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Un accidente en el trabajo y un paseo colocado en bicicleta: el origen suizo del LSD
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LAS PUERTAS DE LA PERCEPCIÓN

Un accidente en el trabajo y un paseo colocado en bicicleta: el origen suizo del LSD

En 1943, un químico llamado Albert Hoffmann ingirió por accidente una microdosis de este alucinógeno. Acto seguido, cogió una bici para pasear por las calles de esta hermosa ciudad

Foto: Casco antiguo de Basilea con la catedral sobre el Rin (Fuente: iStock)
Casco antiguo de Basilea con la catedral sobre el Rin (Fuente: iStock)

"Sucedió una mañana de mayo, cuando era niño. En un camino forestal de Martinsberg. Yo paseaba por los bosques verdes iluminados por el sol de la mañana y acompañado del canto de los pájaros, cuando de repente emergió una luz extraordinariamente clara. Brillaba con el resplandor más hermoso que había conocido, hablaba al corazón, como si me incluyera en su majestuosidad. Estaba lleno de una indescriptible sensación de alegría, unidad y seguridad gozosa". Es uno de los principales recuerdos que Albert Hoffmann tiene de su infancia. Hoffmann es el padre de la dietilamida de ácido lisérgico, una peligrosa e impredecible droga que es más conocida por las siglas LSD, y plasmó su experiencia con este alucinógeno en el libro 'LSD. My Problem Child', en español traducido como 'LSD. Cómo descubrí el ácido y qué pasó después en el mundo'.

"Experimenté varios de estos momentos profundamente eufóricos en mis paseos por el bosque. Fueron estas experiencias las que dieron forma a los contornos principales de mi visión del mundo y me convencieron de la existencia de una realidad milagrosa, poderosa e insondable que estaba oculta a la vista cotidiana", prosigue. Sinestesias, alucinaciones, alteraciones de la percepción y la conciencia o la disolución del ego son algunos de los efectos que se le atribuyen a la droga que Hoffmann descubriría años más tarde casi por accidente.

Me acosté y me hundí en un estado de intoxicación agradable, caracterizado por una imaginación extremadamente desbordante

Era un químico bien aplicado, trabajaba para una farmacéutica con la que trataba de encontrar estimulantes circulatorios y respiratorios derivados de ciertas plantas. Concretamente, la labor de Hoffmann era aislar, purificar y sintetizar compuestos de la ergolina, el hongo mágico del que proviene la droga alucinógena. Sin querer, a la hora de manipular el principio activo, debió de quedársele unos pocos restos en los dedos, de ahí que de pronto comenzara a notar diversos cambios en la percepción que le hicieron sentir mareos y estimular la imaginación.

"Me acosté y me hundí en un estado de intoxicación agradable del todo, caracterizado por una imaginación extremadamente desbordante", describió en su libro. "Era como un estado de ensueño en el que percibí un flujo ininterrumpido de imágenes fantásticas y una serie de formas extraordinarias superpuestas con un intenso juego de colores caleidoscópico". Tres días después de aquel hallazgo y de haber preguntado a sus compañeros de la farmacéutica, Hoffmann decidió tomar deliberadamente 250 microgramos de la sustancia que acababa de descubrir. Ahí empezó todo. El científico se levantó de la silla y pidió a su ayudante que le acompañara a dar un paseo en bicicleta.

Foto: Cuarta etapa de la ABSA Cape Epic | EFE

Lo que Hoffman no sabía es que ese anodino viaje en bicicleta un 19 de abril de 1943 acabaría convirtiéndose en una efeméride a celebrar en el calendario. Algunas décadas más tarde, en 1985, un profesor de la Universidad de Illinois llamado Thomas B. Roberts sugirió medio en broma que todas aquellas personas inspiradas por el LSD tanto recreativa como científicamente, conmemoraran el que se considera el primer 'viaje' de la historia tomando una pequeña dosis y saliendo a pedalear como el científico suizo hizo. Desde entonces, todos los años se celebra en Basilea el Bike Day, en el que los ciclistas salen a las calles en medio de un ambiente festivo repleto de conciertos y conferencias para divulgar los últimos avances científicos sobre compuestos psicodélicos.

"Tengo una bici para dar un paseo, si quieres"

"I've got a bike / You can ride it if you like", cantaba Syd Barrett, estelar compositor y guitarrista de la banda Pink Floyd en la canción que cierra el disco 'The Piper at the Gates of Dawn', en una clara referencia al viaje lisérgico que experimentó Hoffman. Evidentemente, la bicicleta aquí se usa como eufemismo de la droga enteógena. A tal punto llegó el célebre paseo a dos ruedas del científico que una investigadora de Sociología de la Ciencia en Basilea llamada Sandra Lang realiza desde hace años una visita guiada por el camino que Hoffmann realizó aquella mañana soleada de abril de 1943.

Al compartir frontera con Francia y Alemania, Basilea goza de un espíritu especial, más relajado y de mente más abierta

"He recreado la ruta que hizo Albert Hoffmann en 1943", aseguró la científica, en declaraciones recogidas por un reciente artículo de la 'BBC'. "Generalmente, empezamos a pedalear en la puerta principal del campus de Novartis: puedes echar un vistazo desde la puerta trasera al interior del campus y ver el edificio en el que estaba el laboratorio donde el químico ingirió por primera vez LSD. Luego, recorres Luzernerring, pasas por Wasgenring y Holeestrasse hasta Bottmingen, calle en la que vivía Albert Hoffmann".

placeholder Anochecer a orillas del río Rin. (iStock)
Anochecer a orillas del río Rin. (iStock)

Basilea es una ciudad muy especial de arquitectura predominantemente medieval y renacentista. Fue fundada hace 2.000 años como asentamiento a orillas del río Rin, justo en la frontera con Francia y Alemania. La senda fluvial pronto se popularizó como un punto de encuentro entre estos tres países y se convirtió en un gran centro cultural europeo, de ahí que la universidad más antigua de todo Suiza fuese erigida aquí en 1460. En la actualidad, esta ciudad tan peculiar cuenta con más museos por persona que cualquier otra ciudad de Europa. "Basilea siempre ha sido una ciudad donde la educación, la investigación y la cultura son parte del tejido local", asegura Josef Helfenstein, director del Kunstmuseum, a la 'BBC'.

"Al compartir frontera con Francia y Alemania, Basilea goza de un espíritu especial, más relajado y de mente más abierta", comenta Isidora Rudolph, directora de la oficina de turismo local, al medio británico. "Hay una cierto aire 'cool' en el ambiente y un ritmo urbano muy relajado. Ya seas estudiante o director de una importante firma bancaria, a todos les encanta zambullirse en las aguas del Rin en verano y disfrutar del 'savoir vivre' ("saber vivir") que hace que Basilea sea tan diferente al resto de ciudades". Por tanto, si tienes la oportunidad de viajar en primavera a este bello enclave europeo en el que se creó la potente droga piscodélica, no lo pienses dos veces.

"Sucedió una mañana de mayo, cuando era niño. En un camino forestal de Martinsberg. Yo paseaba por los bosques verdes iluminados por el sol de la mañana y acompañado del canto de los pájaros, cuando de repente emergió una luz extraordinariamente clara. Brillaba con el resplandor más hermoso que había conocido, hablaba al corazón, como si me incluyera en su majestuosidad. Estaba lleno de una indescriptible sensación de alegría, unidad y seguridad gozosa". Es uno de los principales recuerdos que Albert Hoffmann tiene de su infancia. Hoffmann es el padre de la dietilamida de ácido lisérgico, una peligrosa e impredecible droga que es más conocida por las siglas LSD, y plasmó su experiencia con este alucinógeno en el libro 'LSD. My Problem Child', en español traducido como 'LSD. Cómo descubrí el ácido y qué pasó después en el mundo'.

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