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En busca del 'genoma oscuro': hacia otra teoría de la evolución
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En busca del 'genoma oscuro': hacia otra teoría de la evolución

Un grupo de científicos descubre una serie de mutaciones genéticas en unos pequeños ratoncillos del desierto que les lleva a preguntarse sobre cómo funciona su supervivencia

Foto: A veces el ADN no se halla en la parte "visible". (iStock)
A veces el ADN no se halla en la parte "visible". (iStock)

Las secuencias de ADN tienen muchas partes indescifrables. Son las que se llamaron genoma ‘oscuro’ o ‘basura’ y que llegan a suponer hasta el 95% del total. Desde 2010, a través de una tecnología más sofisticada, se han ido descubriendo partes muy relevantes de estas zonas veladas. El investigador Adam Hargreaves narra en ‘The Conversation’ su particular aventura con lo que él llama 'genoma oscuro' (que no es exactamente lo mismo a lo que otros grupos de científicos se refieren) tratando de analizar los genes responsables de la producción de insulina en esos pequeños ratoncillos del desierto conocidos como jerbos.

El estudio de estos mapas está sirviendo a la comunidad científica para encontrar respuestas a muchas de las preguntas que se hacían sobre el reino animal desde hace años. Pero, a veces, se topan con “un misterio”. Algunos genomas animales parece que han “perdido” genes que deberían estar allí para permitir a esas especies estar vivas. Pero existen, están allí, en alguna parte, y esa evidencia podría cambiar la manera en la que se entiende la evolución.

Sin el gen que controla la insulina, el Pdx1, el animal no podría sobrevivir, así que tenía que estar en alguna parte

Cuando el grupo de científicos capitaneados por Heargreaves empezó a buscar un gen llamado Pdx1, el que controla la secreción de insulina, se dieron cuenta de que estaba perdido, al igual que otros 87 que lo rodean en la secuencia habitual. Sin el Pdx1 el animal no podría sobrevivir, así que tenía que estar en alguna parte.

La primera pista que hallaron para encontrarlo fue que en los jerbos estaban las sustancias químicas que las instrucciones que dan los genes “perdidos” generarían. Eso solo era posible si, efectivamente, estaban en el genoma. Así que en realidad no estaban realmente desaparecidos, sino “escondidos.

Extrañas mutaciones

La secuencia de ADN de estos genes es muy abundante en moléculas G y C (dos de las cuatro esenciales en la cadena). La experiencia de muchos científicos apunta a que algunas tecnologías tienen dificultades para hallar determinadas secuencias ricas en G y C. Por ese motivo, el grupo de Heargreaves, llamó a las moléculas ocultas "ADN oscuro", como una referencia a la materia oscura que configura una buena parte del universo y mediatiza su comportamiento.

Mientras progresaban en el estudio del genoma del jerbo, se dieron cuenta de que presentaba particulares mutaciones que también estaban presentes en otras clases de roedores. Todas eran muy numerosas en moléculas G y C y se habían transformado hasta tal punto que era muy difícil localizarlas usando los métodos habituales. “Era como hacer una cuenta atrás solamente usando vocales”, ejemplifica el investigador.

Las mutaciones de ADN son muy habituales y suceden completamente por azar, después entra en juego la evolución

Esta clase de 'genoma oscuro' ya se había encontrado en pájaros. Algunos científicos descubrieron que 274 genes estaban desaparecidos de la secuencia de los pájaros. En este caso, también había abundancia de moléculas G y C.

Las definiciones de la evolución al uso afirman que hay dos etapas: una mutación seguida de una selección natural. Las mutaciones de ADN son muy habituales y suceden completamente por azar. La selección natural, después, determina si esas mutaciones se mantienen o no, generalmente dependiendo de la capacidad para reproducirse. Pero estas llamativas mutaciones sin genoma apuntan a que los algunos genes tienen más posibilidades de mutar que otros. De ese modo, también pueden influir en la evolución.

¿Qué papel juega?

Así que el ADN oscuro parece que está presente en dos tipos de animal muy distintos. Pero lo que aún no está claro es cuanto de extendido está: ¿tienen todos los animales ADN oscuro? Y en caso contrario, por qué los jerbos y los pájaros son tan especiales? La parte más interesante de esta investigación es resolver el papel de esta clase de genes en la historia de la evolución.

En el caso del jerbo, su mutación hizo posible que se adaptase a la vida en el desierto. Pero, por otra parte, dice Heargreaves, “lo hizo tan deprisa que la evolución natural de las especies no tuvo tiempo para eliminar nada negativo del ADN”.

Las secuencias de ADN tienen muchas partes indescifrables. Son las que se llamaron genoma ‘oscuro’ o ‘basura’ y que llegan a suponer hasta el 95% del total. Desde 2010, a través de una tecnología más sofisticada, se han ido descubriendo partes muy relevantes de estas zonas veladas. El investigador Adam Hargreaves narra en ‘The Conversation’ su particular aventura con lo que él llama 'genoma oscuro' (que no es exactamente lo mismo a lo que otros grupos de científicos se refieren) tratando de analizar los genes responsables de la producción de insulina en esos pequeños ratoncillos del desierto conocidos como jerbos.

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