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El 'terrorismo de semen' en Corea: un delito para una explosión misógina
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"Actos perversos"

El 'terrorismo de semen' en Corea: un delito para una explosión misógina

Las asociaciones feministas del país piden que los tribunales consideren como "delito sexual" el hecho de eyacular sobre los objetos personales de mujeres ante la oleada de casos que se están reportando

Foto: Fuente: iStock
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Hace unas semanas, saltaba a los medios internacionales la noticia de que un joven de Corea del Sur había rociado con semen, saliva y laxantes la taza de café de su compañera de clase como venganza por no mostrarse receptiva ante sus insinuaciones sexuales. Este acto, de clara inspiración 'incel', acabó convirtiéndose en un caso de acoso prolongado durante más de diez meses en los que hubo más ataques de lo más desagradables. Según los documentos judiciales, en otro episodio el chico había derramado semen sobre su maquillaje y trozos de mocos y saliva en su cepillo de dientes. Cuando hicieron una excursión con el resto de su clase, dicha persona (por llamarla de algún modo) irrumpió en su habitación de hotel para coger su ropa interior de la maleta y masturbarse con ella.

El acoso que estaba sufriendo la joven no tardó en salir a la luz. No por su voluntad, sino por otro compañero de su misma clase, el cual descubrió en su diario todos los hechos. Al curso siguiente y tras destaparse toda la verdad, el responsable fue llevado a juicio, y después de que un equipo de psicólogos confirmaran que la víctima tenía un trauma que le imposibilitaba seguir con su vida diaria, el juez condenó al acusado a tres años de prisión bajo fianza por "robo, allanamiento de morada, delito de lesiones y daños a la propiedad".

"Esto no es un fetiche sexual ni un daño al patrimonio de las víctimas", sino "actos perversos que provienen de sujetos muy misóginos"

Lo que no se esperaba es que este caso, repleto de asco y crueldad, fuera a causar una gran repercusión en el país coreano. El movimiento feminista del país saltó a las calles para pedir que se cambiara la naturaleza de la condena y pasara a ser considerada como un delito sexual. A pesar de que la sociedad tiene puesto el foco en el problema, este mismo año se ha reportado al menos un caso similar en el que un alumno era pillado por las cámaras de seguridad entrando a escondidas en la habitación de una profesora de universidad en prácticas para eyacular sobre sus sábanas.

"Todo crimen sexual es un crimen"

Todos estos depravados sucesos han terminado englobándose dentro de la definición de "terrorismo de semen" del que se han hecho eco diversos medios internacionales. Pese a que hay gente que podría asociarlo con una simple broma muy pesada de adolescentes, lo cierto es que de algún modo conecta con los postulados y los ataques del 'movimiento incel' que desde hace unos años viene extendiéndose por el mundo entero como reacción frente a los movimientos feministas y que supone una verdadera amenaza, no solo contra las mujeres que no corresponden sexualmente a estos 'célibes involuntarios', sino también contra la propia sociedad. Estados Unidos ya ha reportado casos de chicos que han irrumpido a punta de escopeta en centros escolares y zonas públicas después de verse involucrados en oscuros y misóginos foros de Internet en el que contaban sus experiencias.

Foto: Trabajadores limpiando la sangre de la calle de Toronto donde se produjo el atentado. (Reuters/Carlo Allegri)

De ahí que asociaciones feministas en Corea del Sur como Haeil declararan a medios como 'Vice' que "esto no es un fetiche sexual ni un daño al patrimonio de las víctimas", sino "actos perversos que provienen de perfiles misóginos que sienten la necesidad de controlar a las mujeres por su masculinidad tóxica". Evidentemente, desde este lado del mundo en el que no se han reportado casos similares -y esto no quita para que sí que hayan dado casos más clásicos de violencia de género con consecuencias mucho peores para las víctimas-, el hecho de que "terrorismo de semen" sea considerado un delito en el código penal no está en absoluto en el debate público. Pero, sin duda, lo ocurrido en Corea del Sur puede empezar a marcar un antes y un después sobre cómo el sistema judicial debe adaptarse a nuevos problemas sociales y responder a las demandas de una sociedad mucho más concienciada contra el machismo y la misoginia.

De los 44 casos recientes que se han reportado, 26 de ellos fueron resueltos como abuso sexual y 17 como daños a la propiedad

Según las leyes coreanas, para que los hechos sean considerados como delito sexual deben existir pruebas de abuso sexual o violación, lo que no deja otra opción a los jueces para que el 'terrorismo de semen' sea considerado como "delito a la propiedad". Baek Hye-run, legislador del partido demócrata que actualmente está en el gobierno de Corea del Sur, está tratando de cambiar la ley mediante una enmienda a la asamblea nacional. "Al no haber habido un contacto físico directo con la víctima, no se consideró como delito sexual", aseguró en 'The Guardian'. "Al haber un 'daño a la propiedad', se consideró que era el vaso quien había sufrido los daños", lo que efectivamente enfadó muchísimo a las asociaciones feministas del país. Ya no solo por el hecho de que la propiedad fuera algo tan insignificante como un vaso, sino por el propio nombre del delito, que en cierto sentido puede inducir a confundir que los actos de acoso con tintes sexuales los sufre dicho objeto inanimado y no la mujer que lo posee. "Los delitos sexuales deben interpretarse desde el punto de vista de la víctima", recalcó.

"Buscan venganza"

Lo cierto es que de los 44 casos recientes que se han reportado, 26 de ellos fueron resueltos como abuso sexual y 17 como daños a la propiedad, lo que implica que existen diferentes interpretaciones de la ley existente según sea el juez. "Todo crimen sexual es un crimen", declara Choi Won-jin, portavoz de una asociación feminista. "Este no es un acto de violencia al azar que se da en la calle, sino que se dirige a un género específico". De ahí la similitud con los actos de violencia 'incel' que, a pesar de que muchos de ellos tienen como objetivo a personas inocentes, existe una motivación misógina y machista detrás.

Foto: Una de las imágenes más populares en estos foros, acompañada por el mensaje "esto es lo que me pasa cuando entro en una fiesta".

Para entender más profundamente cuáles son los factores que han derivado en este estallido social de violencia misógina en el seno de una sociedad tan avanzada y desarrollada como Corea del Sur habría que remontarse a su historia reciente y al papel que han cumplido los hombres en ella. Eddie Kim, periodista de 'Mel Magazine', ha hablado con Elfving-Hwang, historiador coreano, cuyo testimonio nos puede servir para ver el trasfondo de por qué han irrumpido estos comportamientos machistas. Según él, el auge industrial del país modernizó la economía de la nación después de la Guerra de Corea, trayendo prosperidad a las familias después de tres años de conflicto.

En la década de 1990, ya existía el prototipo de "hombre asalariado exitoso", mientras que la vida de la mujer quedaba relegada al hogar y al cuidado de los hijos, lo que sin duda establece semejanzas con Occidente antes de los cambios culturales que produjeron (y a día de hoy siguen produciendo) las teorías feministas. Con un poco de antelación con respecto a Europa, Corea del Sur empezó a sufrir crisis económicas a partir de 1997, generando un malestar en la población que también se tradujo en un declive de la figura del hombre moderno y padre de familia. Sobre todo se derrumbaron en gran medida "los valores confucianos, que sitúan al hombre como mente y centro de una unión familiar", de ahí que se instaurara en ellos una "confusión" fruto del "descontento con su perspectiva laboral y afectiva".

"Los jóvenes coreanos se sienten interpelados por su rol de género, como si sus expectativas no hubieran cambiado pero el mundo sí"

"La masculinidad predominante es fuertemente normativa, entrelazada con una influencia del mundo militar al existir servicio al ejército obligatorio", prosigue Elving-Hwang. "Ello se traslada al mundo de la economía, esperando que seas un buen padre y trabajador". Y, por supuesto, en Corea del Sur la homosexualidad no está tan aceptada ni normalizada como en España, ni mucho menos. Por todo ello, "los jóvenes coreanos se sienten interpelados por su rol de género, como si sus expectativas no hubieran cambiado pero el mundo sí". Al igual que en el mundo occidental, la producción cultural del país está muy afincada en "la repetición de los mismos tropos en las películas, con misoginia casual, perfiles masculinos dominantes o que asumen un papel heroico".

Kim concluye que los casos de 'terrorismo de semen' se están extendiendo a otros países como Japón, Reino Unido o India. "Refleja una tendencia muy inquietante de cómo los hombres insatisfechos y con privilegios están buscando venganza por cosas que escapan a su control en relación con las mujeres, ya sea a través de maltrato, los tiroteos masivos o algo tan extraño y asqueroso como eyacular sobre las pertenencias o el cuerpo de una persona", recalca el periodista. ¿La parte positiva? Que ya no hay silencio, y que las mujeres coreanas, como las estadounidenses y también las españolas, están dispuestas a cambiar los moldes machistas que sustentan nuestra sociedad a partir de las leyes y los roles culturales.

Hace unas semanas, saltaba a los medios internacionales la noticia de que un joven de Corea del Sur había rociado con semen, saliva y laxantes la taza de café de su compañera de clase como venganza por no mostrarse receptiva ante sus insinuaciones sexuales. Este acto, de clara inspiración 'incel', acabó convirtiéndose en un caso de acoso prolongado durante más de diez meses en los que hubo más ataques de lo más desagradables. Según los documentos judiciales, en otro episodio el chico había derramado semen sobre su maquillaje y trozos de mocos y saliva en su cepillo de dientes. Cuando hicieron una excursión con el resto de su clase, dicha persona (por llamarla de algún modo) irrumpió en su habitación de hotel para coger su ropa interior de la maleta y masturbarse con ella.

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