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El gran peligro de los jefes que hacen chistes con sus empleados
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El gran peligro de los jefes que hacen chistes con sus empleados

Las bromas son una forma excelente de mejorar el ambiente de trabajo, pero siempre dentro de unos límites para que no suenen ofensivas ni desagradables

Foto: Tarjeta roja por la broma, te vas a la calle. (iStock)
Tarjeta roja por la broma, te vas a la calle. (iStock)

El trabajo implica un ambiente de seriedad y concentración. Pero, y sobre todo en los momentos de más estrés, ¿a quién no le viene bien que le hagan reír? Hay una razón esencial por la que casi cada presentación o discurso comienza con una broma o un chiste. El humor ayuda a aliviar la tensión, disuelve el aburrimiento y fomenta el espíritu de equipo. Los estudios realizados hasta la fecha demuestran que los líderes divertidos crean confianza y mejoran el rendimiento de sus empleados.

Una nueva investigación, sin embargo, apunta que el humor también puede tener una doble cara, y que cuando los jefes cuentan algún que otro chiste, incluso aquellos que parecen más bien inofensivos, pueden hacer hundir los cimientos de la organización del trabajo. Cuando los líderes de la empresa dicen algo gracioso que se aparta de la conducta esperada están enviando señales de que está bien cruzar esas fronteras de comportamiento.

El chiste surge gracias a la propensión por el humor del jefe y el apetito de transgredir las normas de sus empleados

Los investigadores Kai Chi Yam de la Universidad Nacional de Singapur y Michael Christian de la Universidad de Carolina del Norte, han desarrollado el concepto de la "teoría de la transgresión benigna" que consiste en usar el humor para sobrepasar ciertas normas sociales establecidas entre los miembros de una empresa, pero no para cuando se percibe como una amenaza para la productividad o para el empleado, según informa 'Quartz'.

Para demostrarlo, utilizan la siguiente broma como ejemplo: "¿Qué tienen en común los dinosaurios y los abogados decentes? Que ambos están extintos". El chiste, que tampoco es tan gracioso como se esperaba, se apoya en la idea de que los abogados honestos ya han muerto, lo que representa una clara violación de las normas y un insulto a la profesión desde dentro, pero como no debe tomarse de forma literal, resulta totalmente inofensivo.

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Los centros de trabajo están sujetos a reglas y comportamientos del todo previsibles, por lo que los trabajadores generalmente captan las señales sobre lo que se debe y no se debe permitir. En el momento en que uno de estos superiores hace una broma que subvierte las conductas sociales, "se transmite un mensaje sobre los valores de la organización: ir un poco contra las normas es la forma en la que se hacen las cosas", afirman Kai Chi Yamy Michael Christian.

Los investigadores probaron su teoría con 215 estudiantes de la Universidad de China durante un período de tiempo. Se les pidió a los estudiantes, los cuales tenían trabajos a tiempo completo en sectores como la banca y la manufactura, que evaluaran el sentido de humor de sus jefes, el grado de aceptación del incumplimiento de las normas en sus empresas y su propia voluntad de romper las reglas y 'salirse del tiesto' con un chiste. El estudio halló una correlación entre la propensión del jefe por el humor y el apetito de un empleado por romper las reglas.

Foto: ¡Qué sueño! (iStock)

El estudio también intentó demostrar si existía algún tipo de rédito positivo a la hora de ser un jefe cómico, y si ese es el caso, si el tipo de humor afectaba a sus trabajadores de forma diferente o a todos por igual. En otra encuesta dirigida a 700 trabajadores de Estados Unidos, se descubrió que cuando los líderes usan el humor se pueden quebrantar las normas de seriedad en la empresa pero también estrechar el vínculo con sus empleados. Los trabajadores que se sienten cómodos y felices con sus superiores suelen ser los más comprometidos, lo que mejora la productividad empresarial.

Sin embargo, la excepción surge cuando los jefes usan un humor de tipo agresivo, como sarcasmo o humillaciones, que pueden tener el efecto opuesto. "Los líderes que van de graciosos y que a su vez son agresivos son más propensos a promover la desviación y desconexión del empleado y tienen menos probabilidades de que su broma aliente el compromiso del trabajador con el equipo", señalan desde la investigación.

Son muchas horas y es imprescindible que haya buen ambiente entre todos, pero nunca si se trata de bromas agresivas o insultantes

Para concluir, los expertos afirman que por regla general si tu jefe es gracioso traerá consecuencias. Hay muchas ganas de pasarlo bien en el trabajo, son muchas horas y crear un ambiente propicio y cómodo con bromas o chistes está bien; sin embargo, si se trata de bromas agresivas o insultantes, no puede deparar ningún tipo de beneficio, ni para el trabajador, ni para el superior ni, claro está, para la propia empresa.

El trabajo implica un ambiente de seriedad y concentración. Pero, y sobre todo en los momentos de más estrés, ¿a quién no le viene bien que le hagan reír? Hay una razón esencial por la que casi cada presentación o discurso comienza con una broma o un chiste. El humor ayuda a aliviar la tensión, disuelve el aburrimiento y fomenta el espíritu de equipo. Los estudios realizados hasta la fecha demuestran que los líderes divertidos crean confianza y mejoran el rendimiento de sus empleados.

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