El pelota: así actúa con los demás la gente que adula a los jefes

Para ganarte a tu jefe no es necesario ser un pelota ni que hagas parecer que eres imprescindible. Halagarlo puede ayudarte a aumentar tus posibilidades de ascenso, pero no esperes hacer así muchos amigos en la oficina.

Según una nueva investigación, las personas propensas a adular a sus superiores también lo son más a ser groseros y maleducados con sus compañeros de trabajo. Además, no lo solo eso, hay más probabilidades de que se salten reuniones o pierdan más tiempo en su propio puesto porque sus niveles de energía están tan enfocados a los encargados que ya no les queda nada para el resto.

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A. López

Todo esto les conduce a hacer cosas que el resto no se atrevería, realizar sus labores de una forma rápida y poco profesional y enfadar a sus pares. Sin embargo, el estudio descubrió que a la larga este comportamiento acaba beneficiándoles.

Felicitaciones y autopromoción

Los investigadores de la Escuela de Negocios de la Universidad Estatal de Oregón analizaron las actividades diarias de 75 profesionales en China durante un periodo de dos semanas laborales. Los participantes eran gerentes de nivel medio en una empresa de software que cotiza en bolsa y se les pidió que completaran una encuesta diaria sobre sus experencias en su puesto y sus habiliades políticas, es decir, sobre su comprensión y forma de trabajar, cómo influyen en los demás de manera que mejoren sus propios objetivos, dirigir diferentes situaciones sociales...

Hacer la pelota a tu jefe hará que tengas peores relaciones con tus compañeros de trabajo

Se examinó cómo utilizaron dos tácticas de gestión de impresiones centradas en el supervisor: felicitaciones y autopromoción. Ser pelota e intentar que tu superior esté todo el día bien contigo es solo algunas de las muchas conductas que los empleados utilizaron para crear y mantener una buena imagen en su empresa. Investigaciones anteriores demostraron que utilizar estos comportamientos puede ser beneficioso para ellos, pero hay un "coste personal con el resto", asegura Anthony Klotz, profesor asociado y autor principal.

"Que tu energía se agote tras haberla invertido en tu encargado puede llevarte a un territorio peligroso", añade en 'The Daily Mail'. Los científicos descubrieron que el grado en que los trabajadores participaron en las felicitaciones variaba mucho. Descubrieron también que cuanto más pelotas eran, mayor falta de autocontrol tenían al final del día. "También es importante tener en cuenta que los efectos de cansancio de los agasajos son inmediatos, pero los beneficios de esos actos tienden a desarrollarse a largo plazo", explica el coautor Lawrence Houston III, profesor asistente de administración en la Universidad Estatal de Oregón.

Daños colaterales

El estudio descubrió también que ser pelota era menos agotador para los que tenían mayores habilidades políticas. Los hallazgos sugieren que los trabajadores deben ser conscientes de los posibles efectos que tiene adular demasiado a los jefes. "Además, si se sienten agotados, pueden tomar otras medidas como hablar con alguien o comer algo y no saltarse una reunión, llegar tarde o ser un estúpido con el resto de compañeros", explica Klitz.

Los jefes también tienen que darse cuenta que todo puede conducir a un ambiente tenso y que estén siendo adulados constantemente tiene un coste para el resto de trabajadores. Son rivales astutos y competidores empedernidos. Su adulación, en forma de falsa sonrisa y complaciencia continua, es egoísmo puro y duro y todo por llegar a lo más alto. ¿Cómo eres tú? ¿Un pelota o simplemente pasas y haces tu trabajo lo mejor que puedes?