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La nueva y sorprendente teoría sobre cómo se formó Stonehenge
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LOS SECRETOS DE LA EDAD DE PIEDRA

La nueva y sorprendente teoría sobre cómo se formó Stonehenge

Un científico nativo de Salisbury ha publicado una nueva versión sobre el fenómeno que contradice la versión oficial

Foto: El sol se pone en Stonehenge. (Reuters)
El sol se pone en Stonehenge. (Reuters)

El ingenio de nuestros antepasados de la Edad de Piedra nunca dejará de sorprendernos. El silencio pétreo de los lugares que aún permanecen en pie, como testigos fijos e inamovibles del paso del tiempo, solo es superado por los profundos enigmas que albergan. Es el caso de uno de los más famosos vestigios de la época: el círculo de piedra de Stonehenge. Algunos logros aparentes siguen siendo tan sorprendentes que son motivos de duda insoslayable. Por ejemplo, el hecho de que los habitantes de la región que vivieron entre finales del Neolítico y el comienzo de la Edad de los Metales destinaron una ingente cantidad de recursos a mover sus imponentes piedras del sitio de origen de su formación geológica (Pembrokeshire, en Gales) a la llanura de Salisbury, en donde están clavadas como efigies del pasado más remoto.

Los elementos de Stonehenge están alineados para marcar la salida y la puesta del sol durante los solsticios de invierno y verano, según recuerda 'National Geographic'. Un recurso turístico que lleva a miles de visitantes al año a asomarse para ver cómo el astro rey se pone por el horizonte. La leyenda narra que fue el famoso mago Merlín, en forma de gigante, quien construyó este monumento de piedra. Pero a la hora de dar con una explicación realista y alejada del mito, los arqueólogos se han encontrado con diferentes problemas a la hora de abordar sus teorías. La última y la más novedosa, pertenece al doctor Brian John, un científico nativo de la zona, que viene a decir que las piedras utilizadas no provenían de las colinas de Preseli ni fueron transportadas por el ser humano ni tampoco fueron veneradas, sino que fueron trasladadas por un glaciar.

El glaciar recogió las piedras azules sueltas a lo largo del camino y las depositó en la llanura de Salisbury una vez el hielo se derritió

El científico explica su teoría en su nuevo libro 'The Stonehenge Bluestones', que vuelve a la idea de que los arquitectos de Stonehenge no tuvieron que enfrentarse a tal descomunal desafío. De hecho, llega al punto de llamarlo "mera mitología", según informa 'Western Telegraph'. El polémico libro desmiente la explicación casi universalmente aceptada de que los antepasados neolíticos llevaron las piedras azules desde el oeste de Gales a Stonehenge.

Una construcción para el arado

Tras un examen forense de pruebas sobre el terreno de Stonehenge y Pembrokeshire, se probó que las piedras azules procedían de cerca de 30 lugares diferentes, principalmente del norte de Pembrokeshire. Brian John demuestra que no hay canteras de piedra azul neolíticas en Preseli Hills y que ningún transporte humano estuvo involucrado en el movimiento desde Pembrokeshire hasta la zona de Stonehenge. En su lugar, John sostiene que un glaciar se abrió paso a través de Gales hace unos 50.000 años, informa 'The New York Post'.

placeholder Miles de visitantes se acercan a Stonehenge a celebrar el solsiticio de invierno cada año. (Reuters)
Miles de visitantes se acercan a Stonehenge a celebrar el solsiticio de invierno cada año. (Reuters)

El implacable y reptante río helado recogió las piedras azules sueltas a lo largo del camino, y finalmente las depositó en la llanura de Salisbury una vez que el planeta se calentó nuevamente y el hielo se derritió. Además, insiste en que muchos de los hechos que se presentan como pruebas podrían ser fácilmente el resultado de procesos naturales. Por ello, llegó el momento en el que las sociedades neolíticas agrícolas decidieron construir enormes relojes de sol para marcar el paso del año y señalar las diferentes etapas para labrar el suelo. Al fin y al cabo, todo lo que podían hacer era usar lo que estaba a su disposición.

Fuera mitos

"En los últimos cincuenta años el estudio científico de Stonehenge ha derivado hacia una especie de mitología", asevera el doctor John. "Esto ha sido impulsado en parte por las constantes demandas de los medios de historias nuevas e impactantes sobre el tema. Por ello, los medios están más obsesionados por la narrativa que por las pruebas científicas, hasta el punto de crear una gran cantidad de mitos recién fabricados que son todavía más extravagantes que los antiguos. Es hora de hacer una buena evaluación desde cero", explica.

La historia de Stonehenge es tan maravillosa como el mito de los argonautas neolíticos que mueven piedras pesadas con herramientas

Este nuevo y controvertido libro destaca la necesidad de que las futuras investigaciones se realicen de acuerdo al más riguroso método científico. Su autor se mantiene alejado de las disputas sobre cuál era el fin último de la construcción y la enigmática alineación de sus piedras para entrar a considerar que las aspiraciones de los constructores fueron mayores que sus habilidades para edificar, además de que el monumento fue abandonado antes de que se completara. "La historia de las piedras azules transportadas por el vasto glaciar marino irlandés es tan maravillosa como el mito arquetípico de los argonautas neolíticos que luchan por mover piedras pesadas con la ayuda de herramientas toscas, trineos pesados y endebles balsas", arguye Brian John.

El ingenio de nuestros antepasados de la Edad de Piedra nunca dejará de sorprendernos. El silencio pétreo de los lugares que aún permanecen en pie, como testigos fijos e inamovibles del paso del tiempo, solo es superado por los profundos enigmas que albergan. Es el caso de uno de los más famosos vestigios de la época: el círculo de piedra de Stonehenge. Algunos logros aparentes siguen siendo tan sorprendentes que son motivos de duda insoslayable. Por ejemplo, el hecho de que los habitantes de la región que vivieron entre finales del Neolítico y el comienzo de la Edad de los Metales destinaron una ingente cantidad de recursos a mover sus imponentes piedras del sitio de origen de su formación geológica (Pembrokeshire, en Gales) a la llanura de Salisbury, en donde están clavadas como efigies del pasado más remoto.

Mitología Estudio científico Gales
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