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Dentro de Kowloon, la increíble ciudad amurallada de Hong Kong
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un reducto sin ley

Dentro de Kowloon, la increíble ciudad amurallada de Hong Kong

Hasta su demolición en 1993, fue 'tierra de nadie', un lugar donde convivían delincuentes y bandas ilegales y con mayor densidad de población que Nueva York

Foto: Kowloon. Fuente: Ian Lambot
Kowloon. Fuente: Ian Lambot

Hong Kong vive en la actualidad tiempos difíciles y, pese a ser una de las ciudades más prósperas y eficientes del mundo, lleva más de un año resistiéndose al control que trata de imponer China. Desde luego, con la crisis del coronavirus y las protestas en las calles en el territorio, no es el mejor momento para visitarlo, pero si el viajero decidiera hacerlo y encaminase sus pasos hacia Kowloon, solo encontraría un enorme parque, pulmón necesario en una ciudad plagada de edificios.

No siempre fue así. En otro tiempo, Kowloon formaba la ciudad amurallada más grande del mundo, un reducto sin ley que sorprendentemente sobrevivió durante mucho más tiempo del que alguien pudiera haber imaginado. En sus inicios, fue fundada por la dinastía Song (960-1297) con la idea de crear un fuerte para combatir a los piratas que amenazaban el comercio de sal, pero su razón de ser fue desvirtuándose con el paso de los años. En el siglo XIX adquirió estatus de ciudad y por aquel entonces albergaba unas 700 personas en su interior.

Su densidad de población era 120 veces mayor que la de Nueva York. La única regla, que no se construyesen casas más allá del piso 14

En ese mismo siglo, China decidió que era su deber tener algo de presencia en la que por entonces era colonia británica y pensó en establecer en Kowloon un punto de control para poder supervisar la actividad en la zona, pero fue abandonando esta idea con el paso de los años y, con la política de no intervención británica, Kowloon quedó en un vacío legal y sin ninguna autoridad. Nadie respondía por ella.

placeholder Fachada de la ciudad, por Ian Lambot.
Fachada de la ciudad, por Ian Lambot.

Por entonces acababa de llegar el siglo XX y la Segunda Guerra Mundial (con la ocupación de Japón) atraería a la ciudad, ahora sin ley, a aquellos inmigrantes y bandas ilegales que trataban de escapar. Por entonces el resto del mundo iba a una velocidad y Kowloon a otra, se mantenía al margen bajo sus propias leyes. Tras la reendición de Japón, Kowloon (ya sin murallas) se convirtió en ese reducto donde cada vez llegaban más personas que pretendían hacer actividades ilegales.

Prostitutas, traficantes de opio, dentistas sin cualificación, jugadores... todos convivían en esa colmena humana

El territorio que ocupaba la ciudad era equivalente, aproximadamente, a dos campos de fútbol, pero como durante las primeras décadas del siglo XX seguía creciendo sin parar, tuvo que expandirse de la única manera posible: hacia arriba. De 17.000 ciudadanos que habitaban durante la Segunda Guerra Mundial, pasaron a 50.000 a finales de los años 80, convirtiéndose en la ciudad (dentro de otra ciudad) con más densidad de población del mundo (120 veces mayor que la de Nueva York).

Kowloon se convirtió en una colmena humana. Desde los años 50, en la ciudad se juntaban personajes de todos los pelajes: prostitutas, traficantes de opio, dentistas sin cualificación (por algún motivo había una gran tasa de ellos), apostadores, casinos o vendedores de carne de perro en las peores condiciones. Aunque la ciudad seguía creciendo hacia arriba, porque no quedaba otro remedio, la regla impuesta era que nunca podían sobrepasar las 14 plantas, pues los aviones sobrevolaban cerca. La policía tenía miedo e incapacidad para entrar en la ciudad, cada vez más decadente, pero en los años 70 era frecuente que hicieran redadas para intentar limpiar la zona de delincuentes.

La ciudad de la oscuridad

Dentro de esa imposible colmena donde los habitantes se apiñaban, en un urbanismo imposible, lo más ventajoso era vivir en las plantas de arriba. No solo porque Kowloon pasó a ser denominada 'la ciudad de la oscuridad' debido a que no se veía la luz, sino porque los habitantes de las partes de arriba solían barrer su suciedad hacia abajo. Nuevos edificios se erguían en las azoteas de los antiguos y las calles medían menos de un metro de anchura, la luz que llegaba era de tubos fluorescentes y tenía que estar descubierta por si había algún incendio. Las azoteas estaban llenas de antenas de televisión, tendederos, tanques de agua y basuras.

Hong Kong tiene terreno montañoso, por lo que el suelo era bueno y rocoso, lo que ayudó a que no se viniera todo abajo...

La pregunta que acecha cualquier cabeza, al ver las imágenes de la ciudad, es como pudo aguantar sin venirse abajo. Según cuenta a El Confidencial la arquitecta Ana Luisa Padilla, del estudio de arquitectura Aima: "Los cimientos eran pobres, pero tuvieron suerte de que el suelo fuera muy bueno. Hong Kong tiene terreno montañoso, por lo que el suelo era rocoso y aguantó, tuvieron bastante suerte. En cuanto a la construcción era de tipo modular, un estilo que comenzó en los años 60 y 70 y que repite los mismos módulos una y otra vez. A día de hoy no se hace con más de doce alturas, pero como en Hong Kong se produjeron varios incendios durante la década de los 50 es posible que no construyeran todos los pisos sobre la primera planta".

El estilo arquitectónico modular, al funcionar como un bloque, en un conjunto de torres apoyadas unas con otras, junto con el suelo, es lo que sirvió para que la ciudad no se viniera abajo porque forma un conjunto muy macizo frente a fenómenos como el viento. "Dudo mucho que cumplieran normativas urbanísticas (algunas casas eran de 23 metros) ni tuvieran licencias, pero la construcción estaba más pensada de lo que puede parecer en un primer momento"; indica la arquitecta. "Un ejemplo del estilo modular es la Nakagin Capsule Tower de Kisho Kurokawa, que está en Japón. Pero ese es un ejemplo bueno frente al de Kowloon, claro".

placeholder Ian Lambot/ Greg Girard.
Ian Lambot/ Greg Girard.

Con el paso del tiempo, la situación se fue haciendo insostenible debido a las condiciones sanitarias y los delitos. Como cuenta Leung Ping-kwan en 'City of Darkness': "Aquí, las prostitutas se instalaron a un lado de la calle mientras un sacerdote predicaba y repartía leche en polvo a los pobres por el otro (...) los drogadictos se sentaban en cuclillas debajo de las escaleras para drogarse. Era un lugar muy complejo, que parecía aterrador, pero donde la mayoría de las personas continuaba llevando una vida normal. Un lugar como el resto de Hong Kong".

El gobierno de Hong Kong pagó 384 millones dólares en compensación a los 900 negocios y a los más de 10.000 hogares que tendrían que reubicarse

En enero de 1987, el gobierno de Hong Kong anunció planes para demoler la ciudad amurallada. Comenzó entonces un duro proceso de desalojo que duraría varios años debido a la enorme población de gente que vivía en el reducto. El gobierno de Hong Kong pagó 384 millones dólares en compensación a los 900 negocios y a los más de 10.000 hogares que tendrían que reubicarse. La demolición fue el 23 de marzo de 1993, aunque unos meses antes se filmaron varias películas de artes marciales detrás de sus muros. La anomalía política, abandonada durante años y que parecía haber inspirado distopías como Blade Runner, se despedía para siempre del mundo y se convertía en ese parque con motivos chinos tradicionales que puede visitarse hoy en día.

Hong Kong vive en la actualidad tiempos difíciles y, pese a ser una de las ciudades más prósperas y eficientes del mundo, lleva más de un año resistiéndose al control que trata de imponer China. Desde luego, con la crisis del coronavirus y las protestas en las calles en el territorio, no es el mejor momento para visitarlo, pero si el viajero decidiera hacerlo y encaminase sus pasos hacia Kowloon, solo encontraría un enorme parque, pulmón necesario en una ciudad plagada de edificios.

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