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Respetando el 'Jantelagen': por qué en Suecia no existe la charla distendida
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Respetando el 'Jantelagen': por qué en Suecia no existe la charla distendida

En el país nórdico a la charla trivial se la considera inútil y se la denomina kallprat ("charla fría") o dödprat ("charla muerta")

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Prácticamente en todos los países del mundo, la charla distendida, sin ninguna clase de pretensión, es un arma útil para acabar con los silencios incómodos. Nosotros contamos con la típica charla de ascensor en la que solemos hablar del tiempo, algo que en Inglaterra conocen a la perfección: el tópico se confirmó cuando una encuesta realizada por el instituto de sondeos ICM descubrió que los británicos pasan seis meses de su vida hablando sobre el clima.

Para algo están los estereotipos. Y, al fin y al cabo, es más fácil mantener una relación cordial con el vecino hablando sobre comida o el frío que ha hecho esta noche que sobre Immanuel Kant. Sin embargo, hay un país que no opina de la misma manera: en Suecia la charla trivial se considera completamente inútil. Tanto es así que se la denomina kallprat ("charla fría") o dödprat ("charla muerta").

Quizá te suene absurdo, pero puede ayudarte si trabajas en el frío país nórdico, o si has aterrizado hace poco tiempo y quieres hacer amigos. Un breve intercambio sobre el clima o las vacaciones está perfectamente aceptado, pero debes evitar llenar los incómodos silencios con cumplidos, bromas o preguntas personas que pudieran parecer una invasión de la privacidad. Al fin y al cabo, no hay que olvidar que si te acercas al barrio más opulento de Estocolmo a visitar a un amigo, te será muy difícil sacarle cuánto dinero gana al mes.

La 'aversión' a las charlas podría relacionarse con los niveles relativamente bajos de inmigración al país hasta la década de 1960

Esto se debe a un código cultural nórdico bien arraigado en la sociedad que se conoce como Jantelagen (Ley de Jante, en español), un patrón de comportamiento de grupo dentro de las comunidades escandinavas donde se piensa más en el propio grupo o colectivo que en la individualidad, retratando negativamente la vanidad, criticando el éxito y logro personal como algo inadecuado propiciando así, la humildad social. Es decir, un sueco le contará a un amigo cercano que ha hecho un viaje en vacaciones, pero es difícil que comparta esta información con un desconocido, un vecino o un compañero de trabajo.

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Aquellos que viajen a Suecia e intenten iniciar una conversación informal con, por ejemplo, un camarero, probablemente se encuentren con una respuesta seca. Según informa 'BBC' al respecto, esta reserva podría deberse a que Suecia es un país escasamente poblado en un paisaje relativamente vasto, por lo que durante cientos de años la gente se acostumbró a hablar poco con personas que no estuvieran dentro de su círculo inmediato.

Otras hipótesis apuntan que esta 'aversión' a las charlas podría relacionarse con los niveles relativamente bajos de inmigración al país hasta la década de 1960. La exposición mínima a otras culturas significa que, históricamente, tenían menos probabilidades de adoptar esta práctica para 'agradar'.

Cuando te propones hablar del tiempo con un vecino, en realidad el tiempo no es lo importante, sino que se pretende establecer una pequeña conexión con la persona en cuestión

El propósito de hablar es, al fin y al cabo, compartir información, y en el caso de la charla distendida hay poca información verdaderamente útil que se pueda intercambiar. Lo cierto es que cuando te propones hablar del tiempo con un vecino, en realidad el tiempo no es lo importante, sino que se pretende establecer una pequeña conexión con la persona en cuestión. Es por ello que, si paseas por alguna ciudad del país, no será raro comprobar cómo los suecos no te devuelven la mirada ni mantienen el contacto visual, probablemente preferirán mirar su móvil o un escaparate. Se trata, por supuesto, de un país increíblemente práctico.

Prácticamente en todos los países del mundo, la charla distendida, sin ninguna clase de pretensión, es un arma útil para acabar con los silencios incómodos. Nosotros contamos con la típica charla de ascensor en la que solemos hablar del tiempo, algo que en Inglaterra conocen a la perfección: el tópico se confirmó cuando una encuesta realizada por el instituto de sondeos ICM descubrió que los británicos pasan seis meses de su vida hablando sobre el clima.

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