"Mi marido me engañó con una más joven. Quise vengarme e hice lo más difícil"
Amanda Chatel te explica cómo superar una ruptura y olvidar que te estaban engañando con una chica 27 años menor que tú
Perdonar es difícil y más aún cuando estás enamorado. Que tu pareja sea infiel y lo haga con alguien mucho más joven es un trago que muchos no soportan. Las relaciones de hoy se pueden establecer de incontables maneras, desde la clásica monogamia hasta las relaciones poliamorosas, pasando por todo tipo de variaciones. Sin embargo, en una pacto de exclusividad, mujeres y hombres tienen diferentes conceptos para definir qué considerarían un engaño.
Según un estudio publicado recientemente por la revista británica 'Sexual and Relationship Therapy', los hombres tienden a considerar más los actos físicos que los emocionales como una infidelidad, mientras que en las mujeres ambos estarían igualados. Amanda Chatel, sexóloga y escritora en diferentes medios de comunicación, escribió una carta expresando todo lo que sentía y cómo ha conseguido perdonar a su ex tras engañarla con una chica más jóven:
"He estado vagando mucho tiempo con el corazón roto. Cuando descubrí que mi marido Oliver me había estado engañando durante dos años, estaba seguro que nunca me recuperaría. Sobre todo porque la chica con la que había estado quedando era 27 años menor que él. Estuve devastada, humillada y no tenía palabras para expresar lo mal que me sentía, un jarro de agua fría que si lo pienso, aún me hace sentir furiosa.
En las semanas y meses posteriores de enterarme, emprendí un viaje, no solo uno conmigo misma sino uno hacia el odio a Oliver. Tuve una extravagantre fiesta de divorcio en una conocida discoteca, fui a Nueva Orleans donde busqué una sacerdotisa que le hiciera vudú y lo maldijera y viajé hasta Tailandia y Camboya para "encontrarme" hasta volver a París, el lugar donde nuestra historia de amor había comenzado. Cada paso que daba me enfurecía más y me hacía sentir herida y enfadada mientras rezaba a Dios porque un rayo atravesara a mi ex o un camión lo atropellara y lo mutilara dejándolo desfigurado para siempre".
Venganza
"Estaba tan enfadada que busqué en Google si podría mandarle un caja llena de mierda de caballo como venganza. Lo que no puedas encontrar en internet no existe, así que por el módico precio de 12,95 euros puedes enviarle a quien quieras (a través de shitexpress.com), en este caso al capullo de mi ex, una caja con excrementos equinos (o cualquier animal) que quise encargar con gusto y con una sonrisa más grande que la del Joker. Pero finalmente me rajé y no lo hice. Pensé que ninguno de los dos merecía cualquier gasto o esfuerzo de mi persona".
Divorcio
"En mi mente, la muerte era demasiado fácil y él no se merecía algo así, él merecía sufrir inconmesurablemente todo el tiempo que le quedara por vivir en el planeta. Alrededor de un año después de que descubriera la verdad sobre él y su amante, empezamos el papeleo del divorcio. Oliver todavía no podía pagar la mitad de la demanda y yo, que había aguantado todo el peso familiar y estuve sosteniendo la relación, decidí pagarla. Pensándolo bien, yo era capaz de eso y mucho más y podía vivir con ello, total, una cosa más que añadir a la lista de desplantes que me había hecho y las cuales él no podía hacer lo correcto.
Durante una de las últimas conversaciones, estuvimos mirando qué fondos tenía, qué gastos no podía pagar y qué obligaciones financieras nunca podría tener. Así, me di cuenta de de algo más importante: ni yo merecía a Oliver ni él a mí. Merecer es una palabra divertida. Al final del día siempre sueles preguntarte si lo que tienes es lo que deberías y entras en un debate constante por las cosas: ¿me merezco esta copa de vino por haberlo pagado todo? ¿Me merezco una vida mejor que la suya porque trabajo más duro? ¿Qué significa merecer?
He vagado mucho tiempo con el corazón roto. Cuando descubrí que mi marido Oliver me había engañado, estaba segura de que no me recuperaría
Oliver ama sin prejuicios. Le encanta hacerlo así, casi como un niño quiere a un unicornio siendo feliz para siempre. Él ama de una manera que yo soy incapaz. Yo, por otra parte, soy ambiciosa y quiero crecer y mejorar constantemente en el trabajo, quizá hasta llegar a un punto enfermizo. Puse valores en cosas como el éxito y el reconocimiento: dos cosas que a él no le importaban nada".
"El amor es algo secundario, supongo. El algo en lo que no pondría a una sola apuesta y Oliver lo haría todo a una. Por mucho que me doliera, éramos y somos demasiado diferentes. No supe apreciar lo bueno que tenía ni viceversa y eso significaba que no nos merecíamos el uno al otro. No te mereces lo que no puedes apreciar. Mi padre me dijo una vez que se necesita pasar un infierno para ser una persona fuerte que comprenda eldolor. Se necesita una comprensión profunda de la humanidad y todos sus defectos para ser capaz de mirar más allá a través de una situación y admitir que ha sido un error.
Esto es lo que fuimos. Un error. Una equivocación desde el principio. Un montón de mierda literal y metafóricamente por no darnos cuenta de ello. Y aún así eso no disminuía lo que sentíamos el uno por el otro. Lo amé tanto como pude y lo hacía con todo lo que tenía, que era mucho más de lo que podía dar".
Perdonar es difícil
"Cuando le dije: 'Te perdono', las palabras se me escaparon antes de que yo me diera cuenta de lo que había sucedido. Después hubo un silencio y lo dije de nuevo una y otra vez: 'te perdono, te perdono, te perdono, te estoy perdonando'. Nunca pensé que lo haría. Había estado vagando con el corazón roto, ahogándome en océanos y mares a miles de kilómetros de distancia. Había cruzado selvas maldiciéndole, había nadado entre tiburones (literalmente, en Ciudad del Cabo) para acabar perdonando.
Yo lo amaba y el me había amado, ¿no debería contar eso? ¿No tendría que valer la pena todo lo que habíamos pasado, bueno y malo, para recordarlo? Sí. He estado tres veces enamorada y nunca seré capaz de explicar con las palabras precisas lo que le he querido porque el amor no está hecho para explicarlo con palabras, no debe reducirse a eso. Lo perdoné porque lo amaba y porque todavía lo hago, porque siempre lo haré y cuidaré de él, porque lo merecemos".
Librarse de la ira
"El pasado abril estuve en París y volví a encontrarme con él. Almorzamos juntos en Montmatre, dimos una vuelta por ese barrio como habíamos hecho unas 100 veces antes y me sentí bien. Cuando cruzó la calle, corriendo ridículamente tarde como siempre, me sentí feliz porque ya no estuviéramos juntos. Éramos amigos y eso era lo bueno. Al fin podía respirar tranquila. Mi aliento se escapó cuando le miré a los ojos por primera vez y fue un alivio por no sentir ira.
Perdonar es difícil y en muchas ocasiones imposible. Jamás pensé que lo haría con Oliver. Nunca pensé en respirar de nuevo. Nunca. Pero todos merecemos suna segunda oportunidad de respirar tranquila y profundamente, sin cólera, y continuar con la vida que queremos. Siempre he creído que el amor es fugaz, que no es permanente porque la vida misma no lo es. Y dado que ese es el caso, ¿no merecemos librarnos de la ira y amar a la gente que hemos querido tanto y perdonar sus indiscrecciones humanas? Sí".
Perdonar es difícil y más aún cuando estás enamorado. Que tu pareja sea infiel y lo haga con alguien mucho más joven es un trago que muchos no soportan. Las relaciones de hoy se pueden establecer de incontables maneras, desde la clásica monogamia hasta las relaciones poliamorosas, pasando por todo tipo de variaciones. Sin embargo, en una pacto de exclusividad, mujeres y hombres tienen diferentes conceptos para definir qué considerarían un engaño.
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