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Así influyen las conversaciones sobre el dinero de los adultos en sus hijos
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Así influyen las conversaciones sobre el dinero de los adultos en sus hijos

Todos adoptamos un papel cuando se trata de dar cuenta de nuestro nivel de vida. ¿Cuáles son los perfiles que más abundan y cómo influyen en la formación individual de los más pequeños?

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¿Qué personalidad tienes a la hora de consumir? ¿Te consideras una persona compulsiva en tus compras, o más bien al contrario, tienes un espíritu ahorrador que rechaza cualquier antojo que te pueda surgir? ¿Los demás te ven como lo que popularmente se conoce como "un agarrao" de toda la vida? Este tipo de pensamientos que nos vienen a la cabeza cuando salimos a comprar o en nuestro día a día pueden llegar a ser verbalizados en cierto momento, y si estamos con niños, al estar en una edad tan influenciable, pueden llegar a calar muy hondo. Los progenitores, a fin de cuentas, se suelen cortar en determinados temas como el sexo, pero no en otros a simple vista inofensivos y que tienen que ver con el dinero.

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Todo esto permea en el individuo desde una muy corta edad, desarrollando una personalidad que viene determinada por los comentarios que ha escuchado desde que es niño. Evidentemente, nacer en el seno de una familia humilde o con recursos bajos es un factor determinante que pasará factura al pequeño durante toda su vida. Pero, ¿qué ocurre con los niños nacidos dentro de la clase media, o al menos dentro de una comunidad familiar con una situación financiera lo suficientemente cómoda como para no pasar excesivas penurias económicas pero sí apretarse el cinturón de vez en cuando o con vistas a afrontar un gasto importante?

A este respecto, hay que tener algo en cuenta. En cuestiones de dinero, tanto si se tiene como si no se tiene, lo que se cuenta tiene más de mentira que de realidad. En otras palabras: tanto como el que tiene mucho, pero hace como que apenas tiene nada por miedo a que los demás le pidan como el que tiene poco, pero tiende a invitar para que su círculo social no piense que le va mal económicamente, poca gente es consecuente con el capital que cosecha. Es por ello que la mayoría tiende a interpretar un papel cuando salta el tema del dinero.

Los "guiones del dinero"

Brad y Ted Klontz, dos hermanos psicólogos especializados en el mundo de la economía, acuñaron de manera reciente el término "guiones del dinero" ("money scripts" en inglés), para definir a esas "suposiciones o creencias subliminales del dinero que, por lo general son solo parcialmente ciertas, se desarrollan en la infancia y continúan de manera inconsciente durante toda la vida adulta".

"Cuando las creencias familiares afectan a nuestras actitudes de gasto o ahorro, estamos cediendo poder al pasado para condicionar nuestro futuro"

Así, estas pequeñas mentiras autoasumidas aparecen en algún "momento financiero crítico" que se da en edades tempranas (pudiendo ser positivo o negativo), y dejan una huella indeleble hasta la edad adulta. Incluso, según sostienen los psicólogos, pueden llegar a reproducirse en el seno familiar y transmitirse a una nueva generación. En un artículo publicado en 'The Journal of Financial Therapy', los dos hermanos dieron con cuatro patrones de comportamiento distintos en una muestra de 422 personas:

  • El que está obsesionado con el dinero. Aquellos que creen que todo el éxito vital, profesional y hasta emocional depende del dinero. Todo se puede comprar, hasta la felicidad o los sentimientos. Esto les provoca una obsesión monetaria que no desaparecerá en toda su vida y podrá ser transmitida a sus hijos. Lo peor de todo es que nunca tendrán suficiente, por más capital que lleguen a acumular.
  • El que cree que el dinero es una cuestión de estatus. Los que creen que su valía social depende del número de decimales que haya en su cuenta corriente. En este sentido, aquellos niños que saben que todo lo que pueden conseguir en su vida desde un punto de vista social o colectivo depende de la cantidad de dinero que puedan amasar. Y del mismo modo, solo así podrán ganarse el aprecio o el respeto de los demás.
  • El que desprecia al dinero sobre todas las cosas. Evidentemente, nadie querría ser pobre, pero este comportamiento definido por los psicólogos se basa en aquel perfil de personas nada materialistas (o al menos de boquilla), las cuales piensan que el dinero es la raíz de todos los males de la humanidad. De esta forma, suelen ver a las personas que acumulan una fortuna o que presumen de ello como codiciosas y peligrosas.
  • El que custodia el dinero y ahorra al máximo. Los que por naturaleza se muestran ahorradores. Son los más frugales y los más trabajadores. No querrán gastar ni un céntimo en cosas que no necesitan, pretendiendo reservar todo para por si acaso. Tal y como suena, esta parece ser la actitud más positiva, pero hay que tener cuidado, pues el valor del dinero solo reside en los bienes o servicios en los que se pueda gastar o en las inversiones que se puedan hacer. Por tanto, tampoco es bueno ser tan ahorrador, pues aunque tengas muchos números en la cuenta corriente, si vives como un pobre a pesar de tener un buen nivel de ingresos, de nada te sirve aglutinar por aglutinar.
Foto: Hasta hace poco menos de un siglo, no nos preocupábamos demasiado por comprar productos para ocultar nuestro olor. (iStock)

Estas conductas psicológicas pueden llegar a ser transmitidas de padres a hijos si los niños escuchan demasiadas conversaciones en las que se reproducen dichos esquemas. Lo más curioso es que, como ocurre con otras áreas del desarrollo cognitivo y psicosocial humano, será muy difícil ser conscientes de dónde provienen ciertas actitudes que tuvieron su comienzo en la infancia.

"Cuando las creencias familiares afectan a nuestros comportamientos de gasto o ahorro, estamos cediendo poder al pasado para condicionar nuestro futuro a pesar de ser los únicos protagonistas de nuestra propia vida", reflexiona Joyce Marter, psicóloga experta, quien ha recogido esta serie de estudios en un artículo publicado en 'Psychology Today'. "Nos podemos empoderar al respecto si cambiamos nuestras suposiciones irracionales y nuestras actitudes financieras contraproducentes". En definitiva, muchos de nuestros comportamientos actuales en temas de dinero pueden ser fruto de algo que una figura de autoridad de nuestra infancia repitió de manera constante, al igual que en otros temas o apartados de nuestra vida. Por tanto, merece la pena hacer un ejercicio de autoconocimiento para poder desentrañar de dónde emergen este tipo de conductas y qué hacer al respecto.

¿Qué personalidad tienes a la hora de consumir? ¿Te consideras una persona compulsiva en tus compras, o más bien al contrario, tienes un espíritu ahorrador que rechaza cualquier antojo que te pueda surgir? ¿Los demás te ven como lo que popularmente se conoce como "un agarrao" de toda la vida? Este tipo de pensamientos que nos vienen a la cabeza cuando salimos a comprar o en nuestro día a día pueden llegar a ser verbalizados en cierto momento, y si estamos con niños, al estar en una edad tan influenciable, pueden llegar a calar muy hondo. Los progenitores, a fin de cuentas, se suelen cortar en determinados temas como el sexo, pero no en otros a simple vista inofensivos y que tienen que ver con el dinero.

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