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Este clip lo ha diseñado Prada y cuesta 160 €: el lujo en el año 2017
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El sorprendente poder de un logotipo

Este clip lo ha diseñado Prada y cuesta 160 €: el lujo en el año 2017

Mide apenas seis centímetros y está fabricado en plata de ley, pero por su forma y su función es difícil encontrarle otra utilidad que supere a la de un accesorio de papelería

Foto: El objeto de lujo en cuestión. (Prada)
El objeto de lujo en cuestión. (Prada)

Un objeto puede fabricarse con los mejores materiales, estar bien diseñado para facilitarle la vida al consumidor o brindar, incluso, una utilidad que ningún otro artilugio en el mercado es capaz de ofrecer, pero ninguna de estas tres cualidades tiene por qué ser un condicionante que acabe alzando su precio a cifras desorbitadas.

Durante siglos, el hombre, como buen animal simbólico, ha proyectado en objetos religiosos o artísticos ciertas propiedades mágicas que les otorgaban un valor incalculable. En un mundo mucho menos espiritual, dicho anhelo se ha trasladado de los crucifijos, las medallas, las telas o las esculturas a los objetos más típicos de una existencia mucho más material. En ese cambio de paradigma, el signo que hoy en día otorga un atractivo especial al objeto y lo acaba haciendo más deseable y codiciado es, sin duda, la marca, con el consiguiente prestigio que va asociado a ella.

El objeto mide 6,25 centímetros por 2,25 y la única característica de diseño es el pequeño logotipo de la marca grabado en uno de sus bordes

Basta, a veces, colocar un logotipo de renombre sobre cualquier accesorio, por banal que este sea, para que el mismo vea multiplicado su atractivo. Y si no, ahí está como ejemplo la última extravagancia de la compañía Prada que ha causado un importante revuelo en redes sociales como Twitter.

Convertir lo ordinario en exclusivo

Realizado en plata de ley, y vendido por unos 160 euros (185 dólares) en los almacenes de lujo Barneys, la firma de moda ha puesto a disposición de sus incondicionales un clip para sujetar billetes. El objeto mide solo 6,25 centímetros de largo por 2,25 centímetro de ancho y la única característica de diseño es el pequeño logotipo de la marca italiana grabado en uno de sus bordes.

Desde un punto de vista útil es difícil encontrar diferencia alguna entre este clip y uno corriente de los que se utilizan en papelería. Por ello, los internautas que se han topado con esta excentricidad encuentran totalmente injustificado tamaño desembolso.

“¿Puede alguien explicarme cómo Prada está vendiendo un clip por 140 libras? ¿Me estoy perdiendo algo? A ese precio, más le vale concederme tres deseos", expresa indignada esta usuaria.

“Para cuando consiga comprar el clip no tendré suficientes billetes que sujetar”. Explica con humor Brown Suga.

“Prada está vendiendo un clip de 185 dólares y ni siquiera te ayuda a escribir un currículum vitae” cuenta Matt Fernández comparando el objeto con Clippy, el polémico asistente de Microsoft Office.

Con todo, en la misma página de Barneys se pueden encontrar clips para billetes de Louis Vuiton, Cartier o Gucci con precios muy parecidos. ¿Más ejemplos estrafalarios? La marca de monopatines Supreme sacó el año pasado un ladrillo con su logo por 30 dólares que se esfumó de sus tiendas rápidamente y multiplicó su valor en eBay. A comienzos de 2017 Chanel nos sorprendía con un búmeran (sí, un búmeran) que se puso a la venta por 1.260 euros siendo acusada de ridiculizar con él a ciertas culturas indígenas.

placeholder Foto: Chanel.
Foto: Chanel.

¿Cuando uno pertenece a una clase social exclusiva tiene derecho a que sus objetos cotidianos se imbuyan también de un aura especial? Podemos entender el halo que transmite a lo material un simple logotipo, pero parece que estos excesos sobrepasan, en cualquier caso, los aspectos de estatus que la mayoría de mortales son capaces de asumir.

Un objeto puede fabricarse con los mejores materiales, estar bien diseñado para facilitarle la vida al consumidor o brindar, incluso, una utilidad que ningún otro artilugio en el mercado es capaz de ofrecer, pero ninguna de estas tres cualidades tiene por qué ser un condicionante que acabe alzando su precio a cifras desorbitadas.

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