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Por qué los niños engordan en verano (y trucos para que no suceda)
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Por qué los niños engordan en verano (y trucos para que no suceda)

Consejos para identificar los problemas y soluciones para que los pequeños no cojan kilos de más en la estación más divertida del año para ellos

Foto: El verano es el mejor momento del año para los niños (iStock)
El verano es el mejor momento del año para los niños (iStock)

El verano es ese momento en el que los niños tienen mucho tiempo libre que pueden dedicar a jugar al aire libre, hacer deporte, ir a la piscina con los amigos o llevar a cabo mil planes más. Pero también es esa estación en la que hay más manga ancha con ellos: helados a demanda, comidas con horarios más anárquicos, excesos de vacaciones, etc.

Por eso, no es de extrañar que muchas personas estén notando que sus hijos ganan peso en verano. Es algo que antiguamente no sucedía, pero que con la vida moderna ha cambiado: pasan muchas horas en casa, el aburrimiento aparece más a menudo y eso desemboca en comer más y moverse menos, lo que es sinónimo en la mayoría de los casos de engordar.

Foto: Fuente: iStock

Los expertos consultados por US News apuntan a estas causas para explicar ese proceso de ganancia de peso: falta de horarios fijos; menos horas de sueño o, al menos, no son fijas; acceso a la despensa o frigorífico en momentos de aburrimiento; exceso de tiempo delante de la televisión, el móvil o los videojuegos. Y todo eso se traduce en más oportunidades para comer… y comer mal.

Trucos para no engordar

Una vez que tenemos identificado el problema, es momento de ponerle solución. Los niños son niños y el verano es el mejor momento del año para ellos, por lo que hay que tener algo de flexibilidad. Pero tampoco se puede dejar que la anarquía se instaure en su vida, por lo que hay que poner en marcha algunos trucos para que la tendencia a engordar no se convierta en problema.

La falta de horarios y rutinas es muy peligrosa para los pequeños

Lo más importante es que tengan horarios fijos a lo largo del día, al menos para las cosas importantes como la comida. Durante el curso, ellos desayunan, comen y cenan, además del almuerzo y la merienda a media mañana y media tarde. Eso es, exactamente, lo que hay que intentar también en verano: que hagan sus cinco comidas como el resto del año.

Si los niños siguen comiendo en los mismos momentos que el resto del año, serán más conscientes de cuál es la hora en la que pueden tener hambre y en cuál no. Eso no solo ayuda a que no piquen entre horas, sino también a que se mantengan llenos y saciados durante más tiempo, manteniendo estables los niveles de azúcar en la sangre.

placeholder Hay que comer sano todo el año, también en verano (iStock)
Hay que comer sano todo el año, también en verano (iStock)

Hablando de horarios, también es importante que duerman las horas estipuladas. Multitud de estudios han demostrado que el sueño está relacionado directamente con el hambre y las decisiones que tomamos sobre la comida. Aunque sea verano, los niños deben seguir durmiendo entre siete y diez horas cada noche: para ayudarles a conseguirlo es importante que no tengan acceso a los aparatos electrónicos cuando se vayan a la cama.

La importancia de la comida

Esos horarios también deben aparecer durante el día, evitando el aburrimiento. Por eso, una buena manera es apuntarles a un campamento, ya que esas horas estarán acompañados por otros niños y se divertirán, olvidándose de videojuegos y televisión. Además, al estar en movimiento, estarán quemando calorías, lo que ayudará a que no ganen peso en verano.

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También es momento de centrarnos en la comida. Hay que tratar de que las comidas de verano sean menos copiosas, aumentando la ingesta de frutas y verduras frescas. El verano es el mejor momento del año para comer alimentos ricos en agua, así que hay que tratar de que los pequeños los tomen. Y si no les gusta mucho, es momento de ser creativos: jugar con los colores de la ensalada, preparar brochetas de frutas, que ellos participen haciendo la comida, etc.

Hemos dejado para el final uno de los temas más importantes: la hidratación. Beber agua es una prioridad para todas las personas, pero más aún en verano y para los niños. Es vital que los pequeños beban agua y se hidraten a lo largo del día, tanto si están jugando al aire libre como si se quedan en casa delante de la televisión, ya que puede incidir en la ganancia de peso.

Refrescos y zumos tienen mucho azúcar, por lo que es importante la hidratación con agua

La deshidratación se puede confundir en el organismo con el hambre, por lo que si los pequeños no beben agua pueden recurrir al frigorífico y a la despensa en busca de comida. Eso sí, hay que tratar de hidratarse con agua y no con refrescos, zumos envasados ni bebidas estimulantes: todas ellas tienen una gran cantidad de azúcar añadida. Como consejo, trata de hacer tu propia agua con sabor en casa, añadiendo frutas y hierbas aromáticas.

El verano es ese momento en el que los niños tienen mucho tiempo libre que pueden dedicar a jugar al aire libre, hacer deporte, ir a la piscina con los amigos o llevar a cabo mil planes más. Pero también es esa estación en la que hay más manga ancha con ellos: helados a demanda, comidas con horarios más anárquicos, excesos de vacaciones, etc.

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