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El truco que puede salvar a tu perro: cómo saber si hace demasiado calor para pasear
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La regla de los cinco segundos

El truco que puede salvar a tu perro: cómo saber si hace demasiado calor para pasear

Los perros pueden sufrir golpes de calor si se enfrentan a temperaturas extremas, pero existe una forma sencilla de evitar que suceda una tragedia

Foto: Un perro se tumba frente a un ventilador. (iStock)
Un perro se tumba frente a un ventilador. (iStock)

No es ningún secreto que los perros sufren con las temperaturas extremas del verano español. En primer lugar, porque su piel no es como la de las personas, al no tener glándulas sudoríparas repartidas por todo el cuerpo que les ayuden a transpirar, sino que el principal mecanismo de refrigeración es a través de la lengua con cada jadeo. Pero además, no usan zapatos, sino que pisan el ardiente asfalto con las almohadillas de sus patas, una de las pocas partes de su cuerpo que, por cierto, sí puede sudar.

Las almohadillas de los perros son duras, ásperas y resistentes, pero también tienen muchos nervios, por lo que se trata de zonas muy sensibles, según RedCanina. De ahí que sea importante no forzarlas, en especial en las grandes ciudades, donde el alquitranado puede alcanzar temperaturas de hasta 70 grados; o en la playa, dado que la arena también es un elemento capaz de absorber mucho calor. ¿Cómo se puede saber si hace demasiado calor para pasear?

Si la persona no es capaz de aguantar cinco segundos con el dorso de su mano sobre el asfalto, hace demasiado calor para sacar al perro

Es una pregunta que cientos de personas se hacen cada año y para la que la Guardia Civil siempre ofrece la misma respuesta: basta con seguir la regla de los cinco segundos. Este sencillo truco consiste en poner el dorso de la mano sobre el pavimento durante cinco segundos. Si la persona no es capaz de aguantar ese tiempo, hace demasiado calor para sacar al perro. O, al menos, para hacerlo sobre ese terreno. "Quizá sea el momento de sacarlo de paseo por el parque, buscando algo de sombra", recomienda la Benemérita.

¿Cómo evitar un golpe de calor?

En los perros, el golpe de calor se produce por un aumento brusco de la temperatura corporal por encima de los 40,5 grados y siempre se considera una emergencia veterinaria. Se manifiesta en forma de jadeo excesivo, salivación por encima de lo normal, respiración acelerada y, en ocasiones, temblores, lengua pegajosa o decolorada, vómitos y diarrea. Para evitar que suceda una desgracia conviene tener en cuenta causas intrínsecas del animal como la edad, el sobrepeso o la raza; y otras ambientales, de las que se ha hablado unas líneas más arriba. Estos son los consejos que ofrece al respecto Affinity Advance:

  • No pasear al perro en las horas centrales del día, sobre todo cuando hace excesivo calor.
  • Procurar que el animal siempre tenga agua fresca a su alcance y, a poder ser, habilitarse una zona fresca y a la sombra.
  • No dejarlo encerrado bajo ningún concepto en espacios cerrados o vehículos.
  • Si se viaja con el perro, es conveniente hacer paradas a menudo para estirar las patas y beber agua.
  • Prestar especial atención a los cachorros y perros de avanzada edad, así como a aquellos que sufren alguna enfermedad o pertenecen a una raza con hocico chato.
  • Utilizar accesorios refrigerantes como colchonetas, esterillas, collares o arneses en caso dificultad para soportar las olas de calor.
  • En los casos más extremos, se puede recurrir a tratamientos terapéuticos o quirúrgicos para mejorar la termorregulación del perro.

Ante los primeros síntomas, lo más conveniente es acudir al veterinario. El profesional se encargará de bajar la temperatura del can con agua fría —no helada— con el objetivo de disminuir su temperatura corporal hasta los 39,5 grados y, progresivamente, a niveles normales. Si no se puede acudir al veterinario, se puede intentar disminuir la temperatura corporal con agua fresca. Lo primero es trasladar al animal a un lugar con sombra y mojarlo con la manguera o con una botella. En cualquier caso, no es recomendable usar hielo o agua helada, puesto que entonces podría producirse una hipotermia.

No es ningún secreto que los perros sufren con las temperaturas extremas del verano español. En primer lugar, porque su piel no es como la de las personas, al no tener glándulas sudoríparas repartidas por todo el cuerpo que les ayuden a transpirar, sino que el principal mecanismo de refrigeración es a través de la lengua con cada jadeo. Pero además, no usan zapatos, sino que pisan el ardiente asfalto con las almohadillas de sus patas, una de las pocas partes de su cuerpo que, por cierto, sí puede sudar.

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