Un hombre irá a prisión por 'pegar' su mano a un avión

James Brown es un ex atleta paralímpico con discapacidad visual que en octubre de 2019 utilizó pegamento para quedarse sujeto a la parte superior de un avión de British Airways. El tribunal de Southwark Crown Court ha determinado ahora que este suceso perturbó a mas de 300 pasajeros del London City Airport y costó a la aerolínea más de 46.000 euros.

Aunque el hombre disponía de un billete para volar a Ámsterdam, aprovechó para 'escalar' hasta el techo de la aeronave mientras el resto de pasajeros subía a bordo. Para conseguir su propósito, Brown intentó atrancar la puerta con su teléfono y evitar que se cerrara. Posteriormente, sacó un bote de pegamento que había escondido en el equipaje para adherir su mano a la aeronave.

Tal y como recoge Simple Flying, el tribunal ha señalado que el ex ciclista y atleta del equipo paralímpico de Reino Unido estuvo pegado a la parte superior del avión más de una hora antes de ser retirado. El juez Gregory Perrins ha declarado que "el derecho a la protesta no le permite causar una perturbación generalizada en un aeropuerto tan importante".

El magistrado ha detallado que la acción de James era parte de una reivindicación ecologista en la que actuaron "otros diez activistas", los cuales esperaban "provocar molestias públicas". Ha recordado que el hombre tenía la intención de "causar la mayor cantidad de trastornos posibles en el aeropuerto, si no cerrarlo por completo".

Las palabras del acusado

Brown no pudo evitar derramar unas lágrimas en el Tribunal de la Corona de Southwark, afirmando que era necesario "hacer algo espectacular" para llamar la atención sobre la crisis climática. El hombre ha negado la acusación de haber provocado una molestia pública. Sin embargo, el jurado del caso ha deliberado durante menos de sesenta minutos antes de declararlo culpable.

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EC

Finalmente, este viernes 24 de septiembre, James ha comparecido frente al tribunal para escuchar la sentencia. La defensa de Brown, personada en Tim Maloney QC, ha manifestado el arrepentimiento del activista. Según él, el ex paralímipco "ha expresado su intención de no volver a participar en protestas ilegales".

Sin embargo, el juez Perrins ha dictado una condena de un año de cárcel y ha advertido a los que realizan actos relacionados con el ecologismo que "no tienen derecho a un trato más indulgente por el mero hecho de protestar por cuestiones medioambientales y no por otra causa. Todo el mundo en este país tiene derecho a reivindicar y hay muchas formas de hacerlo sin infringir la ley".