muelas se abren paso en el interior de nuestras bocas en tres etapas: las primeras aparecen a los 6 años aproximadamente, a los 12 las siguientes y cuando alcanzamos los 18 años de edad, o poco tiempo después, en teoría, finaliza este proceso con las últimas y más famosas muelas. Si crees que esto es demasiado pronto porque aún no las tienes y ya has pasado los veinte, formas parte de ese grupo de personas que trae de cabeza a los investigadores. Pero tranquilo, es un grupo enorme. ¿Qué hace que esto ocurra? ¿Por qué pese a las similitudes que presentamos con primates como el chimpancé sus muelas del juicio se comportan de una forma completamente diferente? Científicos de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, creen que podrían haber descifrado este enigma.

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Con la ayuda de Gary Schwartz, un paleoantropólogo del Instituto de Orígenes Humanos de dicha universidad, la antropóloga Halszka Glowacka reunió ejemplares de cráneos de 21 especies de primates para comparar su desarrollo. Al convertir los huesos y dientes en modelos 3D, los investigadores pudieron averiguar que la sincronización de nuestros molares adultos está muy relacionada con el delicado equilibrio de la biomecánica en nuestros cráneos durante nuestra etapa de crecimiento.

Nuestras mandíbulas crecen muy lentamente

Pero, ¿qué significa eso? Schwartz lo explica en el estudio, publicado en la revista ‘Science Advances’: "Resulta que nuestras mandíbulas crecen muy lentamente debido en parte a nuestro desarrollo lento como seres vivos en la historia junto al tamaño de nuestras caras, lo que provoca retrasos en la aparición de espacios mecánicamente seguros en edades muy avanzadas".

Así, mientras que el chimpancé obtiene sus molares a los 3, 6 y 12 años, el babuino amarillo cuenta con sus últimas muelas adultas a los siete años y el macaco rhesus ya los tiene todos a los seis años, los humanos tienen que esperar mucho más para que se desarrolle una estructura adecuada donde puedan surgir los dientes más cercanos a los músculos próximos a la bisagra muscular que une la mandíbula y el cráneo.

"Tener un espacio vacío para que crezca un diente no hace que sea una buena idea colocar uno"

Esto revela la importancia de esperar a que la naturaleza haga su trabajo. Como señala Mike Mcrae en el portal de ‘Science Alert’, “tener un espacio vacío para que crezca un diente no hace que sea una buena idea colocar uno. Los dientes no mastican por sí solos: hay una gran cantidad de músculos y huesos que los sostienen, lo que garantiza que una presión suficiente pueda desgarrar y triturar la comida de manera segura”.

Puedes pensar que somos la especie más lenta en este sentido, pero también puedes pensar que, simplemente, nuestras mandíbulas son diferentes porque la naturaleza se ha adaptado a nuestros propios cambios. Estos nuevos hallazgos podrían así ayudar a los paleontólogos a comprender mejor la evolución de esta parte de nuestro cráneo que nos diferencia entre nuestros ancestros homínidos.

Según apunta Glowacka, "este estudio proporciona una nueva y poderosa lente a través de la cual se pueden ver los vínculos conocidos desde hace mucho tiempo entre el desarrollo dental, el crecimiento del cráneo y los distintos perfiles de maduración".

Las muelas del juicio humanas siguen siendo un misterio difícil de resolver para la ciencia. A lo largo del desarrollo de una persona, estas cuatro muelas juegan un papel, nunca mejor dicho, definitivo para la evolución del organismo. Sin embargo, su aparición suponen un problema cada vez más frecuente que tiene mucho que ver con los propios interrogantes que existen entre nuestros dientes y los de los grandes simios: todos cuentan con una mordedura completa muchos años antes que los seres humanos.

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